tag:blogger.com,1999:blog-7749171402049133342024-03-05T12:18:40.778-08:00Menipo el can(Reseñas cinematográficas y más)César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.comBlogger118125tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-29669613206674165322023-09-26T04:38:00.006-07:002023-09-26T04:38:58.486-07:00Los laberintos de un mito: Chinkanas del Cuzco, de Enrique Zavala.<p><b>Los laberintos de un mito: Chinkanas del Cuzco, de Enrique Zavala.</b></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 17.12px; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Enrique Zavala (2023) <i>Chinkanas del Cuzco</i>. <i>Los laberintos de un mito.</i> Arequipa: Edición del autor. </span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDNyEBow3nKGpdZWjmfSrZEQYWu-sC1miik1k8_itMZsTWeMSPzmH0PwsG4NNaz0Ci9a7qhTr1EsKYeKbtyrmK9tRiI-ZG6ErGIdeer4-q0gWufDumopFSTa9RvzcJwLhaMK1z2R3d9edJUsjHLuenoTWbF9R6lv3fHjafk9OwHDOBNJf4XewUkU2sxO0/s1018/chinkanas%20zaVala.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1018" data-original-width="698" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDNyEBow3nKGpdZWjmfSrZEQYWu-sC1miik1k8_itMZsTWeMSPzmH0PwsG4NNaz0Ci9a7qhTr1EsKYeKbtyrmK9tRiI-ZG6ErGIdeer4-q0gWufDumopFSTa9RvzcJwLhaMK1z2R3d9edJUsjHLuenoTWbF9R6lv3fHjafk9OwHDOBNJf4XewUkU2sxO0/s320/chinkanas%20zaVala.jpg" width="219" /></a></div><br /><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 17.12px; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Eran
los finales de los 90’y yo viajaba sólo por primera vez a Cuzco. Siempre me
había fascinado el pasear por esa maravillosa ciudad desde que la conocí de
niño, buenos años atrás. Sin embargo, en esa ocasión, mi admiración por su
pasado y hermosa arquitectura se conjugaban con las ganas de diversión
nocturna, de la que la ciudad también era famosa. La primera noche de nuestra
estadía nos dirigimos a una conocida discoteca en el centro de la ciudad, de la
que recuerdo, sobre todo, un hermoso muro inca que le servía de escenario. Si
bien nuestra intención era pasar un buen y relajado rato en esos primeros años
de juventud, el peso de la historia y la cultura de aquella gran ciudad nunca
pudo –ni puede– sustraerse del todo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Así
pues, luego de conocer y departir con algunos jóvenes y chicas oriundos de
aquel lugar, entre copa y copa, conocí por primera vez la historia de la
Chinkana. Recuerdo que era de madrugada y, atravesando las calles, vimos una
oquedad en una pared de piedra bien pulimentada. Una muchacha, a partir de ella
contó la historia del laberinto subterráneo del Cuzco; de los muchachos
perdidos y enloquecidos en su interior; del choclo de oro con el que salió el
único afortunado de las incursiones a los túneles prehispánicos; y como ese
camino bajo tierra –clausurado en esas fechas por razones de seguridad– partía
de Sacsayhuaman hasta el Koricancha, atravesando subterráneamente los puntos
neurálgicos y más emblemáticos de la urbe, y en cuyos pasadizos y grutas se
encontraba el tesoro de los Incas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Francamente,
sin dejar de gozar con esas historias que tenían mucho de leyenda urbana –como
las que se cuentas en Arequipa de Mónica la Condenada y de los tapados
enterrados en las crestas del Pichu Pichu– que siempre caen bien en una
incursión nocturna, las concebí como meros cuentos que la tradición oral
atesora por motivos de chanza o hasta por fines truculentos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
las numerosas veces que he ido a Cuzco –a Dios, gracias– nunca he dejado de
escuchar, por alguna u otra razón, ciertos relatos más sobre la Chinkana. Sin
embargo, y como todo en esta vida, fui perdiendo paulatinamente el interés en
ella, a la vez que los giros y versiones sobre su existencia se hacían cada vez
más inverosímiles como “redituables” en boca de guías sin formación académica y
especializados en el “turismo esotérico” (guías que, por otra parte, deben ser
causantes de gran parte del descalabro patrimonial de la ciudad, luego de que fomenten
manosear compulsivamente a las magníficas rocas en busca de unos cuantos voltios
de “energía mística”). Afortunadamente, hace unos días, llegó a mis manos un
libro que desbarató mis creencias –o, mejor dicho, incredulidades– sobre el
tema. Se trata de “Chinkanas del Cuzco”, texto escrito por el destacado
periodista local, Enrique Zavala, quien hace algunos años dedicara también interesantes
líneas sobre Juanita, la doncella del Ampato. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Con
un estilo ágil y ameno, Zavala se interna en el laberinto de recuerdos,
opiniones y rumores que existen sobre las Chinkanas del Cuzco. A manera de un
reportaje periodístico, el comunicador arequipeño reconstruye la imagen del
mito para acercarse a la realidad de la mano de antropólogos e historiadores;
de cronistas y arqueólogos que han intentado descubrir los secretos de unos
túneles que, supuestamente, recorren las profundidades del Cuzco. Es aquí donde
vale la pena rescatar la conocida habilidad de Zavala como entrevistador, ya
que el libro está estructurado, más que como una narración, como una amplia y
plural entrevista; un poliedro de emociones, vivencias y opiniones desde donde
emerge –a duras penas– la verdad detrás de la leyenda. Zavala se enfoca, además
de lo científico y lo técnico, en lo que verdaderamente importa: en las
personas. No sólo su testimonio es el que acoge y proyecta de una manera
empática y respetuosa (en las antípodas de los periodistas/entrevistadores
nacionales, quienes se han educado en la academia de la vejación y maltrato
sistemático a sus contertulios, haciendo fiel reflejo de la vil clase política
a la que pretenden censurar con moralina vergonzosa). Zavala, en su texto,
“sacrifica” y paradójicamente a la vez potencia el tema central del libro –la
Chinkana– para poner el reflector sobre sus interlocutores, iluminando también
parte de su historia para hacer más visible la de la ciudad imperial y sus
misterios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Chinkanas
del Cuzco”, luego, no sólo trata de ruinas y patrimonio que espera ser
descubierto. Es un libro que, fundamentalmente, retrata una búsqueda como
sinfonía a muchas voces, en la que los interlocutores son importantes. En su
obra se muestran valiosas tanto las galerías ancestrales subterráneas de los
Incas, como los recuerdos de los amigos, el esfuerzo de los académicos y el
sentir y decir popular sobre algo que, si aún no existiese, ya tendría
suficiente entidad para ser admirado sólo por el hecho de tener un lugar en la
memoria.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Finalmente, “Chinkanas del Cuzco” es un libro
muy recomendable, por lo provechoso, informativo y divertido que resulta. En el
cruce de caminos de la crónica, el informe científico y la novela policial, su
ágil lectura hace las delicias del público especializado o lego. Constituye,
luego, un ejercicio de escritura digno de emular y de difundirse al estar a
caballo entre los trabajos netamente académicos –y, por lo tanto, sólo aptos
para iniciados– y los de “divulgación”, que en su mayoría repiten sólo tópicos
consabidos y mentirosos de nuestra historia, y que a la vez parecen apéndices
mediocres de un manual escolar. El libro de Enrique Zavala se presenta en la
Feria Internacional del Libro de Arequipa (FIL) el lunes 25 de setiembre a las
18:00 hs. Agradecemos, pues, su publicación y al autor por emprender esta
aventura en los entresijos de una historia sin resolver. Esperamos leer más
títulos similares, ya que, al parecer, si queremos que alguien cuente una
historia sobre la Historia, es mejor que sea Zavala el que lo haga.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-36784182968039279312022-02-19T10:03:00.002-08:002022-02-19T10:03:21.168-08:00 Poso de nostalgia: Solos de Madrugada.<p> <b><span lang="ES-MX">Poso de nostalgia:
Solos de Madrugada, de José Luis Garcí.</span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">José Luis Garcí (1978)
<i>Solos en la madrugada</i>. José Luis Tafur P.C. España. 102 min.<b><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEik50sopB4DhLBRUDCwb3qYQOIRgKUeOB81uOqIemNAgUEijNw4jvyjJAGqeMl3WQv-eUnGrbChm_ex1GJq72I_UPF1UsC25tYCRpfkMx2gKCNTW2_s1ktIZxLxW0qU0PRgFgzw3nSuVY3e6UpfQpFvoAa4Z3Mk9vzkGhqMOw241UsvtkRWHY2DQmdG=s419" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="419" data-original-width="300" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEik50sopB4DhLBRUDCwb3qYQOIRgKUeOB81uOqIemNAgUEijNw4jvyjJAGqeMl3WQv-eUnGrbChm_ex1GJq72I_UPF1UsC25tYCRpfkMx2gKCNTW2_s1ktIZxLxW0qU0PRgFgzw3nSuVY3e6UpfQpFvoAa4Z3Mk9vzkGhqMOw241UsvtkRWHY2DQmdG=s320" width="229" /></a></div><br /><o:p><br /></o:p><p></p><p class="MsoNormal"><span style="text-align: justify;">Escribo estas breves líneas desde la metrópoli,
apremiado por la nostalgia. Hace poco, en una noche sonámbula, una película a
medio comenzar –una de esas que, por lo inesperadas, se convierten tanto en una
epifanía como en un regalo– me hizo confrontarme, como frente a un espejo, con
mi propia melancolía. Pero en ella había algo más. Gracias a la cinta –que
después supe que pertenecía a José Luis Garcí, el conductor de </span><i style="text-align: justify;">¡Qué grande
es el cine!</i><span style="text-align: justify;">, mítico programa de mi cinefilia– pude entrever un poco aquellas
cuestiones que sobre España –nuestra madre, para bien o para mal– que continuamente
se me habían suscito. Y más allá del periodo –el de la Transición Española– que
describe con maestría, como señalan unánimemente los entendidos, la película
nos remite a un aspecto más metafísico de la identidad española.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La película<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">José (José Sacramento) es un periodista y
activista democrático, que conduce un programa de radio en la madrugada. En
tiempos de la transición, los vientos de cambio parecieran haber coronado una
vida consagrada a la búsqueda de la libertad. Sin embargo, su vida se ve más
oscura y marchita que antes. Su relación matrimonial está rota y el vínculo con
sus hijos es precario. Detrás, como escenario, retumba el ruido angustiante de
un nuevo régimen democrático en ciernes, expectativa y a la vez cierto temor. Los
cambios radicales solo se detienen cuando, en la madrugada, José entra en una
cómplice tertulia con </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«30 millones de oyentes» <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">En medio
de su vida en decadencia hace aparición Maite, una joven antropóloga, quien se
decide a hacerle vivir una «relación libre y moderna». A la vez que le
manifiesta admiración por su vieja historia de lucha por la libertad, no duda
en considerarlo anticuado y pacato para esa nueva Europa de la que aspiraba gozar.
Finalmente, su joven y devota ayudante, Lola, está también enamorada de José,
aunque él no lo nota pues anda fuera de rumbo. Este extraviado José</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> –esperpento trágico magníficamente
retratado por Sacramento–</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">, luego, es amado y admirado por
tres mujeres que, a la vez, lo consideran ya digno de una etapa que se va. Al
tiempo se convierte en ese precursor de la democracia, quien sacrificó hasta su
familia por ella, pero que se ve desplazado por el momento por el que
luchó.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Tierra de quijotes<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">España es tierra de contrastes y de pasiones. Su
exuberancia, que va desde la ampulosa aflicción de sus tristes nazarenos, hasta
la algarabía de su picaresca y folclore, pasando por sus pasiones políticas pródigas
de una crueldad inimaginable, así lo ilustra. Ya lo recordaría Martín Adán al
referirse a esa peculiar </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«razón ascética del godo romanizado,
del goce como en Dios, de la satisfacción como el sino». O como lo diría más
lacónicamente Barrés: «es típico de España la exaltación de los sentimientos».
En esa prodigiosa tierra, por la intensidad de su ser, parece que la vida se
vive dos veces. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Pero hay
algo más impactante y admirable –hasta lo épico– en el carácter español. Algo
difícil de entrever porque se esconde en la casi imposible mixtura del candor
infantil (o una permanente nostalgia por esta etapa) con cierto ánimo sombrío
más propio de las edades vencidas, tardías. Se trata del espíritu trágico español
que, como al Quijote, le es quintaesencial. España es el rincón de los
proyectos fracasados, de las ilusiones truncas. Una tierra en la que, además,
todo empeño –¡y vaya que sí se ha puesto empeño!– parece que ha quedado baldío.
Sus magníficas y colosales empresas –como quien va convencido, y con toda
intensidad, a darse <i>de leches</i> con molinos de vientos después de
atravesar innavegables océanos en busca de dorados o ciudades de la fe– se
desvanecen por el empuje de una historia que siempre se le ha dado por pisotear
sus anhelos. España, como la gran y espiritual Rusia (ya que, a decir de Emile
Cioran, junto con ella resultan los dos ojos de Dios en la tierra), vive
siempre <i>a placé</i> y en los márgenes del tiempo y del espacio. Por eso las
revoluciones y modernidades le vienen constantemente a contratiempo. Cada tanto
le cambian el guion al mundo, y esta tierra caliente estaba tan empeñada en
seguirlo que le friega (como a Vallejo le fregaban los cóndores) cuando hay que
reaprender la lección. Luego, a tomárselo con humor y a guardar esa buena dosis
de desconsuelo en los pozos del alma. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Así
pues, poco a poco, el carácter español –otrora recio y empeñoso como un cruzado,
a la vez que jocoso como un pícaro– se ha ido agriando con los años, al punto
de devenir en una hosquedad disimulada con buenos modales. El último crepúsculo
de los dioses que vivió España –su último parricidio– fue la caída de Franco y
todo su régimen «tradicional». A cambio, el espíritu de los tiempos prometió
esa «progresiva vanguardia», traicionera y mudable como mala mujer de folletín.
No quedaba de otra y, a pesar que los más avispados sabían que se embarcaban en
otra tarea que desde ya mostraba la hilacha, se hizo de tripas, corazón, y con
un mohín que no ocultaba el fastidio, se dio el paso con un optimismo al que le
sobraba decisión, pero al que le faltaba fe. No es la gota que rebalsó el vaso,
pero el desencanto se acentúa progresivamente. Malestar que puede degenerar en
violencia si los tules del arte no lo arropan para que se convierta en inocente
melancolía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Radiografía
de la nostalgia<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Solos de
Madrugada (1978) es una radiografía del último de estos cambios de rumbo en la
tierra de Cervantes. En ella se puede observar, con dulzura y sin aspavientos,
las luces y sombras en el provenir de esa nueva aurora democrática. En ella se
narra la historia de los proyectos perdidos y los porvenires dudosos,
esforzados. En una Madrid oscura, frágil, íntima –una Madrid de madrugada–
José, el personaje de la historia, vive dislocado entre los amores inviables y
los negados. Solo lleva –esmirriado él hasta el chiste, como un cristo– su
optimismo a toda prueba. Insiste en ser ingenuo como un niño –como aquel que él
añora– aunque la tristeza lo hostigue con sus gélidos y solitarios amaneceres. Y
a pesar que la nostalgia se le encharque, planta cara como todo un buen
español, como aquellos que resistieron inútilmente en Filipinas 337 días porque
nadie les había dicho que ya habían enmendado la plana. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">La
tragedia española no suena como la alemana, y no hay puesta en escena y
tramoyistas detrás de ella. Es simple y letal como una rosa.
