viernes, 26 de diciembre de 2014

Lista: Diez films clásicos de Navidad.




Entre panetón, adornitos luminosos y regalos, ver una película familiar, edificante y algo graciosa se ha convertido en un nuevo clásico para nuestras fiestas de fin de año. Sentarse con los más queridos, guarecidos quizás del chaparrón estacional y el húmedo clima –que este año se demora en llegar– es doblemente gratificante si se hace con una buena cinta al frente y una taza de chocolate caliente. Es por eso que -y como diría mí casera- sin compromiso alguno, les presento diez opciones que podrán ver una y otra vez estos días de fin de año:

1. EL BUEN PASTOR y LAS CAMPANAS DE SANTAMARÍA (Leo MacCarey, 1944/1945 – Musical). Bing Crosby es un párroco norteamericano dotado de un extraordinario buen humor y espíritu de servicio. En la secuela Ingrid Bergman hará de la religiosa quien hará las veces de la horma de su zapato. Oscar a la mejor película en 1944.

2. ¡QUÉ BELLO ES VIVIR! (Franz Capra, 1946 – Drama): Ícono de este subgénero y la más vista en EEUU por estas  fechas. La redención de un hombre en la época más propicia del año para el perdón y la reconciliación. Sencilla a la vez que enternecedora. 

3. MILAGRO EN LA CALLE 34 (George Seaton, 1947 – Drama): Un inesperado reemplazo de Santa Claus inundará de fantasía a una familia. Hermoso film de la década de los 40’ que ha merecido unas no tan afortunadas nuevas versiones. Ganadora de tres Premios de la Academia.

4. BLANCA NAVIDAD (Michael Curtiz, 1954 - Musical): Otra con Bing Crosby. Un entretenido musical en el contexto de la Segunda Guerra Mundial en el que habrá humor de sobra. Muy recomendable.  

5. LOS FANTASMAS CONTRAATACAN (Richard Donner, 1988 – Comedia): La historia del tacaño Ebenezer Scrooge, protagonista del “Cuento de navidad” de Dickens, en clave moderna. Bill Murray hará de este drama navideño un buen motivo para reír.

6. LOCA NOCHEBUENA (Jeremiah S. Chechik, 1989 – Comedia): Un típico film noventero. Todas las angustias de estas fiestas contadas con el particular humor de Chevy Chase. Gags, gags y más gags.

7. MI POBRE ANGELITO I y II (Chris Columbus, 1990/1992 – Comedia): A estas alturas un clásico moderno. Gracias a la pobre oferta de la televisión nacional veremos ante nuestras pantallas –una vez más– las inagotables travesuras de Macaulay Culkin. La película navideña más taquillera de todos los tiempos.

8. EL GRINCH (Ron Howard, 2000 – Fantasía): La versión de Jim Carrey del simpático duende que quiere robar la navidad. A pesar de su simplicidad y la sobreactuación de Carrey, te suele sacar una sonrisa. La ingeniosa escenografía y el vestuario son de destacar.

9. TOKYO GODFATHER (Satoshi Kon, 2003 – Animación): Una película de navidad diferente. Tres vagabundos recibirán una sorpresa la víspera de la navidad: un bebé abandonado caerá en sus manos. Ella será la estrella por la que recorrerán su pasado en busca de redención. Una gran historia.

10. EL EXPRESO POLAR (Robert Zemeckis, 2004 - Animación): Del creador de “Volver al futuro”, lo último y mejor de la animación para niños. Alarde de tecnología más un poco aburrido guión. La rica imaginación infantil suplirá lo que haga falta, disimulando la actuación de un Tom Hanks tan versátil como una licuadora de dos velocidades.




martes, 16 de diciembre de 2014

Soldado que huye, sirve para otra guerra: La Gran Guerra

Soldado que huye, sirve para otra guerra: La Gran Guerra, de Mario Monicelli
Mario Monicelli: La grande guerra. Cyrk, Dino de Laurentis Productions, Italia, 1959. 135 min.



“Soldado que huye, sirve para otra guerra” es un famoso dicho italiano que ha forjado la fama de los militares de ese país, en las finales confrontaciones del siglo XX. Despreocupado, soñador, profundamente arraigado a la vida, el italiano en armas ha sido retratado por el cine como un gran hombre, pero como un pésimo soldado.  Siguiendo esta línea, películas recientes como “Mediterráneo” (1991) y la que nos ocupa “La Gran Guerra” (1959) habrán dado cuenta de la vida de sus combatientes en las dos últimas guerras mundiales, conjugando diestramente en ellas  humor y tragedia; película en la que tres íconos del cine popular de postguerra –Alberto Sordi, Vittorio Gassman, Silvana Mangano– serán los artífices de un film ameno y fresco, a la vez que un bello retrato del alma humana.
 Giovanni Busacca (Gassman) es un campesino milanés de espíritu libertario, que buscará la ayuda de un recluta romano, Oreste Jacovacci (Sordi) para evitar ser enrolado en el ejército a finales de la Primera Guerra Mundial. Luego de ser continuamente engañado por Jacovacci –en una serie de memorables secuencias cómicas– y de vivir las penurias de la disciplina militar y el sacrificio en las trincheras, Busacca trabará una peculiar amistad con su rival, viviendo ambos situaciones únicas de cara al peligro. Mientras tanto terminaría involucrándose con Constantina (Mangano), una prostituta “de campaña” con la que viviría relación amorosa repleta de desatino y comedia; romance en el que también florecerá la ternura en la persona del bebé de Constantina, quien lejos de su madre será atendido por Busacca.  Rodada en el contexto de la Batalla del Piave, la última y casi definitiva ofensiva germana en el norte de Italia, “La Grande Guerra” recrea aquellos difíciles –y gloriosos– episodios en el que la nación italiana pudo frenar el avance alemán a unos pocos kilómetros de Venecia.

La muerte, el dolor y el compañerismo forjarán a estos dos anti-héroes –cobardes y juerguistas, insubordinados y aprovechadores– quienes por otra parte darán testimonio de sacrificio y patriotismo despojado de cualquier artilugio lírico. Así pues, hasta las miserias del día a día del soldado –las salidas, el rancho, los ejercicios militares– serán ilustrados con intenso realismo en todo su dolor y grandeza. Al ritmo de las populares canciones de los Bersaglieri y los Alpini, célebres divisiones del ejército italiano, todo el drama de un pueblo se dejará sentir en cada uno de los personajes –simpáticos estereotipos– que lo representan en el drama.


Gracias a una vistosa fotografía, una excepcional dirección, y sobre todo, un divertido a la vez que reflexivo guión –adaptado para el gusto popular sin sacrificar la calidad–, La Gran Guerra se convierte en un ejemplo de aquellos films “de masas” que poseen todos los atributos de una cinta compleja y de trascendencia. En suma, por estas dos características deberá considerarse como un clásico del cine bélico. Película conmovedora y divertida, retrato fiel de un pueblo y de su particular vocación de valentía.