Desconsoladoramente hermosa cuando se la mira bien, como hizo Garcí con Solos
en la madrugada. </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></p><br /><p></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-72439654286309467212022-01-31T07:32:00.003-08:002022-02-01T17:25:40.814-08:00Sísifo en Japón: La Isla desnuda.<p> </p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><span lang="ES-MX">Sísifo en Japón: La
Isla desnuda, de Kaneto Shindo.<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal">
<span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Kaneto Shindo (1960) <i>Hadaka
no shima</i>. Kindai Eiga Kyokai. Japón. 98 min</span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhHJky7tF1kBFFtKmlxTaTn8bn5zFkLRgCDErdZTX-q2NtnQDdUsi0_nfuQ_SFaVmgN5kNkhR8IdfJehiAEP29hZiN5aQgMKPQbRVSQtlnEF6UAfpHfaQsCSdr4CBLxq2gqXaOpAs3eYPwTN8bPeHfeE1-MTZ8bWFDj1_Nz1ryM_z1-Nq6KG30VRVPC=s265" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="265" data-original-width="187" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhHJky7tF1kBFFtKmlxTaTn8bn5zFkLRgCDErdZTX-q2NtnQDdUsi0_nfuQ_SFaVmgN5kNkhR8IdfJehiAEP29hZiN5aQgMKPQbRVSQtlnEF6UAfpHfaQsCSdr4CBLxq2gqXaOpAs3eYPwTN8bPeHfeE1-MTZ8bWFDj1_Nz1ryM_z1-Nq6KG30VRVPC" width="187" /></a></div><br /><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Según la mitología griega, Sísifo, hijo de Eolo
y rey de Corinto, incurrió en la impiedad y soberbia (<i>hibrys)</i>, negando
las leyes de los dioses para hacerse él mismo un “dios”. Señalan las antiguas historias
que, además de su tiránico mandato, y robar y asesinar viajeros para satisfacer
su codicia, reveló los secretos de los dioses. Zeus lo castigó y lo encadenó a
Tánatos, la muerte. Pero la soberbia de Sísifo no retrocedió. Antes de ser
condenado a vivir en el infierno, asociado a la muerte, exigió a su esposa
Mérope que incumpliera con los ritos funerarios prescritos por la costumbre. Ante
la afrenta, Hades, príncipe del inframundo, exigió venganza. Sísifo se ofreció
a exhortar a Mérope para que cumpla con sus deberes religiosos y satisfacer a
los dioses de ultratumba. Hades accedió. Sin embargo, una vez devuelto al mundo
de los vivos, Sísifo se resistió a volver, ofendiendo a los dioses (en especial
a Hades) hasta su muerte natural, en la ancianidad. Una vez restituido al
infierno –esta vez para siempre– fue condenado a cargar una enorme piedra hasta
lo alto de una montaña, desde donde la roca rodaba siempre cuesta abajo, obligando
al desdichado Sísifo a repetir su tarea para siempre. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Sísifo, el existencialismo y la Nouvelle Vague.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Este mito cautivó la imaginación de pensadores
y artistas de los años venideros. Especialmente, luego de la debacle vivida por
la humanidad luego de la Segunda Guerra Mundial, tuvo inusitada vigencia. A la
luz de esta historia filósofos existencialistas reflexionaron sobre la rebeldía
del hombre sobre la naturaleza y su destino, su sentido trágico siempre
enlazado a la muerte, y la futilidad de sus trabajos y empresas. Albert Camus
dedicaría un libro, publicado en 1942, a esta historia inmortal. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Inspirada por el existencialismo y otras
corrientes filosóficas de vanguardia, la cinematografía francesa revolucionaría
el séptimo arte entre los años sesenta y setenta. Directores como Truffaut,
Rohmer y sobre todo Godard renovarían radicalmente el mensaje y la forma de
hacer cine, iniciando lo que la crítica ha denominado la <i>Nouvelle vague, </i>o
Nueva ola francesa; movimiento artístico que repercutió internacionalmente y
rápida alcanzó seguidores en todos los rincones del orbe. Por su parte, Japón,
país de una tradición cinematográfica centenaria sería terreno fértil para sus
postulados artísticos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">En la Postguerra, Japón iniciaría su milagro
económico y un despegue social y cultural de mano de la liberalización que
impondría el gobierno de ocupación americano. Las libertades ideológicas antes
constreñidas por el nacionalismo florecerían, dando lugar a una época de
esplendor en el cine, allá por los años cincuenta. Sin embargo, la búsqueda de
mayor perfección formal y una preocupación profunda por la identidad, el futuro
y el sentido del Japón (después de eventos traumáticos como Hiroshima y
Nagasaki) empujarían a los jóvenes directores a formas menos convencionales y
más exigentes al espectador.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Es así como
nacería la Nueva ola japonesa, aquella que sin ceñirse férreamente a los
postulados artísticos de su par francés, lograría generar un mensaje y formato
original bajo su influencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Los directores más representativos de la Nueva
ola japonesa o <i>nūberu bāgu</i> serán: Nagisha Oshima (<i>Death by hanging,
1968; Merry Chrismas Mr. Lawrence, 1983)</i>, Masahiro Shinoda (<i>Los
pornógrafos, </i>1966), Yoshishige Yoshida (<i>Eros + Masacre</i>, 1969), y
Hiroshi Teshigahara (<i>La mujer de arena, </i>1964). Son famosos por su
experimentación con el lenguaje cinematográfico, obsesión por la fotografía y
sus problemas con la censura. Sin embargo, a pesar de no estar dentro de las
coordenadas temporales del movimiento, un hombre debe ser considerado el padre
de la Nueva ola japonesa: Kaneto Shindo. Este magnífico realizador en los
inicios de los años sesenta nos regalará una cinta que es como un verdadero
manifiesto del nuevo cine japonés. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«</span></b><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La isla desnuda</span></b><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">»</span></b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> <span style="mso-tab-count: 1;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Hadaka no shima</span></i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> (1960) es la decimoquinta cinta de Shindo, y
la más importante luego de su famosísima <i>Niños de Hiroshima</i> (1952). Como
lo hizo con esta película, discurre y medita a propósito de la condición
humana, ya no teniendo como telón de fondo la tragedia atómica, sino que se
centra –de manera más metafísica– en la vida rural japonesa. </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La isla desnuda</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">»</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> relata la
historia de una familia que habita una colina-islote en la prefectura de
Hiroshima (lugar de nacimiento del director). El lugar no cuenta con agua y la
pareja de esposos tiene que trasladarse varias veces al día hasta la ciudad de
Mihara para traerla en pequeños baldes. Luego los transportan a la cima de la
ladera, donde siembran algunos productos. Mientras tanto sus dos hijos ayudan
en las tareas del hogar y pescan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La cinta explota, fundamentalmente, el hermoso
paisaje, y lo contrapone con la historia de sufrimiento y angustia de la pareja
al tratar de sobreponerse a la inmensidad de la naturaleza. Una soberbia
fotografía del mar de Seto –que atraviesan todos los días para recoger el agua–
y de la propia isla desnuda y conquistada por los frágiles protagonistas, será
el eje de la obra. La película, asimismo, prácticamente no tiene diálogos. Toda
la intensidad del drama recae en las secuencias y en actuación –meramente
gestual– de Nobuko Otowa y Taiji Tonoyama (este último, un actor alcohólico que
se recuperó de su adicción durante el rodaje, al no poder acceder a la bebida
en ese paraje extremo). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Shindo nos trae a la memoria la historia de
Sísifo con su film. Ya no se trata del cruel rey corinto, sino de una simple
pareja de campesinos japoneses que, como un castigo (la vida misma), están
obligados a acarrear agua hasta la cima de una árida isla para sobrevivir,
mientras en los alrededores el progreso y desarrollo (simbolizados en el
comercio y cultura de postguerra) hacen patente que su lucha con la naturaleza
carece de sentido. A pesar de ello, ambos esposos –una magistral analogía de la
humanidad– no cejan en una tarea siempre titánica y dolorosa. Labor que se les
presenta sin razón de ser por momentos. Tan solo la felicidad de sus hijos –tan
fugaz que a veces no merece ese nombre– empuja a hombre y mujer a esa tarea
imposible. Sin embargo, Sísifo –el griego, no el japonés– irrumpe de nuevo en
la historia, esta vez no obligado a acarrear agua en una cubeta hasta la cima
de una colina, sino encadenando al inevitable Tánatos a los esposos. La muerte,
pues, llevará a los extremos la lucha existencial de los protagonistas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La isla desnuda es una película contemplativa.
Su lento ritmo y obsesión por la perfección visual pueden hacerla cansina al
espectador novato. Sin embargo, vale la pena verla; es más, debe meditársela. La
música de Hikaru Hayashi acompañará esta épica historia cotidiana, haciéndonos
remontarnos (cual otros Sísifos, con nuestro dolor a cuestas) a la cima de lo
dramático. Afortunadamente, desde la cumbre de la isla desnuda, y ante un
panorama de belleza invencible, arrojaremos nuestras penas al océano para no
cargarlas una vez más.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-9801658219192793392021-12-30T07:19:00.004-08:002021-12-31T06:19:17.583-08:00«No hay nadie como él»: Petrarca sobre Dante.<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">«No hay
nadie como él»: Petrarca sobre Dante<a href="file:///C:/C%C3%89SAR/Art%C3%ADculos%20medios/Peetrarca%20y%20Dante.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></a>.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b> </b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgArx1EuDgY6DKdsTF5ibg_2_Ok7556z9Mu5RCZ6ps8k5UL9r6vtR9xmr20qEYrcCXwmk90gKa0po8zuAH5Uv5b26xvedG2pL-D9bxQ--8fm02Zz3aDUONyNtCMxkA6XDm7mL_KFatZ85L6PYu_wyf5B9r6ingRIqazEiZXW0_mFTMpChXYf7HT1fUV=s701" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="701" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgArx1EuDgY6DKdsTF5ibg_2_Ok7556z9Mu5RCZ6ps8k5UL9r6vtR9xmr20qEYrcCXwmk90gKa0po8zuAH5Uv5b26xvedG2pL-D9bxQ--8fm02Zz3aDUONyNtCMxkA6XDm7mL_KFatZ85L6PYu_wyf5B9r6ingRIqazEiZXW0_mFTMpChXYf7HT1fUV=s320" width="240" /></a></b></div><b><br /></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Para Platón, la amistad es la forma más excelsa
de amor entre los hombres. Nace de la admiración, es decir de la contemplación
y complacencia en las virtudes del Otro, aquellas que si bien son limitadas en cualquier
ser humano, remiten al Bien absoluto: objeto final de nuestra inteligencia. La
amistad también implica, como lo definió con maestría el santo cardenal John
Henry Newman, un <i>cor a cor loquitor:</i> un diálogo constante y sublime
entre los corazones. Este diálogo, tan caro entre los grandes sabios de la
antigüedad, se prolongó más allá del tiempo y espacio en la Edad Media, y se
cultivó <i>in absentia</i> mediante la ficción literaria en esta época. El
fruto más grande de este diálogo entre las almas más sublimes de todas las
edades será la <i>Comedia</i> dantesca; composición mediante la cual el gran
Dante Alighieri perpetuó una amistad imposible con sus grandes referentes,
comenzando por Virgilio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">La admiración y la búsqueda de referentes
clásicos será, pues, el sello del llamado Renacimiento Italiano de los ss. XV y
XVI; movimiento que tuvo como precursores a los grandes toscanos: Dante
Alighieri, Francesco Petrarca y Giovanni Bocaccio. El legado literario de estas
tres cumbres de la literatura universal es, a la vez, una seguidilla de
homenajes y un diálogo fecundo con su tradición y con los maestros que los
precedieron. No obstante, su admiración no estuvo dirigida únicamente a esas
mentes extintas y separadas de ellos por siglos de historia. No, los tres
grandes italianos reconocieron, agradecieron y cultivaron una fecunda amistad con
sus contemporáneos, y también entre ellos. Sus obras, cartas y encuentros dan
testimonio de ello. Estas breves líneas, escritas en homenaje al gran Dante por
los 700 años de su muerte, versarán sobre la relación que mantuvo Petrarca con
el gran poeta florentino. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">Dante y Petrarca, una vieja historia. <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Francesco Petrarca nació en Arezzo en 1304,
casi 40 años después de Dante, sin embargo, casi desde su nacimiento estuvo
ligado a él. El padre de Petrarca, Pietro de Parenzo –apodado Petracco–, fue un
notario florentino amigo de Dante y güelfo blanco como él. A ambos los uniría
la amistad y el infortunio político. Al igual que Dante, a Petracco le
esperaría el destierro en Arezzo por parte de los güelfos negros. Es allí donde
nacería Petrarca y viviría brevemente, para luego trasladarse a Aviñón cuando
su padre alcanzó un cargo de funcionario papal. Será en la cosmopolita Aviñón
–la “Babilonia” de su época, tal como Petrarca la llamó– en la que él conoció a
su amada Laura, musa absoluta de su pluma. No obstante su condición de aretino
y de la infancia y juventud vivida en Aviñón, Petrarca siempre se consideró un
florentino como Dante. Ello a pesar que recién conoció aquella ciudad en sus
años adultos, en 1348, y vivió desligado de las conjuras políticas de las
comunas italianas que obsesionaron a Dante y a su padre. Así pues, el
cosmopolita Petrarca (tan cosmopolita como la Aviñón que criticaba tan
ácidamente) hizo de Florencia un lugar mítico de origen, su espacio simbólico
de identidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">A diferencia de la intensa relación con
Bocaccio, quien a decir de Billanovich se consideró su más grande admirador y
mayor discípulo, y que cultivó desde 1350 hasta el fin de sus días, Petrarca conoció
a Dante fundamentalmente por la memoria familiar y sus lecturas. Solo lo vio
por única vez en 1311, en Pisa, cuando su padre deambulaba por la Italia
meridional luego de su exilio. Este evento ha sido reseñado ampliamente por G.
Indizio (2012). Para esa época Dante había cambiado su posición política.
Progresivamente se había aproximado al partido imperial después de la ascensión
de Enrique VII de Luxemburgo al trono. Apartándose de los güelfos blancos,
Dante se integró a los Gibelinos que antes combatió. Sus nuevas ideas más
próximas al emperador, pero defendiendo la independencia de la Iglesia, fueron
recogidas en su texto <i>De Monarchia.</i> Dante, que soñaba con la
restauración del Imperio Romano, fue a Pisa (bastión gibelino en Toscana) a dar
encuentro a Enrique, quien había iniciado una expedición a Italia para restaurar
la autoridad imperial. En ese año la familia de Petrarca había mudado su
domicilio de Arezzo a Pisa. Sería allí, según testimonio del propio Petrarca a
Bocaccio, que vio por primera y única vez al gran florentino, cuando tenía 7
años y medio. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i><span lang="ES-MX">Odi et amo</span></i></b><b><span lang="ES-MX">, de la admiración a la crítica. <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Como lo señalan M. Feo y P. Trovato, la
relación de Petrarca frente a Dante fue compleja y no estuvo exenta de crítica,
e incluso de cierta envidia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Petrarca fue escueto en sus halagos hacia
Dante, sin embargo, reconoció al gran florentino entre su círculo íntimo,
llamándolo de </span><span lang="ES-MX">«Guía de nuestro idioma vulgar»</span><a href="file:///C:/C%C3%89SAR/Art%C3%ADculos%20medios/Peetrarca%20y%20Dante.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-MX"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="ES-MX">. </span><span lang="ES-MX">En una carta
dirigida a Bocaccio en 1359, testimonió su veneración de esta manera:</span><span lang="ES-MX"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 2cm; text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 9.0pt;">«Nunca
admiraremos y alabaremos lo bastante a este hombre, a quien la injusticia de
sus conciudadanos, ni la pobreza, ni las enemistades personales, ni el amor a
su esposa, ni el camino hacia sus hijos fueron capaces de apartarle del camino
que él se había trazado, mientras tantos otros de espíritu elevado suelen tener
un carácter tan voluble que un simple murmullo es capaz de disuadirlos de su
propósito más firme e íntimo. Y esto, precisamente, les suele ocurrir a los que
utilizan la pluma, a esos que, además de los pensamientos y las palabras,
cuidan también la estructura de las frases, y por tanto necesitan más que otros
calma y tranquilidad… Créeme: </span><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 9.0pt;">el estilo y
el <i>ingenium</i> de este hombre me fascinan, y todo cuanto se diga de él es
poco. A todos cuanto me han pedido pidiéndome una respuesta correcta, les he
dicho simplemente: no hay nadie como él. Dante destaca sobre todo por su poesía
en lenguaje popular, y raya mucho más alto que en sus composiciones en latín,
ya sean en verso o prosa</span><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 9.0pt;">»</span><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 9.0pt;">.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Por otra parte, y en medio de su obsesiva búsqueda
de la perfección formal, Petrarca no escatimó críticas a los cultores del estilnovismo
y a Dante en particular. A diferencia de la devoción profesada a los referentes
clásicos, especialmente Cicerón, Petrarca se haría famoso por los prejuicios que
mantenía contra la cultura de su propia época, a la que no escatimará censuras.
En una de sus cartas sentencia: </span><span lang="ES-MX">«Entre muchas cosas, me dedique
especialmente al conocimiento del mundo antiguo, ya que esta edad presente
nunca me gustó, hasta el punto que, si el amor a los míos no me lo impidiera,
siempre hubiera deseado nacer en cualquier época y olvidar esta»<a href="file:///C:/C%C3%89SAR/Art%C3%ADculos%20medios/Peetrarca%20y%20Dante.docx#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-MX" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>.</span><span lang="ES-MX"> Entre las críticas realizadas a sus
contemporáneos abundarán las que se refieren a las inexactitudes y mistificaciones
de la historia antigua que Petrarca buscaba erradicar mediante su erudición
filológica. Dante será blanco de esos reproches al cuestionar, por ejemplo, su
interpretación tradicional de Dido, de quien Petrarca rechaza su mítico enlace
con Eneas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Más allá de la renovación en la forma que
desencadenó Petrarca, específicamente él se desligará cada vez más de la
perspectiva teológica y teológica de Dante, como lo mencionó con acierto G. Cappelli.
Entrambos se puede situar la ruptura entre un humanismo incipiente y
progresivamente desligado del cristianismo, y de una cultura medieval que desde
el s. XII redescubre lo clásico, y que tiene en la <i>Comedia</i> de<i> </i>Dante su ápice. Un distanciamiento del paradigma
cristiano, a instancias del encumbramiento de los autores paganos, diferenciará
pues a Petrarca de un Dante que concilió con acierto tradiciones clásicas a la
estructura y visión cristiana del mundo. Esto se verificará en los tópicos,
enfatizándose en Petrarca los mundanos y en especial los amorosos, por encima
de los teológicos, a pesar de no desecharlos del todo. En una obra en
particular denota esta crisis de paradigma que diferencia a Dante y su joven
admirador: los <i>Triumphi</i> de Petrarca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">Dante, omnipresente en los <i>Triunfos</i> de
Petrarca. <o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Los <i>Triunfos</i> son, después del <i>Cancionero,</i>
la obra más importante del poeta aretino. Fueron compuestos al final de su vida, cerca
de 1374. En él se expresa la doctrina moral y política de Petrarca, luego de
consagrar su vida a la reflexión de la mano de Platón, San Agustín y
especialmente Cicerón. En este vasto poema épico se presentan linealmente –no
en círculos concéntricos, como hiciera Dante al describir Infierno, Cielo y
Purgatorio– la superación alegórica de seis elementos en triunfo. Así pues, el
triunfo del amor pasional o <i>Triumphi cupidinis, </i>que llevó a la locura,
asesinato y muerte de célebres prosélitos como Marco Antonio y Cleopatra,
Aquiles y Medea, y hasta apresó en sus redes al propio Júpiter<i>;</i> es
superado por el triunfo de la castidad (<i>Triumphi pudicitie)</i> encarnado
por Hipólito, Penélope y Lucrecia, por ejemplo.<i> </i>La castidad será a la
vez es vencida por la muerte en triunfo (<i>Triumphi mortis)</i>, que con su
danza macabra a todos lleva a la tumba; y que a su vez será superada por la
fama que lleva a la inmortalidad (<i>Triumphi fame</i>). Finalmente, el tiempo
–que provoca el olvido– vencerá a la Fama (<i>Triumphi temporis)</i>. Este
poderoso elemento solo será vencido por la Eternidad, (<i>Triumphis
eternitatis)</i>, es decir de la conquista del cielo y el conocimiento de Dios<i>.
<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Como ha podido advertir cualquiera que esté
familiarizado con la divina <i>Comedia</i>, los <i>Triunfos </i>de Petrarca se
inspiran y adeudan mucho a la inmortal obra de Dante. De hecho, Petrarca, a
pesar de las ya comentadas distancias y la superación que pretende frente a su
maestro, homenajea a Dante con sus <i>Triunfos.</i> A pesar de lo dicho,
Petrarca –en un absceso de envidia, según algunos– siempre disimuló su
conocimiento de la obra de Dante, quizás para no reconocer del todo una deuda
tan grande. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">La primera influencia de Dante en los <i>Triunfos</i>
de Petrarca será formal. El aretino utilizará en su obra el metro dantesco por
excelencia: el terceto encadenado. La plasticidad y consistencia que brindará
este tipo de verso harán posible que toda la majestuosa estructura verbal de
los <i>Triunfos</i>, alcance su sólida brillantez. Sin embargo, este no es el
primer y más importante préstamo. Petrarca estructura su épica teniendo como
base a la Comedia dantesca. Así pues, toda la acción narrativa de los <i>Triunfos</i>
tiene semejanza a la utilizada por Dante en su <i>Comedia.</i> La estructura de
apurados diálogos con espectrales personajes de los <i>Triunfos </i>tiene un
fuerte sabor de la inmortal<i> </i>obra del Dante<i>. <o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Si nos atenemos tan solo a la introducción que
hace Dante de la acción en su texto, veremos cómo se hace manifiesta la
influencia. La revelación mística de sus tres pecados simbolizados en una
pantera, un león y una loba con que Dante inicia su obra (<i>No podría explicar
como allí entrara / tan somnoliento como estaba en el instante / en el que el
cierto camino abandonara</i> ), tiene un eco claro en los <i>Triunfos</i>. Como
en la obra de Dante, ésta presenta a un Petrarca en duermevela, ya no <i>in
terzza parte de sua vita…</i>, pero más bien <i>cansado de llorar sobre la
hierba / vencido, una gran luz vi, por el sueño / con mucho dolor dentro y
placer breve</i>. En él, se realiza de manera análoga una transición de la
realidad a un estadio sobrenatural, en medio de un transitar vital errado y
sumergido en el dolor. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Asimismo, si el épico viaje de Dante tuvo como
fin encontrar a su amada Beatriz, Petrarca situará a la virtud de Laura como el
motor de todo su texto; siendo ella la que triunfará sobre la pasión sexual, sobre la
muerte gracias a su fama, y finalmente frente al olvido al haber logrado con su
puro amor la Eternidad. La figura del guía se repetirá también en sus <i>Triunfos</i>
y, a la manera de Virgilio, Petrarca será acompañado por su amigo Senuccio dal
Bene, quien esclavo del amor sensual lo iniciará en los secretos de los
sucesivos cortejos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Finalmente, muchos pasajes son claramente
análogos a secuencias de la <i>Comedia.</i> Podemos citar la estrecha similitud
que guarda el diálogo que Petrarca sostiene con Masinisa y Sofonisba (TC, II),
trágicas figuras amorosas del contexto de las guerras púnicas, y la célebre
plática que sostuvo Dante con Paolo y Francesca de Rímini en el círculo de la <i>lujuria.</i>
<i> </i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Las diferencias, por otro lado, radican en la
ya mentada visión del mundo que separa a Dante y Petrarca (y que luego
distanciará la Cristiandad y la Modernidad). Éstas se hacen patentes en el
cielo propuesto por Petrarca, uno de orden más bien estilístico que teológico.
A diferencia de la paz perpetua que describe Dante al ilustrar la visión
beatífica en su obra, en la “eternidad” petraquista aún se siente la tensión
amorosa por Laura; aquella que, incidiendo en lo sentimental y subjetivo (a
pesar de él mismo y de las doctrinas de los maestros de la gentilidad) empaña
su tentativa de subordinar su Yo amante a lo Absoluto. Como lo señala Cappelli (2003):<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 2cm; text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 9.0pt;">La Beatriz dantesca se funde, se difumina en la
contemplación de la Divinidad que todo lo llena, Petrarca se aferra a la tan
condenable esperanza de que en el cielo se le devolverán las cosas que no
quiere perder en la tierra, y especialmente podrá volver a verla a ella </span><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-size: 9.0pt;">[Laura]: ¡<i>Feliz
la losa que su rostro cubre! / Que, después de volver a su belleza, si fue
dichoso quien a vio en la tierra, / ¿Qué no ha de ser verla allá en el cielo?</i>
(66).</span><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 9.0pt;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Así pues, en Petrarca, no constatamos un relato
ascensional y místico, como en la <i>Comedia</i> de Dante; en su obra esta
estructura teológica será sustituida por una alegoría moralizada del “sueño” y
el “triunfo” más próxima a los arquetipos clásicos, y con una distancia cada
vez más marcada de los valores cristianos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">Dante como personaje.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">En las líneas precedentes se ha hecho una muy
sucinta relación de las correspondencias entre la <i>Comedia </i>de Dante y los
<i>Triunfos</i> de Petrarca. Sin embargo, estas son tan numerosas que no caben
en más que en las extensas y bien documentadas páginas que los investigadores
especializados han escrito al respecto. Más allá de ello, es importante
mencionar que el homenaje de Petrarca a Dante no sólo consistió en utilizar su
obra como modelo de su obra cumbre, sino en hacerlo un personaje principal de
ésta. Como hiciera el florentino con el mantuano Virgilio, Petrarca pone a
Dante y a su amada Beatriz a la cabeza del cortejo de los poetas que cantan al
amor en el capítulo IV de su <i>Trimphis amoris</i>: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-left: 2cm; text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-size: 9.0pt;"> Así, mirando a
un lado y al otro lado, / a gente vi por unos verdes campos / que de amor en
romance conversaba: / Venían Dante y Beatriz, Selvaggia / Cino da Pistoia,
Guitton de Arezzo / irritado por no marchar delante;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Este lugar primero no es casual, es una
declaración de la superioridad de Alighieri sobre cualquier otro poeta romance;
aún más, él será representado detrás de los dos más grandes poetas de la
Historia: Homero y Virgilio, a quienes sigue “mano a mano”.</p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">Conclusión<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Los propios testimonios del gran aretino nos han
dejado constancia de la intensa relación mantenida con su predecesor: Dante.
Sin poder esconderlo, y más allá de su ánimo renovador y crítico, y una
ocasional envidia por temor a su gigantesca sombra, en Petrarca anidó una
sincera admiración por Alighieri. Su emulación es patente testimonio de ello. Él
fue, en un siglo de decadencia según sus mismas palabras, faro e inspiración.
Es más, Dante devino para el aretino en uno de aquellos modelos universales que
veía en Catulo, Ovidio y Horacio. Algo fuera de todo precedente y que debió
desconcertar al propio Petrarca, adicto de la Roma inmortal, de allí su actitud
ambigua a veces y siempre compleja. Más allá de las complejas personalidades de
ambos, sus ideales y el tiempo que les tocó vivir, es necesario recordar
siempre que entrambos floreció esa amistad sin precedentes que unió
generaciones en la suprema contemplación de la Belleza. <o:p></o:p></span></p>
<div><!--[if !supportFootnotes]--><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Bibliografía<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Indizio, Giuseppe (2012) </span><span lang="ES-MX">«U</span><span style="font-size: 11.5pt; line-height: 107%;">n episodio
della vita di Dante: L'incontro con Francesco Petrarca</span><span lang="ES-MX">» En, </span><i><span lang="ES-MX">Italianistica: Rivista di
letteratura italiana</span></i><span lang="ES-MX">,
Vol. 41, No. 3, pp. 71-80<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Cappelli, Guido M. (2003) </span><span lang="ES-MX">«Introducción», en Francesco Petrarca, <i>Triunfos.</i> Madrid: Cátedra,
pp. 9-74.</span><span lang="ES-MX"><o:p></o:p></span></p>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><a href="file:///C:/C%C3%89SAR/Art%C3%ADculos%20medios/Peetrarca%20y%20Dante.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-MX">Texto leído en la conferencia: “El
secreto de Dante: Homenaje a Dante Alighieri a setecientos años de su muerte
(1321-2021)” organizada por la Biblioteca Mario Vargas Llosa – Arequipa, el 30
de diciembre de 2021.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/C%C3%89SAR/Art%C3%ADculos%20medios/Peetrarca%20y%20Dante.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-MX">(<i>Semilis,
IV, 5)</i></span><span lang="ES-MX">.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><p><a href="file:///C:/C%C3%89SAR/Art%C3%ADculos%20medios/Peetrarca%20y%20Dante.docx#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-PE; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span></span></a> <span lang="ES-MX">(<i>Posteriate, </i>6).</span> </p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-80939453288596516972021-11-29T08:55:00.005-08:002021-11-29T08:58:00.822-08:00El nacimiento de Jesús en el cine<p style="background: 0px 0px rgb(255, 255, 255); border: 0px; color: #444444; font-family: Poppins; font-size: 16px; line-height: 25px; margin: 10px 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGqvhlYnS13KcjuIzCEvwpyL5FvxpVhSDdSFwft8nAFFUoSxw3fsF49F_jwuENRBF3zNkxxfrdxaWWz8QyiwyElNbgywNI5jpCDszy0Qj26TTV9pG6BBwLCvexFp5zrnLDgonlyj34XCs/s420/20064308.jpg-c_310_420_x-f_jpg-q_x-xxyxx.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="420" data-original-width="310" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGqvhlYnS13KcjuIzCEvwpyL5FvxpVhSDdSFwft8nAFFUoSxw3fsF49F_jwuENRBF3zNkxxfrdxaWWz8QyiwyElNbgywNI5jpCDszy0Qj26TTV9pG6BBwLCvexFp5zrnLDgonlyj34XCs/s320/20064308.jpg-c_310_420_x-f_jpg-q_x-xxyxx.jpg" width="236" /></a></div><br /><p style="background: 0px 0px rgb(255, 255, 255); border: 0px; color: #444444; font-family: Poppins; font-size: 16px; line-height: 25px; margin: 10px 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><br /></p><p style="background: 0px 0px rgb(255, 255, 255); border: 0px; color: #444444; font-family: Poppins; line-height: 25px; margin: 10px 0px; outline: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;"></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Todas las culturas,
al pretender fijar el tiempo, han establecido la fecha fundamental que daría
sentido al calendario. <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Los judíos inician su recuento
el domingo 7 de octubre del año 3760 a. C., fecha en la que, según los cálculos
del rabino Hiel II, Yahvé creó el mundo. Los griegos iniciaron su cuenta
el 776 a. C., año en el que se instituyó la primera olimpiada. Los romanos
tuvieron como fecha inicial el año de la fundación de su ciudad, 753 a. C.</span> Para
el calendario chino, el primer año es el 2696 a. C., el de la asunción al poder
del emperador amarillo, Huangdi. Más modernamente, los musulmanes pretendieron
establecer como primer año al 622 (comienzo de la era conocida como Hégira<i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">)</span></i>, cuando Mahoma escapó de La Meca a Medina.
Finalmente, <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">los revolucionarios franceses definieron que el inicio de la
historia debería fijarse el 22 de septiembre de 1792, año de la proclamación de
la República.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Así pues, desde diferentes cosmovisiones, creencias religiosas,
regímenes e incluso ideologías se ha tratado de establecer la fecha de la
fundación de la historia. Sin embargo, universalmente, se acepta como el suceso
que dio inicio a nuestro tiempo a aquel que ocurrió hace —más o menos— 2018
años: el nacimiento de Jesucristo, el Señor de la Historia. Esta es una hermosa
realidad que, como cristianos, no debemos dejar pasar por alto: el sentido de
todo tiempo medido o mesurable se inicia y se acaba con el día de la llegada
del esperado Mesías.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; padding: 0cm;">Películas y
Navidad. </span></b><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">¿Cómo recrea el
cine el día más trascendental de todos los tiempos? Como no podría ser de otro
modo, <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">numerosas películas dan cuenta de aquel asombroso suceso,</span> la
noche en que Dios mismo se hace hombre. <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Ya en 1898, el padre del cine,
Louis Lumiére, realizaría una película sobre Cristo en la que incluiría escenas
del nacimiento del Salvador. Aquella cinta —<b><i>La vie et la passion de
Jésus-Christ</i>— </b>de tan solo once minutos de duración ya nos muestra
imágenes de la primera Nochebuena.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Algunas películas
tienen, incluso, por toda temática el nacimiento del Señor Jesús. Entre ellas,
encontramos desde la muy reciente<b> <i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">The Nativity Story</span></i> (2006) </b>hasta
las hermosas adaptaciones mexicanas realizadas por Miguel Zacarías: <i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">J<b>esús, el niño Dios</b></span></i><b> (1971)</b> y su
secuela <b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Jesús, María y José</span></i> (1972).</b><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">De igual manera, y
ya que la Navidad es inconcebible sin la figura de María, la madre de Dios,
muchas de las películas consagradas a la santa Virgen abordan privilegiadamente
el nacimiento de Cristo. La francesa <b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">María de Nazaret </span></i>(1995), </b>la
americana<b> <i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">María, madre de Dios </span></i>(1999),</b> la
italiana<b> <i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Maria, figlia del suo figlio</span></i> (2000) </b>y
la mexicana <b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Reina de reinas </span></i>(1945) </b>son
algunas de ellas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Sin embargo, muchas de estas películas son difíciles de conseguir, por
tanto, pocas han podido ser apreciadas por el espectador promedio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; padding: 0cm;">El cine y la
Navidad hoy</span></b><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Para hablar de la Navidad en y desde el cine, es mejor remitirnos a
fragmentos de películas sobre la vida de Jesús que son —o han sido— parte
habitual de la programación televisiva y que ya forman parte de nuestra cultura
cinematográfica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">El lector
recordará, entonces, filmes como <b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Jesús de Nazaret</span></i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;"> (1977), </span></b><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">popular miniserie de televisión
dirigida por Franco Zeffirelli, que nos muestra una de las más bellas estampas
del nacimiento de Cristo.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">También la muy
interesante obra de <span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">Pier Paolo Passolini</span>, <b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; padding: 0cm;">El evangelio según san Mateo </span></i>(1964),</b> que
muestra una escena de Navidad muy diferente a la que tenemos por costumbre ver,
echando mano únicamente de actuaciones de aficionados, sencilla indumentaria y
una hermosa banda sonora.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="background: white; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Asimismo, grandes
producciones, como </span><b><i><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; padding: 0cm;">Rey de reyes</span></i></b><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; padding: 0cm;"> (1961),</span></b><span style="background: white; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"> representan
con acierto este acontecimiento. Este filme, en particular, luce una colorida
dramatización de la llegada del Mesías.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; vertical-align: baseline;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 18.75pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; vertical-align: baseline;"><b><span style="border: none windowtext 1.0pt; color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-border-alt: none windowtext 0cm; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE; padding: 0cm;">¿Precisión teológica o emoción en la pantalla
grande? </span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Es interesante
destacar que en todas las películas mencionadas y en casi todas las existentes,
las representaciones del parto de María suponen dolor. Esto se opone a las
enseñanzas de la teología católica, ya que como lo mencionan doctores como san
Ambrosio, san Agustín, san Gregorio de Nisa y santo Tomás de Aquino, María tuvo
un parto indoloro por no habérsele aplicado el castigo que merecían todas las
hijas de Eva como consecuencia del pecado original.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 18.75pt; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; text-align: justify; vertical-align: baseline;"><span style="color: #444444; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;">Más allá de estos
detalles, siempre es aleccionador y reconfortante componer en la mente, con
ayuda del cine, la televisión o el arte en general, el evento más importante de
la historia de la humanidad y de cada una de nuestras vidas. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PE;"><o:p></o:p></span></p><br /><p></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-64488831046135211102021-11-05T13:09:00.003-07:002021-11-05T13:09:57.986-07:00Elogio de la Penitencia<p class="MsoNormal"><b><span lang="ES-MX">Elogio
de la Penitencia<o:p></o:p></span></b></p>
<p><i><span lang="ES-MX">¿Cuál es
posición cristiana frente a la búsqueda del dolor?</span></i></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcKUyGE27Ctl522AXPQ-ZowyGZXgJ8N0JrjdHI5qroQnb-uQxwomJFOnDXNAzXZP7BAo_qNsWUIjCqRgKJZLLTGXUS6iTa2OduXSWgDKccy-R3hagAP4KE5z4L9-nPakuRDNOfOhmw0cI/s800/Return_of_the_Prodigal_Son_1667-1670_Murillo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="722" data-original-width="800" height="289" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcKUyGE27Ctl522AXPQ-ZowyGZXgJ8N0JrjdHI5qroQnb-uQxwomJFOnDXNAzXZP7BAo_qNsWUIjCqRgKJZLLTGXUS6iTa2OduXSWgDKccy-R3hagAP4KE5z4L9-nPakuRDNOfOhmw0cI/s320/Return_of_the_Prodigal_Son_1667-1670_Murillo.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><br /></p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Hace algunos meses celebramos la festividad de
Santa Rosa de Lima, patrona de América. Entre las conmemoraciones piadosas se
difundieron otras que incorporaban interpretaciones aparentemente científicas sobre
algunos hábitos de la santa, como fueron sus prácticas penitenciales en lo que
toca al uso de cilicio u otras disciplinas. En ellas, algunos seudo académicos
atribuían el rigor con que la santa limeña trataba a su cuerpo –práctica
sumamente común en la época, por otra parte– a desviaciones mentales o
histeria. De entre los medios católicos también pudimos escuchar comentarios
que, sin la contundencia de los “ilustrados y modernos”, censuraron y minimizaron
esas prácticas, ahogándolas en el mar del relativismo histórico, explicándolas estrictamente
como una manifestación de sus tiempos y época. Razonamientos que, en
contrapartida, exaltaron los sacrificios de Rosa que produjeron resultados
“concretos” en bien del prójimo, traduciéndose en obras de caridad. Este
fenómeno apena realmente, porque evidencia que los embates del pensamiento
anti-cristiano han soplado tan fuerte que, hasta entre los creyentes ha
menguado o desaparecido la conciencia que la penitencia –el abrazar la cruz con
avidez y codiciar el dolor, como hicieron Rosa y otros santos– es medular al
mensaje del mensaje cristiano. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">El venerable arzobispo Fulton J. Sheen, en su
libro “El calvario y la misa” nos recuerda que en cada consagración del Cuerpo
y Sangre de nuestro Señor, Él nos dice: “Dadme vuestro ser entero… Yo ya no
puedo sufrir… Yo pasé por mi cruz y llené hasta el tope los sufrimientos de mi
cuerpo físico… pero no llené los que pertenecían a mi Cuerpo Místico, en el
cual estás tú… La Misa es el momento en que cada uno de vosotros pueden cumplir
literalmente mi mandato… Toma tu cruz y sígueme…”. De esta manera Sheen,
desarrollando lo planteado por San Pablo en los inicios de la Iglesia (Col
1,24-28), recuerda que con los dolores y sacrificios de todos los cristianos
ofrecidos en la Misa completamos lo que falta a los padecimientos de Cristo,
haciendo que Él sufra en nuestras naturalezas humanas para así completar la
obra de la Redención. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Así pues, Él ha querido actuar mediante
nosotros, mediante nuestro dolor. Frente ello muchas mentes y corazones
burgueses reclaman que no habría necesidad del sacrificio en la Cruz para
operar la redención. Afirman que, si Dios puede todo, pudo redimirnos “con una
sonrisa”. Pensamiento para más absurdo y mezquino, ya que se ajusta a los
“juicios” cómodos de los hombres, pero no a los de Dios. Si hubiera operado
esta “redención” incruenta y pacífica desde arriba, desde el mero arbitrio de
Dios, se habría cometido violencia e injusticia. Dios tiene que satisfacer la
Justicia que Él encarna y no puede violar nuestra libertad. Por ello prefiere
Su inmolación como verdadero acto de misericordia. Lo que esconde esta
“teología” dulzona y condescendiente es una aversión total al sacrificio y un
profundo egoísmo. Esto en vista que es necesario que todos los seguidores de
Cristo reproduzcamos esa absoluta avidez de sacrificio del Maestro, aquella que
es necesaria para operar la Redención en nuestros días. La semilla del Reino
fue plantada con su Holocausto, y fructifica silentemente, como la semilla de
mostaza, en cada uno de los dolores de los cristianos; aquellos quienes tienen
la Cruz como bandera para escándalo de los demás. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Así pues, la obligación del cristiano es apetecer
el dolor sacrificial y ofrecerlo junto a Cristo. Sólo así se ganarán almas para
la Vida Eterna. Lamentablemente esta visión es repugnada profundamente por cierto
cristianismo actual, moldeado por el espíritu burgués de la comodidad y la
extendida civilización del confort. La radical diferencia entre el mundo
moderno y el cristiano estriba en su noción del dolor. Los ilustrados franceses
y empiristas ingleses –padres de nuestro tiempo– afirmaban que el primer
mandamiento del ser humano es “ser feliz cuanto se pueda”. Locke, Rousseau,
Hume, Stuart Mill repetirán que la única felicidad verdadera estriba en
satisfacer nuestros apetitos naturales y expandir nuestra personalidad. Evitar
el dolor y multiplicar el placer individual será el nuevo credo que tendrá por
absurda esa visión cristiana ávida de sacrificio, que, en palabras de Hegel,
alcanzaba su plenitud en la conciencia y socialización de los dolores de la
humanidad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Es bueno recordar, como afirmaba el beato
Carlos de Foucault, que felicidad y cruces no nos faltarán jamás. El aceptar
gustosamente la cruz de la vida cotidiana es hacerse uno con Cristo. Sin
embargo, hay que tener presentes a aquellas almas extraordinarias que Dios ha
suscitado –como Rosa, Martín y Juan Macías– que codiciaron las cruces para
saciar a Cristo y ensanchar su Reino. No escatimaron mortificaciones como cilicios
y disciplinas para agregarlos a la pasión voluntaria de nuestro Señor. El
pensar en ellos nos ayudará a distinguir entre la santidad ordinaria y la
extraordinaria, y a gustar de la última. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">No nos engañemos, que al cielo sólo se va por
la cruz. La actitud verdadera y radicalmente cristiana es hacer aquella
penitencia que reclamaba la Santísima Virgen en sus últimas apariciones. Una
silente y humilde mortificación, a la manera de los pastorcitos de Fátima, será
un testimonio valiente y una opción transgresora frente a la voz unísona del
mundo contemporáneo que gime: ¡Placer! Paradójicamente, aquellos que rehuirán
al dolor serán los que más lo habrán de sufrir, pues éste los acosa con su
sinsentido.<o:p></o:p></span></p>
<p><span style="text-align: justify;">Pretender ser cristiano y no gustar del dolor
es pretender, a su vez, instrumentalizar a Dios. Hablamos de sentirse salvado
por “no trasgredir el bien” y “ser de alguna ayuda a los demás”, pero
rechazando el colaborar con Él haciéndose a Su dolor. “El sacrificio de Cristo
en la cruz basta, mi conciencia tranquila es suficiente”– repiten.</span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">Se trata de un comportamiento farisaico que
es el sedimento del cristianismo burgués. Aquel que olvida que el “Amor no es
amado” y que le debemos nuestra –pequeña– oblación para tener algo que ver en
su Reino.</span><span style="text-align: justify;"> </span> </p><p>*Murillo<span style="background-color: white; color: #202122; font-family: sans-serif;">, </span><i style="background-color: white; color: #202122; font-family: sans-serif;">El retorno del hijo pródigo</i><span style="background-color: white; color: #202122; font-family: sans-serif;">, Washington D. C., National Gallery of Art.</span></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-6382860604947935142021-10-19T16:38:00.001-07:002021-10-19T16:38:24.220-07:00¿Por qué queremos tanto a César?<p> </p><p class="MsoNormal"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">¿Por qué
queremos tanto a César?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal"><i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Un
acercamiento al icónico vate César Vallejo<o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNormal"><i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><br /></span></i></p><p class="MsoNormal"><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVnu2duZSAmOjbPc8ortcsjiJsOevrjxNap4oeFcn8vpsj2aO9oXbTozZYArRuCTdYeIGn9IH36jufj21KNbzG5Ke7ZooH5PFpZCfg8ENu5t70so1OS9dTqeZQ8ytDHPOuLJtN6PI4GFE/s319/4737_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="319" data-original-width="300" height="319" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVnu2duZSAmOjbPc8ortcsjiJsOevrjxNap4oeFcn8vpsj2aO9oXbTozZYArRuCTdYeIGn9IH36jufj21KNbzG5Ke7ZooH5PFpZCfg8ENu5t70so1OS9dTqeZQ8ytDHPOuLJtN6PI4GFE/s0/4737_1.jpg" width="300" /></a></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><br /></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">En 1963, el monje cisterciense y afamado
crítico literario norteamericano Thomas Merton afirmó que César Vallejo era “el
más grande poeta católico desde Dante”. Esta afirmación podría sorprender a
muchos, pues es conocida la activa militancia comunista del poeta. Aquella lo
llevaría a visitar dos veces la Unión Soviética, para luego ensalzarla con
libros como </span><span lang="ES-MX">«</span><span lang="ES-MX">Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin</span><span lang="ES-MX">»</span><span lang="ES-MX"> y </span><span lang="ES-MX">«</span><span lang="ES-MX">Rusia ante el segundo plan
quinquenal</span><span lang="ES-MX">»</span><span lang="ES-MX">. Testimonios de su fe en el marxismo serán, también, sus colecciones de
ensayos </span><span lang="ES-MX">«</span><span lang="ES-MX">Contra el secreto profesional</span><span lang="ES-MX">»</span><span lang="ES-MX"> y </span><span lang="ES-MX">«</span><span lang="ES-MX">El arte y la revolución</span><span lang="ES-MX">»,</span><span lang="ES-MX"> y sobre todo su actividad
propagandística a favor del gobierno republicano, un apéndice de la URSS en los
últimos años de la Guerra Civil Española. Sabemos también que al final de su
vida vivió de espaldas a cualquier culto, emancipándose de la moral cristiana. Conviviría
con algunas mujeres hasta casarse –civilmente– con la última de ellas, Georgette
Philippart. Mujer afectada gravemente en su salud por haberse sometido a
múltiples abortos inducidos a instancias del propio Vallejo, según su amigo y
confidente Juan Larrea. Así pues, ¿es posible afirmar que Vallejo es un poeta
católico? ¿Qué es lo católico, en suma? Quizás la respuesta la tenga el propio
Merton, quien afirmó que por católico quiso decir “universal”. <o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Humildemente, me atrevo a afirmar lo mismo que
Merton. Vallejo es el poeta católico por excelencia en estos tiempos en los que,
a diferencia de los de Dante, la cultura resiente y abjura explícitamente de
Cristo. Como clarividente señalaran Nietzsche y Feuerbach –profetas
contemporáneos– </span><span lang="ES-MX">«Dios ha muerto» para nuestra mentalidad porque el
secularismo lo ha matado, y ahora «el hombre no tiene más Dios que el hombre». V</span><span lang="ES-MX">ivimos pues en una época en que los grandes
artistas, como nuestro “cholo inmortal”, cultivan el amor por la Belleza Eterna
a pesar de sí mismos y de sus almas, atormentadas por los cantos de (las)
sirena(s) de la modernidad; en una época en la que de la Belleza solo quedan
ruinas o lamentos. No por nada la obra cumbre de la poesía contemporánea –junto
con </span><span lang="ES-MX">«</span><span lang="ES-MX">Trilce</span><span lang="ES-MX">»</span><span lang="ES-MX"> y los </span><span lang="ES-MX">«</span><span lang="ES-MX">Cantos</span><span lang="ES-MX">»</span><span lang="ES-MX"> de Pound– se titula </span><span lang="ES-MX">«The wasted land», texto en el que
T.S. Elliot canta –cual nuevo Jeremías– a la desolación del orbe y los pequeños
rastros de Dios que aún relumbran en él. Hablando de esa dolorosa contradicción
y el ansia de eternidad –mutilada en nuestro tiempo– otro buen poeta, Octavio
Paz, diría que la vena y vocación tradicional y cristiana de Vallejo contrastaban
–y hasta cierto punto complementaban– su radicalismo político y poético. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">Catolicismo
o comunidad de amor y dolor.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Hegel
conceptualizó al cristianismo en su «Fenomenología del Espíritu» como la doctrina
de la “conciencia infeliz”. El término alude al estadio histórico en el que la
humanidad adquirió una noción de plenitud y universalidad del sufrimiento
humano, y de su necesaria comunión. Se trata de una definición acertada. El
cristianismo exalta en la figura del Cristo Redentor el valor pleno del dolor. Aflicción
que es efecto del pecado, y que, ya transfigurada por el padecimiento de Cristo
–quien le dio sentido con su Holocausto– se convierte en fuerza liberadora del
cosmos cuando la humanidad la acoge y experimenta con plena conciencia. Vallejo,
asimiló en las serranías de Trujillo toda la intensidad de este paradigma
cristiano, y desarrolló su poética hurgando las entretelas del dolor
metafísico, concibiéndolo como el punto de partida para la liberación del
hombre. Sin embargo, la cultura de su época le imposibilitó creer en el viejo y
pobre Cristo de sus abuelos indígenas. La modernidad con su voz unívoca
proclamó la “superación” de la religión y el triunfo de la humanidad. Vallejo,
sin desligarse del todo de sus orígenes se sumergió en aquella visión
hegemónica de los círculos intelectuales y artísticos de su época. Paradigma
que por entonces (aún la Humanidad no habría apurado el cáliz del totalitarismo
hasta las heces) se insinuaba la correcta. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">La
redención por el amor, ¿cuál amor?<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">En su
famoso poema «Masa» Vallejo proclamaría la derrota de la muerte y del dolor
–victoria que los cristianos atribuimos al sacrificio de Jesús– a la comunión
filantrópica de la humanidad: <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">«Al fin
de la batalla, <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">y muerto
el combatiente, vino hacia él<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> un hombre<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> y le dijo: ‘¡No mueras, te amo tanto!’<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Pero el
cadáver ¡ay! siguió muriendo […]<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> Entonces todos los hombres de la tierra <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> le rodearon; les vio el cadáver triste,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> emocionado;<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> incorporóse lentamente, <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">abrazó
al primer hombre; echóse <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">a
andar...»<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">En él
resuenan ecos del texto de Elizabeth Chaney (1859) sobre la redención por el
Amor doliente en la figura de Cristo:<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">«Cuando
en torno el silencio me recubre<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">en las
horas del día o de la noche,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">resuena
un grito que me pone tenso,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">clamor
que rueda de la Cruz del Monte.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">La vez
primera que me hiere, vuelo, <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Ansioso
busco, y sólo encuentro un Hombre<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">En
congojas de Cruz.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">‘Te voy
a liberar de tus horrores’<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Le
grito, y corro a desclavar sus pies.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Mas al
punto su voz me sobrecoge:<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">‘¡No!
Déjame en la Cruz.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Cuando
todos los hombres,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Las
mujeres, los niños,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">A mis
pies se congreguen, solo entonces<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Me
podrán desclavar’ […]<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Y
escucho: ‘Vete, tierra y mar recorre,<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">Y di a
todo mortal en tu camino:<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal"><span lang="ES-MX">¡En la
Cruz pende un Hombre!’»<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Para Vallejo
el Amor Redentor no es una persona, es una idea vaga, romántica. A la manera de
Feuberbach, proclama “Si Dios es amor, el amor es Dios”, entendiendo a este un
sentimiento o tendencia a la unidad de la humanidad, más que una relación
concreta. Cualquier “religión” o modo definido de entender al Amor sería un
obstáculo pues dividiría a la humanidad en diferentes “visiones” sobre éste.
Para Feuberbach –como para Vallejo– lo único que cabe es el sentimiento. «El
Amor une, la religión divide», repetirá. (Visión del “Amor” en la que insiste
Gustavo Gutiérrez en su «Teología de la Liberación», para desmedro de la figura
del crucificado). <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX"> </span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span lang="ES-MX">El
hombre que no podía creer.<o:p></o:p></span></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX">Vallejo,
pues, encarna la imagen por excelencia del hombre contemporáneo. Aquel que es
atravesado por los dolores que aquejan a todo individuo que se atreve a
contemplar en plenitud la fragilidad de la condición humana; pero cuya angustia
es más acuciante pues no encuentra a Dios para hacerle frente, para hacer
fructífero ese dolor comunitario. Se le ha negado el creer. Ante ello, y como
muchos de los hombres de su tiempo, volvió la cara a la Utopía, esa que
prometía llevarlo a la nueva tierra prometida secularizada, la de la perfección
del hombre por el hombre, por la ciencia, por el Estado, por la ideología.
Vallejo, considero sin embargo, fue lo suficientemente lúcido para no fiarse
mucho de aquellas promesas que solo hacen nido en los necios. Él, al fin, tuvo
como único refugio verdadero a la poesía, desde la cual clamó –a la vez que
creó– la unidad y redención de la humanidad por sí misma, aunque sea por un
instante, en un papel. Lirismo colmado de nostalgia por la redención a la
manera de Cristo, tal como la conoció en su lejano y querido Huamachuco. </span><span lang="ES-MX"><o:p></o:p></span></p></div><p class="MsoNormal"><i><br /><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><br /></span></i></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-74551777473249695492021-09-27T17:40:00.002-07:002021-09-27T17:40:36.949-07:00El mártir de la Guerra Civil Española que vivió entre nosotros<p> </p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El mártir de la Guerra Civil Española que vivió entre nosotros<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">A propósito de la entronización de Fray José Luis Palacio Muñiz en el
templo de Santo Domingo de Arequipa.<o:p></o:p></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1O2E0o1jf5n7fv8F8GBUE-D18ze-FQpQtKkdWVmvJkf80fhzO1Ay70F7KFZfDohTb2GrOcxABsLCXlUShmB0CkjoWzwTk3qEDE007pNxuDViyp2HVuAm3U1LYG-o3G56kJe39qb693Hc/s684/Luis+Palacio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="684" data-original-width="514" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1O2E0o1jf5n7fv8F8GBUE-D18ze-FQpQtKkdWVmvJkf80fhzO1Ay70F7KFZfDohTb2GrOcxABsLCXlUShmB0CkjoWzwTk3qEDE007pNxuDViyp2HVuAm3U1LYG-o3G56kJe39qb693Hc/s320/Luis+Palacio.jpg" width="240" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las Sagradas Escrituras, en el
pasaje de Elías en la cueva de Horeb, nos recuerdan que Dios no está en los
huracanes violentos, ni en los terremotos, ni en el rayo, sino en el murmullo
de una suave brisa, frente a la cual el profeta se tapó la cara con el manto. No
obstante, en un mundo confundido por el estruendo y la mentira que nace de él,
no es difícil terminar prestando oídos a aquellas ruidosas voces que nos
repiten falsedades disfrazadas de verdad. En nuestro tiempo, las banderas de la
caridad, solidaridad y el humanismo son, pues, enarboladas encendida y
aparatosamente por quienes más buscan pisotear al hombre. La verdad, sin
embargo, no se ufana y silenciosa se pregona, no desde los grandes medios de
comunicación, sino desde el silencio y humildad. El siglo XX ha sido testigo de
esa falsificación macabra de la verdad en una doctrina funesta: el socialismo.
Teoría inútil que se alza ufana como liberadora, a la vez que escarnece y juzga
al cristianismo por boca de sus corifeos, justamente cuando los apóstoles de
Cristo –silenciosos como Dios mismo–consuelan de verdad a los más pobres y
afligidos. Caridad secularizada y engreída de sí misma que, en nombre de la
justicia social ha inmolado a miles de millones de personas en los altares del
supuesto «progreso humano». Triste holocausto que, sin embargo, no ha apartado
de esta utopía siniestra a muchos jóvenes, incluso a hombres de iglesia y a
clérigos que, por ignorancia o con deliberada culpa han abrazado la religión
del hombre y del fusil, desfigurando la faz de Cristo Rey. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Más allá del recuento de
genocidios promovido por el socialismo en sus diferentes vertientes, en
nuestros días un episodio se ha convertido en paradigmático, dado que los
propagandistas de la barbarie vienen procurando reescribirlo ahora más que
nunca para “canonizar” a asesinos y torturadores haciéndolos pasar por
demócratas. Esto por una razón fundamental: sus discípulos hoy ostentan las
riendas del gobierno. Por otro lado, y como no podía ser de otra manera, esos
mismos demagogos se vienen ocupando frenéticamente a injuriar la memoria de
aquellos que ofrendaron su vida por garantizar la libertad y mantener sólidas
las bases de la civilización occidental. Estamos hablando de la Guerra Civil
Española, conflicto local que concitó la atención de todo el mundo,
convirtiéndose en el campo de batalla entre el comunismo y la masonería
anti-cristiana y las fuerzas que al grito de Cristo Rey buscaban detener el terror
rojo. En esta confrontación más de diez mil religiosos y religiosos católicos
fueron torturados, violados y, finalmente, asesinados por sus creencias. Su
sangre, como testimonio, llega a todas las latitudes del mundo como prueba del
amor de Dios y el odio irracional de los hombres sin Dios o los que pretenden
reducirlo a un «símbolo», mientras que idolatran la fraternidad humana. Arequipa,
el convento de Santo Domingo de ésta ciudad y la Centenaria Hermandad del Santo
Sepulcro tuvo la gracia de haber tenido entre sus filas a uno de estos testigos
del Evangelio.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdGTqewpUusXEN7iQK2twL4RA55QdcaYHq56USr5_na4aK2XoK7a-Ua3gYtiNE1_UafVz2oKLwQMaCSK0blvn0EfkabhBeieqmUyDPVG1arJYgbHjbEfYneHL7MKSSXSn9y53QS4ebdsE/s274/Luis+Palacio3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="260" data-original-width="274" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdGTqewpUusXEN7iQK2twL4RA55QdcaYHq56USr5_na4aK2XoK7a-Ua3gYtiNE1_UafVz2oKLwQMaCSK0blvn0EfkabhBeieqmUyDPVG1arJYgbHjbEfYneHL7MKSSXSn9y53QS4ebdsE/s0/Luis+Palacio3.jpg" width="274" /></a></div><br /><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Un beato en Arequipa<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fray José Luis Palacio Muñiz nació
el 20 de mayo de 1870 en Tiñana, Asturias. Según Fray Santos López, de la Orden
de Predicadores, ingresaría en 1894 al noviciado de los dominicos, siendo ordenado
sacerdote en 1899. Tres años más tarde ya estaba misionando en las selvas de
Urubamba y Madre de Dios, donde permaneció doce años. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Allí se entregaría como ofrenda
viva a los indígenas amazónicos, por quienes trabajaría hasta la extenuación, y
a los que, seguramente, dedicó la corona del martirio, aquella con la que
coronó una vida de entrega absoluta. Su vocación misionera fue una señal de su vocación
al martirio. Así pues, por su condición privilegiada y sus familiares en la
curia bien, pudo optar un puesto cómodo en España, sin embargo elegiría la
puerta estrecha de la misión en la selva peruana. Como señalan sus biógrafos, cuando
sus amigos le advertían de los pesares que sufriría en ese territorio agreste,
respondía: « ¡Qué mayor gloria que morir mártir!». <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En octubre de 1906, luego de
contraer paludismo, abandona la selva para reponerse. Luego de diversas idas y
venidas, y con su salud muy deteriorada, se le ordena dirigirse definitivamente
a Arequipa en 1910. Allí sería elegido Prior del convento de Santo Domingo,
aunque siempre seguía de cerca a sus queridos indios de Urubamba. En nuestra
ciudad ocuparía el cargo de capellán y director espiritual de la Hermandad de
Caballeros del Santo Sepulcro. Su labor en esa centenaria institución se
dirigiría a fomentar el culto y la devoción a Nuestro Señor yacente. También,
para inculcar la piedad a la más tierna edad, impulsaría la admisión de menores
de edad como postulantes de la benemérita hermandad. Al resentirse su salud aún
más regresaría a España en 1921. <o:p></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8xYXyNeC1My-a4eU6Jwe0LHYxFMvZ_xn7qvQyE9HR_tjW0y0NJq6QQqZRmrOE2KnBQPsxwmLdbl-Dj9zrIjwFFoup6dpps3UbuLyM8tNqt03UmhlVXNcxtNe3YvYXxcXbQJmgteNRCP0/s1137/toledo1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1137" data-original-width="763" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8xYXyNeC1My-a4eU6Jwe0LHYxFMvZ_xn7qvQyE9HR_tjW0y0NJq6QQqZRmrOE2KnBQPsxwmLdbl-Dj9zrIjwFFoup6dpps3UbuLyM8tNqt03UmhlVXNcxtNe3YvYXxcXbQJmgteNRCP0/s320/toledo1.jpg" width="215" /></a></div><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El martirio<o:p></o:p></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sin embargo, los cruentos
acontecimientos que se iban a cerniendo sobre España alcanzarían de manera
inexorable al padre Palacio. Luego de ser expulsado del convento en Toledo, sin
tener en consideración su precario estado de salud y sus 66 años, fue finalmente
asesinado el 25 de julio de 1936 en el suburbio de Aranjuez llamado Algodor,
cerca de aquella ciudad. El lugar de su asesinato fue específicamente el paraje
del Malecón de Cañete, junto a la estación del tren, a orillas del Tajo. Lo
mataron con otros tres dominicos: Higinio Roldán Iriberri, el sacerdote Antonio
Varona Ortega, y el hermano cooperador Juan Crespo Calleja. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El presidente y los miembros del <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Comité revolucionario de Algodor decretaron su
muerte. Según testigos los religiosos fueron detenidos «a las doce de la mañana»
por milicianos armados a la Casa Ayuntamiento en la que permanecieron hasta las
últimas horas de la tarde del mismo día en que fueron trasladados a la Estación
de Algodor, siendo fusilados –después de ser vejados e injuriados– en las
inmediaciones de esta por las milicias de Aranjuez en las primeras horas de la
mañana del día 25». El padre Varona fue martirizado «con los brazos en alto y
bendiciendo el nombre del Señor, Rey del Universo». En 1940 se identificaron
sus restos, y exhumados recibieron sepultura en el cementerio de Nambroca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Después de iniciada su causa, su
beatificación tuvo lugar en Roma el 28 de octubre de 2007 por S.S. Benedicto
XVI,<span style="background: white; color: #36383d; font-family: "Roboto",serif;">
junto con otros 498 mártires que dieron la vida por Cristo durante la
persecución religiosa durante la Guerra Civil Española y la ola anticlerical
que se inició durante el gobierno de la Segunda República Española. Entre ellos
contamos obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, mujeres y
hombres. Tres de ellos tenían dieciséis años y el mayor setenta y ocho.<o:p></o:p></span></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-84777963149541296032021-09-27T17:15:00.000-07:002021-09-27T17:15:03.401-07:00La Opción Virgilio<p> </p><p class="MsoNormal"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La
opción Virgilio </span></b></p><p class="MsoNormal"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">(frente a la opción benedictina o la Santiago)<o:p></o:p></span></b></p><p class="MsoNormal"><b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><br /></span></b></p><p class="MsoNormal"><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicVcveSgMmJvWzWZjILIYS2-rs-dQ25ZoezEmWaZWlgyPY92XXLqjHx4bI3GI1saLADJKDUY_Y1Y77nwO9sPuPmoQVnlt4CFuDOws2OzDecN0OnRgRH3qb0nv9KTv9Q24l9wX7zScRRvw/s778/1200px-lustra_private_print_-_ezra_pound_-_frontispiece-e1541089462645.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="778" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicVcveSgMmJvWzWZjILIYS2-rs-dQ25ZoezEmWaZWlgyPY92XXLqjHx4bI3GI1saLADJKDUY_Y1Y77nwO9sPuPmoQVnlt4CFuDOws2OzDecN0OnRgRH3qb0nv9KTv9Q24l9wX7zScRRvw/s320/1200px-lustra_private_print_-_ezra_pound_-_frontispiece-e1541089462645.jpg" width="247" /></a></b></div><b><br /><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><br /></span></b><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Ante la peculiar celebración de los 200 años de
República, bregando entre los muertos, los sicofantas y tiranos (con sombrero
de tarro, de chalán o tiara), vinieron a mi mente aquellas bizantinas e
ingenuas discusiones que tuviera hace un par de años sobre la “crisis
contemporánea”. En los <i>mediáticos</i> <i>medios</i> circulaba una receta
para hacer frente a la tempestad. Se trataba de la “Opción benedictina”,
impulsada desde los países del norte y con algún eco en nuestras tórridas
tierras. Consistía en recluirse en su barrio, dormitorio y cofradía; hacer <i>homescholing;</i>
dedicarse al trabajo, oración y estudio del buen Benito y, en las catacumbas,
esperar a que caigan las ruinas de una buena vez. Una opción de las más
interesantes. Vale. Más pronto que tarde surgió una receta de sabor más “local”
para plantar buena cara al desmadre. Se trataba de la hispanísima “Opción Santiago”,
que pretendía –como buen gallego valiente y algo tonto– poner lanza en ristre y
llevarse por delante a cuanto masón y luciferino encontrara (después de
cargarse unos cuantos molinos de viento, claro está). Excelente decisión. Mis
parabienes. Sin embargo, como en esto de proponer hay espacio para muchos
incautos, me salgo con la mía y afirmo la imperiosa necesidad de tomar en serio
la “Opción Virgilio”. Una opción que tiene para todos los gustos: para los que
les gusta hacer el tonto y el loco, y a los que no entran en eso de echar
margaritas a los cerdos. ¿De qué se trata? Pues de afirmar la Verdad. Afirmar
la Verdad de siempre y de todos, aunque nadie la entienda o soporte. Y se trata
de gritarla, como Jeremías en Jerusalén. Gritarla tan fuerte que no se escuche,
pues los que tienen oídos la oirán. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Los poetas están radicalmente adelantados y
opuestos a su sociedad. Hablamos de los verdaderos, no los coleccionistas de
consignas y glosadores de cancioncitas pop que después son contrabandeadas como
arte (en mejores épocas hubieran recibido la pena asignada a los monederos
falsos o a los prosélitos de cultos bestiales). Estos falsarios, comúnmente son
unos burdos idólatras de su propio Yo, decoradito con una imaginería más o
menos curiosa. Arribistas del verbo que son los más en estos tiempos (casi son
los todos), algo normal cuando campea un obsceno culto a la personalidad, a la
propia o a la ajena.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">En las antípodas, los poetas –devotos de Orfeo
y de Casandra– se excluyen voluntariamente, sabiéndose portadores de una verdad
incapaz de ser aprehendida de manera lineal, común o vulgar. Una Verdad que
implica una iniciación moral para ser descubierta y que, por tanto, será
imposible <i>pro multis</i>. La opción, sin embargo, nunca será callar, pues
como el salmista describe, la Verdad equivale a tener un tizón encendido en la
garganta. Ante la imposibilidad de comunicar lo que es necesario de ser comunicado,
el poeta deforma y violenta el lenguaje y hasta torcer su propio Yo. Esto, para
lograr su único objetivo: enunciar aquello que nadie quiere escuchar y todos
deben. En sencillo: el poeta es el verdadero ausaider político. Anda, sin
fastidio, fuera hasta de la perfecta República de Platón, según instructiva de
su propio factor.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">En la poesía, pues, la actitud ética radical
(que se aparta de la sociedad en pos de la Verdad) es una actitud estética. Y
esta actitud a-política es la que, por influencia, empujará a los no-poetas a
la consumación de la política en toda su expresión. Así pues, la cualidad y
momento fundante de la filosofía –la ironía socrática– nació de una relación de
tensión entre Aristófanes y Sócrates, el poeta y el sabio (Leo Strauss dixit). No
por nada al final de esa cima del pensamiento occidental que es el Fedón,
Sócrates –y Platón– se arrepiente al final de sus días el no haber cultivado la
poesía por haber ido tras las huellas de su numen argumentativo. <i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Afirmo pues, que estos posesos por Apolo –dios
de la Verdad y la Belleza– malditos por él como Casandra, se convertirán en la
voz de la deidad a pesar de ellos mismos. Sufrirán, sin embargo, el dulce dolor
de conocer lo inefable y de paladear lo divino, para desprecio del <i>profanum
vulgum</i>, como diría Horacio. Poetas-Profetas irreverentes como bacantes,
fundan una opción, la de preservar su vocación a costa de su sociabilidad,
deformando el lenguaje para ser más coherentes con su llamado –lo revelado– aún
a costa de su propia identidad y circunstancia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Un texto, de Hugh Selwyn Mauberley <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(una de las máscaras –<i>Personae</i>– del
viejo loco E. Pound) es un magnífico ejemplo de la “opción Virgilio”, su
verdadera declaración de principios o manifiesto poético. Callar hablando es la
opción de quienes afirman más allá de las contingencias, gozan con las palabras
hasta disolverlas:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">ODE POUR
L’ÉLECTION DE SON SÉPULCHRE<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Por tres
años, fuera de foco con su época, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">se afanó
por resucitar el arte muerto <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">de la
poesía; por preservar “lo sublime”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">en el
sentido de antaño. Errado desde el comienzo… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">pero no, no
del todo, al ver que había nacido <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">a destiempo
en un país semisalvaje; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">resuelto a
cosechar peras del olmo; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Capaneo;
trucha para carnada artificial. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">(…) La
época exigía una imagen <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">de su mueca
acelerada, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">algo para
el moderno escenario, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">no, de
ningún modo, una gracia ática; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">no, por
cierto que no, oscuros ensueños <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">al
autoauscultarse; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">¡mejor
mentiras <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">que los
clásicos en paráfrasis! <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">(…) Todo
fluye, dice <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">el filósofo
Heráclito; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">pero una
baratura <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">habrá de
sobrevivirnos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Hasta la
belleza cristiana <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">deserta,
luego de Samotracia; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">vemos το
Καλόν (lo Bello)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">decretado
en el mercado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Ni la
carnalidad del fauno <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">ni la
visión del santo son para nosotros <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La prensa
es nuestra hostia; <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">el
sufragio, nuestra circuncisión. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Todos, ante
la ley, son iguales. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Libres de
Pisístrato, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">elegimos a
un bribón o a un eunuco <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">para que
nos gobierne. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Oh, Apolo
reluciente <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">¿a qué
dios, hombre o héroe, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">την άνδρα,
την ήρωα, τίνα θεών<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">le colocaré
una corona de hojalata?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p> </o:p></span></p>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-13216166991562470112021-09-11T08:04:00.001-07:002021-09-11T08:04:22.716-07:00Mal de muchos: De vuelta a 1942, de Feng Xiaogang.<p> </p><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><div><b><span lang="ES-MX">Mal de
muchos: <i>De vuelta a 1942</i>, de Feng Xiaogang.</span></b></div></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 17.12px;"><span style="background-color: transparent;"><span lang="ES-MX">Feng Xiaogang</span></span> (2012). </span>Yī Jǐu Sì
Èr. Huayi
Brothers. <span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">China. 146 min.</span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div><div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div><div><span style="background: white; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 17.12px;"><br /></span></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFPTShV7iyNhsPw7uG9XbmZ1PqM8U5ZofAl2iCiBou0WOj7b1aqUE5yuIJUqn4jzCko3DKMXjM4YC3An9a-4pNCLJQpvp_RhOxqJREWrSjJy9SUzLZDfUm9_O5MIeB76z_rzUG2yw4ECE/s372/Back_to_1942.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="372" data-original-width="267" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFPTShV7iyNhsPw7uG9XbmZ1PqM8U5ZofAl2iCiBou0WOj7b1aqUE5yuIJUqn4jzCko3DKMXjM4YC3An9a-4pNCLJQpvp_RhOxqJREWrSjJy9SUzLZDfUm9_O5MIeB76z_rzUG2yw4ECE/s320/Back_to_1942.jpg" width="230" /></a></div><br /><span style="background: white; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 17.12px;"><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Es el siglo III a.C. y Qin Shi Huang ha
conquistado los otros seis reinos de la región, logrando unificar China. Inmediatamente,
el primer emperador emprende una serie de reformas administrativas y grandes
proyectos de construcción para consolidar su poder. Entre ellas manda
consolidar una serie de fortificaciones al norte del país para contener a las
tribus nómadas. Para edificar la Gran Muralla China ordenará el desplazamiento
de aldeas completas y someterá a trabajos forzados a miles de hombres que
dejarán sus huesos como cimientos de las fortalezas. Así inicia la historia del
gigante oriental. Lo hace estableciendo una costumbre: la inmolación del pueblo
chino a instancias de sus despóticos gobernantes. </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">De vuelta a 1942</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">»</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> pretende ser
una crónica cinematográfica de uno de esos holocaustos, ya en tiempos
contemporáneos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">En 1942 China venía siendo ocupada y destruida
por el Imperio del Japón. Un débil gobierno republicano a cargo del general
nacionalista Chiang Kai Shek resistía en el este del país. A pesar del apoyo
recibido por los Estados Unidos en la figura del general Joseph Stilwell, la
ineptitud y corrupción de sus efectivos militares y burócratas sólo cosechaban
derrotas. Chiang vivía paranoico por conservar su precaria posición con brazo
de hierro, y gastaba más recursos de los que tenía en enfrentarse a los
comunistas de Mao, además de los nipones. En ese atroz escenario, la provincia de
Henan –una de las pocas que no estaban sometidas a la férula japonesa– sufrió
una hambruna como no se había visto en siglos. Los campos estaban vaciados de
hombres quienes habían sido levados, y una plaga de langostas destruyeron la
poca producción de arroz. Esto provocó un éxodo de más de 8 millones de
personas. Los que huían de la guerra, de la enfermedad y sobre todo del hambre,
fueron también blanco de la fuerza aérea japonesa que, buscando ralentizar el
avance del ejército nacionalista chino, bombardeó caminos abarrotados de refugiados.
A pesar de ello, el gobierno de Chiang no solo desoyó los reportes que recibía
de la tragedia, sino que pretendió ocultarlos a sus aliados occidentales.
Finalmente, y por presión de los americanos, se decidió enviar parte de los
suministros militares a una población exhausta y hambrienta. Sin embargo,
funcionarios y generales –quienes eran parte de una red generalizada de
corrupción que, finalmente, haría triunfar a sus rivales comunistas– traficaron
y ocultaron toneladas de arroz destinadas a sofocar la escasez. Se calcula que
de 2 a 5 millones de habitantes perecieron por hambre o violencia, llegándose a
extender prácticas como el canibalismo o la trata de personas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">De vuelta a 1942</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">»</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> es una
producción china que, en el 2012, recrea la tragedia siguiendo el relato de Liu
Zhenyun. Se trata de un homenaje 70 años después de la debacle, pero también
constituye un manifiesto político o un film de propaganda producido por el
régimen comunista chino. En él se pone de relieve cómo la maldad de los
industriales, capitalistas y burgueses fue una causa indirecta de la hambruna.
Censura la acción de misionera y caritativa de la Iglesia Católica, en la
persona de un inverosímil monje trapense. Pero sus mayores críticas las enfila
contra Chiang Kai Shek, enemigo capital de Mao Tse Tung. La lista tradicional
de enemigos del régimen de la república popular está casi completa. Extraña luego
el gentil tratamiento que hace de los norteamericanos, encarnados en Adrien
Brody (que encarnó a Theodore H. White, el periodista que debeló la hambruna al
mundo) y Peter Noel Duhamel (Gen. Joseph Stilwell). A pesar de su impresionante
fotografía y buenos recursos visuales –resaltan soberbias secuencias de
batallas–, la cinta cae en el maniqueísmo y la caricaturización de los
personajes (típico riesgo de este tipo de producciones). Asimismo, se percibe el
abuso del recurso dramático, al no dosificarse el patetismo y el dolor. La
victimización, finalmente, desdibuja la magnitud de la catástrofe, y va en
contra de los propios intereses de la cinta. A pesar de ello, es una película
que vale la pena verse, por todo que propone y significa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">No obstante, no debe olvidarse que el gobierno
comunista chino que patrocina este film, planteándolo como una lección de
humanidad y contra cualquier actitud que vaya contra de la dignidad del hombre,
curiosamente se caracteriza por su autoritarismo y violencia (a pesar que los
palurdos de turno le revienten salvas). Justamente, 20 años después del
genocidio provocado por el gobierno nacionalista chino, Mao Tse Tung llevó a
cabo un proyecto de reingeniería social conocido como el Gran Salto Adelante, utopía
comunista que provocó una hambruna considerada como el más mortal de los
desastres provocados por el hombre en la historia humana. Ella cobró la vida de
alrededor de 50 millones de personas por las políticas delirantes del gobierno
comunista y su Gran Timonel. Este desastre provocado aún no tiene película que
la describa, y hasta 1981 fue absolutamente negada por el gobierno chino. El
mismo régimen que gasta millones en hacer ver la paja en el ojo ajeno.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p><br /></span></div>César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-68885521406869110822020-05-25T08:06:00.000-07:002020-05-25T08:07:13.193-07:00China contemporánea en los ojos del cine.<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">China contemporánea en los ojos del cine.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">El séptimo arte nos acerca a la historia del gigante
asiático. <o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW__MBUUD4Xdq7UYUaheGUuS4658sWqhIs1BtopACoueJpN-q92Yr_tA3Tz3EhR5nvWIAgnl8eDHMopPo_W2CY74eW1RyAktL263-2TZxop993ZeGlq5NrtHrVzzXAsAYit0KvNWyqjug/s1600/e13-859.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="385" data-original-width="580" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW__MBUUD4Xdq7UYUaheGUuS4658sWqhIs1BtopACoueJpN-q92Yr_tA3Tz3EhR5nvWIAgnl8eDHMopPo_W2CY74eW1RyAktL263-2TZxop993ZeGlq5NrtHrVzzXAsAYit0KvNWyqjug/s320/e13-859.jpg" width="320" /></a></div>
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Desde los últimos dos meses China nos ha
merecido más atención que de costumbre. Primero fueron las señales de alarma sobre
un virus que apareció en el lejano Wuhan. Luego, cuando todos comenzábamos a
preocuparnos, escuchamos en todos los medios las recetas orientales para
manejar la epidemia (las que se hicieron oficiales por obra y gracia de la OMS),
a la vez que algunas promesas con respecto a una temprana vacuna.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cuando el COVID-19 ya se irguió como una
amenaza planetaria, China fue </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«tendencia» una vez más </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">cuando a los más poderosos gobiernos
mundiales reclamaron al gigante sobre su responsabilidad en la </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">creación</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">»</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> o propagación
del virus, en una escalada de la tensión global. Últimamente estamos también
pendiente de ella, cuando escuchamos cómo países del tercer mundo –como el Perú–
vienen extendiendo las manos a los jerarcas chinos en busca de asesoramiento,
donaciones y un buen proveedor de pruebas, medicamentos e implementos médicos (que
las más de las veces se adquieren mediante contratos oscuros y por encima del
precio de mercado). Parece que vamos a escuchar de China más a menudo, y por
buen tiempo. Por eso vale la pena saber un poco más de la historia de esta
nación milenaria, sobre todo de los cambios que sufrió en el pasado siglo XX.
Propongo por ello una lista de películas que nos ayudará a conocer un poco más a
ese país tan deslumbrante como misterioso. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">Contratos desiguales y guerras del opio.</span></i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La historia reciente de China es una historia
de injusticias y de decadencia. El otrora </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«Imperio
Celestial» que deslumbrara a los europeos y que se mantuvo en pie por milenios,
caería como un coloso de pies de barro bajo la expansión imperialista europea
del s. XIX. En 1820, cuando nuestra nación recién se independizaba, China fue
inundada por el opio producido en la India británica. Mercaderes ingleses se
hacían millonarios a costa de miles de personas reducidas a la adicción. El
emperador decidió tomar cartas en el asunto, y en 1839 hizo efectiva una serie
de edictos prohibiendo el contrabando de esta sustancia. Esto no gustó a los
ingleses quienes, bajo diversas excusas, declararon la guerra a China,
sometiéndola rápidamente. La conclusión fue que el comercio el opio se
incrementó, destruyendo la mente y la libertad de miles de chinos, además que
se debió ceder la isla de Hong Kong a Gran Bretaña. Esta guerra está muy bien
descrita por la película china <i>The opium war </i>(1997).</span><br />
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Sin
embargo, esto sólo fue el inicio del fin. A la primera Guerra del Opio, le
seguiría la segunda, en 1856, en la que se sumaron los franceses. Pronto varias
partes de China estarían bajo el dominio extranjero, dónde se llevaba a cabo un
comercio desventajoso para los chinos. El imperio no podía hacer frente al
abuso europeo, y cayó en desprestigio. Las ideas soberanistas harían eco
entonces en la juventud china. En 1900 una sociedad secreta que practicaba
artes marciales como el Kung Fu proyectó un levantamiento contra los
extranjeros. Se trataba de la «Sociedad de la justicia y la concordia». Sus
miembros exaltaban el pensamiento tradicional chino a la vez que rechazaban con
violencia todas las ideas occidentales. Pronto iniciaron ataques contra
embajadas, misioneros y comerciantes. Finalmente, la propia dinastía Qing se
implicaría en la lucha, desencadenando una guerra abierta contra todas las
potencias occidentales, llamada Guerra de los boxers (boxeadores). Denominación
dada por los ingleses a los miembros de la sociedad quienes utilizaron las
artes marciales en la lucha, a falta de armas. El clásico film <i>55 días en
Pekín</i> (1963) de Nicolas Ray versa sobre este levantamiento, desde una
particular visión supremacista europea.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">El fin
de un imperio</span></i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Las
sucesivas derrotas de la dinastía Qing, pérdidas territoriales y la firma de
vergonzosos tratados comerciales arruinaron la imagen del emperador. Esto,
sumado a la irrupción de ideas occidentales como el nacionalismo y el
republicanismo moderno, llevaron a la debacle del Imperio Celestial. En 1912,
un jovencísimo emperador llamado Pu-Yi, quien ascendió al trono con tan sólo
dos años, sería depuesto por la naciente República China. Este personaje será
sobre el que versará la magnífica película de Bernardo Bertolucci, <i>El último
emperador</i> (1987), ganadora de 9 oscars, incluyendo mejor película. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">El artífice intelectual de la primera República
China fue el médico Sun Yat Sen. Desde los Estados Unidos lideraría un
movimiento –el Kuomintang– que terminaría llevando a cabo una rebelión en 1911
en la ciudad de Nankín. Ella dio lugar a la primera República China. Luego de
triunfar el levantamiento, el país se sumiría en el caos. Solo el suroeste del
país estaría bajo el gobierno de la república recién proclamada. El resto del
país estaría bajo las órdenes de jefes militares que, actuando como reyezuelos,
sometían a la población a su voluntad. Después de la caída del Imperio Celeste,
la anarquía, la anomia, el caos se posaría sobre China durante casi cuatro
décadas. La épica revolución de Sut Yat Sen es objeto de una película
propagandística y conmemorativa del gobierno chino, puesto que la actual
República Popular se reclama heredera de esa revolución. Hablamos de <i>1911</i>
(2011), protagonizada por Jackie Chan y Jet Li.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">El caos y la invasión. </span></i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">El periodo que va desde el fin del imperio
hasta la subida al poder de Mao, está marcado por la confusión y la muerte. Una
serie de caudillos lucharán por hacerse con el poder. Algunos de ellos, como Yuan
Shikai, terminarían convirtiéndose en un caudillo militar o </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«señor de la guerra», presidente de la república, y finalmente, como
fugaz emperador. El Kuomintang, es decir el partido republicano que quería
modernizar y occidentalizar China, seguía teniendo las preferencias entre la
opinión pública internacional, pero no pudo consolidar su poder ni su imagen
ante el pueblo chino. De entre este desconcierto surgirían dos figuras (ambos
antiguos miembros del Kuomintang): Chan Kai Shek y Mao Tse Tung. El primero,
lideraría el Kuomintang y fungiría de presidente de la endeble República de
China. El segundo se haría un nombre en el Partido Comunista Chino, que
empezaba a hacerse un espacio político en la escena. Sin embargo, la rivalidad
de ambos tuvo un cuarto intermedio cuando, en 1937, Japón invadió a China. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">La invasión japonesa de China, o Segunda Guerra
Sino-japonesa es uno de los episodios más dramáticos de la historia del siglo
XX. En el curso de la contienda que terminaría con la derrota de los japoneses
en la Segunda Guerra Mundial, se llevaron a cabo violaciones masivas,
asesinatos a civiles, hambrunas planificadas, experimentación biológica y
química con seres humanos, esclavismo y genocidio contra la población china. Son
muchas las películas que se insertan en este infausto acontecimiento. Considero
imperdibles: <i>Las flores de la guerra</i> (2011), de Zhang Yimou, que da
cuenta de la violencia sexual que se desencadenó en el conflicto<i>; John Rabe</i>
(2009), producción alemana que describe la actuación de John Rabe –industrial
alemán y miembro del partido nazi– quien salvara la vida de cientos de chinos
durante la ocupación de Nankín; y sobre todo <i>Nanjing, Nanjing!</i> (2009) y <i>No
hay amor más grande</i> (1959). La primera es considerada como </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«La </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">lista de Schindler
de oriente</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">»</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"> por la similitud que guarda con la aclamada película de Steven
Spielberg en cuanto su temática, enfoque cinematográfico, y especialmente, por
su calidad. A pesar de ello, fue duramente criticada por grupos políticos
japoneses por su descarnada visión del genocidio. La segunda es la primera
parte de la genial trilogía del también genial director japones Masaki
Kobayashi, uno de los más grandes junto con Kurosawa, Ichikawa, Ozu y
Mizoguchi.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">El “nuevo imperio”</span></i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">El fin de la invasión japonesa coincidió con el
reinicio de las hostilidades entre Chan Kai Shek (nacionalistas) y Mao Tse Tung
(comunistas). A pesar del apoyo brindado por Estados Unidos a Chan, en los
albores de la Guerra Fría, Mao se haría del apoyo popular aprovechando el apoyo
de la URSS y el desprestigio de una república liberal cada vez más corrupta,
burocrática, ineficiente e injusta. Asimismo, la tradición política china hacía
natural la transición hacia un nuevo tipo de poder omnímodo, similar al que
ejerció el imperio por milenios. No era extraño que un planteamiento
totalitario y a la vez colectivista como el de Mao tuviera éxito, además de
presentarse como una </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«opción moderna» que podía hacer frente a los poderes
occidentales que estaban oprimiendo China hacía décadas</span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX;">. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Dos
son las películas que pueden ayudarnos a comprender los inicios y el auge de
Mao. Ambas son dos películas de propaganda, subvencionadas por el gobierno
chino, de gran producción y que tienen como actores a grandes estrellas como
Jackie Chan y Jet Li. Se trata de <i>La fundación de un partido</i> (2011) y <i>La
fundación de una república</i> (2009). Éxitos de taquilla en su país de origen
y grandes apologéticos del </span><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">«Gran Timonel Mao», aún símbolo del
régimen.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Justamente,
siendo que China aún mantiene el régimen de partido único y no ha sufrido una
suerte de «desestalinización» o <i>perestroika</i> como en la exURSS, aún es
imposible criticar a Mao. Esta es la razón por la que no existen películas
sobre el más grande genocidio operado en toda la historia de la humanidad.
Hablamos del «Gran Salto Adelante». Sueño de Mao Tse Tung, pesadilla de China. Este
proyecto consistió en la industrialización de China a marchas forzadas. Incluyó
–como lo hiciera, a su vez Stalin– la muerte por hambre de los disidentes
políticos, desafectos al régimen y otros grupos indeseables al poder. Con la
venta del arroz que se confiscaba a los campesinos se pretendió comprar
hidroeléctricas y fábricas, ídolos del progreso comunista. Las reformas de Mao
también implicaron la destrucción de la vida privada (se prohibieron hasta las
cocinas familiares), los roles tradicionales (se obligó a las mujeres a
vestirse de hombre y trabajar en las mismas labores y durante las mismas horas)
y de los vínculos comunitarios ancestrales. Inclusive, de manera inaudita, Mao
decretó «la guerra contra los gorriones». Estas aves según Mao –tal como los
terratenientes, burgueses y capitalistas– le robaban el arroz al pueblo. Se
exterminaron todos los gorriones en China, y esto provocó una plaga de insectos
(que eran la verdadera comida de los gorriones) que causó a su vez tremendas
pérdidas en la agricultura. El experimento social costó treinta y tres millones
de personas en tres años. Se han documentado, en el periodo, muchísimos casos de
esclavismo, servidumbre sexual y hasta antropofagia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">La
guerra cultural</span></i><span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">El
desastre del Gran Salto Adelante hizo que la imagen de Mao se desprestigiara en
el seno el partido. Sin embargo, era muy famoso entre los jóvenes que habían crecido
venerándolo como un dios. Hábilmente, Mao lanzó una campaña llamada «florezcan
mil flores» y llamó a los intelectuales y a los miembros del partido a criticar
su gestión. Luego de que se intensificaran y se hicieran públicas las críticas,
Mao desencadenó la llamada «Revolución Cultural». Llamó a las juventudes del
partido (guardias rojos), y apoyado por el ala izquierdista del partido y el
ejército desató una purga contra los disidentes. Así reforzó su posición
proclamando la cruzada contra los «4 viejos»: Viejas Costumbres, Vieja Cultura,
Viejos Hábitos y Viejas Ideas. Esto implicó la destrucción del milenario
patrimonio cultural chino. De inmediato templos y tumbas fueron saqueadas y
destruidas (incluida la de Confucio), la ópera tradicional china se prohibió y
se occidentalizó –Mao diría «se proletarizó»– a la fuerza a China. Esto sin
contar los 20 millones de muertos que, por ejecuciones o linchamientos,
perecieron de 1966 a 1978.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">El cine
chino se ha ocupado con acierto de la llamada Revolución Cultural, aunque
cuidándose de revelar su faceta genocida. Son imperdibles las películas de los
renombrados cineastas de la denominada «quinta generación» como Chen Kaige y su
<i>Adiós a mi concubina</i> (1993), Tian Zhuangzhuang y <i>La cometa azul </i>(1993),
y Zhang Yimou con <i>Vivir</i> (1994) y <i>Regresando a casa</i> (2014).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Vale la
pena señalar que, mientras en China el pueblo sufría matanzas y hambrunas, en
un occidente cada vez más decadente se encumbraba la figura de Mao. Por
ejemplo, el maoísmo fue una fuerte influencia en el Mayo del 68’ francés, quien
preconizaba la libertad total tomando el nombre de una de las dictaduras más
feroces que han existido. Para más señas ver <i>La chinoise </i>(1967) de
Jean-Luc Godard, o <i>Dreamers </i>(2003) de Bertolucci. El delirio de los
soñadores se convierte en la guadaña que ciega la cabeza de los inocentes. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-MX" style="mso-ansi-language: ES-MX; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Finalmente,
la Revolución Cultural de Mao se detuvo cuando el ala más ortodoxa
(izquierdista) del partido perdió el poder. La «banda de los cuatro»,
capitaneada por Jian Qing, la viuda de Mao, fue defenestrada por Deng Xiapong y
su grupo. Él propuso una apertura al libre comercio, y a las libertades de vida
privada. Desde su mandato hasta hoy China ha experimentado un despegue
económico inusitado, aunque las libertades de conciencia y civiles siguen
recortadas. Tan sólo en un lugar en el mundo se llevó a cabo una campaña contra
el régimen de Deng Xiapong. Este lugar fue el Perú. Sendero Luminoso, fiel
seguidor de Mao y nostálgico de sus métodos, ahorcó siete perros en postes del
centro de Lima, en cuyo cuello colgaba un rótulo que decía «Deng Xiapong, hijo
de perra».<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-86930749081785365512020-01-02T16:50:00.000-08:002020-01-02T16:51:37.343-08:00La inocencia y el sacrificio en la Navidad, Marcelino Pan y Vino<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La inocencia y el sacrificio en la Navidad: <o:p></o:p></b><b>Marcelino Pan y Vino, de Ladislao Wajda</b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ladislao Wajda (1954)<i> Marcelino Pan y vino. </i>Chamartín. España. 90 min. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwNjd3NAPJEYDY0AxkEUnAiFSmkAVfH52pmcMzqTDOwlZCloAkbxKIufBHRo3qC-x161bXu1yqH7n-dc_7NRC2ztdZdgLUduIPmtqKCOkylIZQAAd-6YJ612eThPQgvBkNXUn121YGr9A/s1600/Marcelino_pan_y_vino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="374" data-original-width="265" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwNjd3NAPJEYDY0AxkEUnAiFSmkAVfH52pmcMzqTDOwlZCloAkbxKIufBHRo3qC-x161bXu1yqH7n-dc_7NRC2ztdZdgLUduIPmtqKCOkylIZQAAd-6YJ612eThPQgvBkNXUn121YGr9A/s320/Marcelino_pan_y_vino.jpg" width="226" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Transcurrieron tan solo un par de
días de haber conocido a mi amigo Fernando, cuando él me confesó –con firmeza a
la vez que con ingenua alegría– que poseía un excelente seguro de vida. Es así
cómo advertí que Fernando era verdaderamente un católico. Digo esto,
remitiéndome a san Pablo, al sostener que todo buen cristiano está atravesado
por dos profundas y encontradas preocupaciones: permanecer en la tierra para el
bien de los suyos, y partir confiadamente al encuentro del Señor. Esta paradoja
–una de tantas que ocupan la vida del cristiano– es abordada por un hermosa
película, otrora un clásico navideño que debiera rescatarse. Nos referimos a
«Marcelino, pan y vino» (1954), producción española dirigida por el húngaro
Ladislao Wajda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La película<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La cinta, basada en la novela
homónima de José María Sánchez Silva, a la vez recrea una vieja historia perpetuada
por la tradición oral europea y retomada por los hermanos Grimm. Ésta inicia en
un pueblo castellano en ruinas después de la invasión napoleónica (algo que
aludirá a las ruinas que otra ofensiva anticlerical, la Guerra Civil, habían
dejado recientemente en España). Allí, unos frailes franciscanos levantarían de
los escombros un convento. Tiempo después en sus puertas sería abandonado un
huérfano al que llamarían Marcelino y al que criarían con especial celo y
cuidado. Marcelino viviría una infancia típica entre el cariño de los
religiosos, sin embargo el anhelo por ver a su madre lo llevaría a experimentar
la melancolía. En una de sus travesuras encontraría la imagen de un crucificado
en un desván, con quien iniciaría una amistad. Ante sus ojos de niño el Señor
se manifestaba cariñoso y sufriente. Marcelino, apiadado por Él, robaría comida
y trataría de confortarlo con todo lo que estaba a su alcance. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Jesús, agradecido le prometió darle un regalo,
Marcelino escogió ir al cielo para ver a su mamá. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marcelino, pan y vino</i> rápidamente se convirtió en un éxito de
taquilla y a la fecha es una de las películas más exitosas del cine español.
Las excelentes actuaciones, su guion y la soberbia dirección artística de Wajda
la hacen una pieza de sencilla pero penetrante belleza. Tal como la novela de
Sánchez Silva, es clara y austera pero rezuma en ella una profunda ternura.
Algo digno de ser resaltado en tiempos en que lo empalagoso y sensiblero usurpa
tal nombre. Además de varios premios españoles –y a pesar de su particular temática–
la cinta fue elogiada y premiada en los festivales de Berlín y Cannes. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">¿Una película navideña?<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Como lo manifestó S.S. Benedicto
XVI en 2006 «En la atmósfera de la alegría de la Navidad, no parece fuera de
lugar la referencia al martirio de san Esteban (26 de diciembre). En efecto,
sobre el pesebre de Belén ya reposa la sombra de la Cruz». «Ahora lo vemos en
pañales en el pesebre; después de su crucifixión, será nuevamente envuelto con
vendas y colocado en un sepulcro –dirá el Santo Padre, en 2007–. No es
casualidad que la iconografía navideña represente a veces al Niño divino recién
nacido recostado en un pequeño sarcófago, para indicar que el Redentor nace
para morir, nace para dar su vida como rescate por todos». El Papa Francisco lo
señaló de manera más contundente en 2013: la fiesta del primer mártir se
fijaría apropiadamente un día después de las fiestas «para disolver una imagen
dulzona y de cuento de hadas de la Navidad, que es ajena al Evangelio». <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Más allá de lo dicho por los
pontífices, y lamentablemente, la Navidad actualmente hace eco a la cultura
dominante. Salvo en contados hogares, ella es una fiesta de consumo, de tinte
infantil y de sacralización bobalicona de la alegría (gozo muchas veces forzado,
como comentamos en un artículo publicado en enero de éste año). Y es por ello
que en estos tiempos proponer a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marcelino,
pan y vino</i> como una «película de navidad» puede considerarse chocante o
extravagante. De hecho ésta película –en otros tiempos tan vista por grandes y
chicos, y convertida en un clásico del cine católico– hoy puede ser estimada
como «inapropiada» para los niños al tocar el tema –tan profundo como
misterioso– del sacrificio de los inocentes. Es decir, de aquellas incontables víctimas
que se suman a la ofrenda por excelencia del inocente por excelencia: la Pasión
de Jesucristo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Un clásico… a pesar de todo.<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin embargo, como ya se ha dicho,
años atrás esta película era constitutiva de una cultura católica hispana muy
arraigada. Incluso se da el caso de intelectuales «progresistas» que, luego de
despotricar contra el «catolicismo franquista» de los 50’, admiten la
admiración que profesaron –y que en parte aún profesan– a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marcelino, pan y vino. </i>Cinta que marcó la educación sentimental de
su infancia y película a la que, muy convenientemente, excluyen del sambenito
de pertenecer al índice de películas de «propaganda oficial».<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Uno de esos intelectuales, periodista
español, declararía que siendo niño y habiéndose perdido en las montañas cerca
a su pueblo, recordando pasajes de la película se representó y adquirió
conciencia de su segura y pronta muerte. Más allá de atemorizarle, con profunda
seriedad y algo de curiosidad por el más allá, se dispuso a vivirla tal como lo
hiciera Marcelino. Afortunadamente, un lugareño lo encontraría y salvaría del
peligro. Esta anécdota ilustra como una particular conciencia de la muerte –de
índole cristiana– había germinado en los niños españoles. Una visión que, lejos
de complacerse en lo macabro o reprimir nuestro natural rechazo al deceso, lograba
cierta fortaleza ante lo inevitable y se abría a la esperanza. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de los años, el éxito de
la película le ha valido tres cuatro nuevas<i style="mso-bidi-font-style: normal;">
</i>versiones, aunque la original es indiscutiblemente superior a sus
posteriores adaptaciones<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> La primera
será la italiana <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Marcellino pane e vino </i>(1991),
del director Luigi Comencini. En el 2000 se rodaría una versión animada y el
2001 se estrenó una miniserie española bajo el mismo título. Finalmente, a
finales del 2010, se grabó en México una versión de la cinta ambientada en la
Revolución Mexicana. Veámosla, con ojos de niño, en familia y junto al pesebre
de casa. <o:p></o:p></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-71324089093655643462019-12-05T08:28:00.000-08:002019-12-05T08:28:47.193-08:00El nazismo y el cine: El Ogro.<br />
<div class="MsoNormal">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El nazismo y el cine:
El Ogro, de Volker Schlöndorff. <o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;">Volker Schlöndorff (1996). <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Der Unhold.</i> Canal+, France 2 Cinéma, Héritage Films, Recorded
Picture Company, Renn Productions, Studio Babelsberg, Universum Film, Westdeutscher
Rundfunk. </span>Alemania, Francia, R.U., 118 min. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8LrVJaW_qwx6SJlbUqOkba_dcVqIox_gvibKZ7WqKMx-gbgH0EQ1kuk5p7yOemAGfgRDHJS_bh7Kc02IJGx8fvCEuPJYT_vEh10sNyFRB_g_4-R3a4SiaLUOfNKR7iq5pZwaH3DGZFm8/s1600/HaxintJ.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="425" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8LrVJaW_qwx6SJlbUqOkba_dcVqIox_gvibKZ7WqKMx-gbgH0EQ1kuk5p7yOemAGfgRDHJS_bh7Kc02IJGx8fvCEuPJYT_vEh10sNyFRB_g_4-R3a4SiaLUOfNKR7iq5pZwaH3DGZFm8/s320/HaxintJ.jpg" width="226" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando uno piensa en el nazismo
en el cine, inmediatamente vienen a la mente la propaganda nazi de Leni Riefenstahl
o una serie de conmovedoras películas sobre el Holocausto. Cintas como La lista
de Schindler (1993) o La Vida es Bella (1997) constituyen buenos ejemplos de
películas rodadas a propósito de aquel siniestro pasaje de la historia. Sin
embargo, más allá del despliegue esvásticas y cruces gamadas, en ninguna de
éstas obras se puede entrever con claridad las características de una ideología
que desembocó en tan monstruosos frutos. Muchas veces –y a pesar de la calidad
de las películas– nos quedamos con una imagen difusa, ambigua y hasta
caricaturesca de lo que es el nazismo: una banda de trastornados y crueles
sujetos que, en el ápice de la maldad, torturan y exterminan a sus indefensas
víctimas sin razones aparentes. Esto, si bien se corresponde con la verdad
epidérmica del régimen nazi, sólo es la punta (macabra) de un iceberg que la
mayoría desconocen. Así pues, si bien son cientos y hasta miles son los filmes
que de una u otra manera abordan el régimen nazi, son muy pocas las películas
que pueden describir de alguna manera aquel sistema de pensamiento que sirvió
de basamento para el régimen de Hitler y sus esbirros.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una de ellas es El Ogro (1996),
cinta alemana dirigida por Volker Schlöndorff y –como la mayoría de las
películas de su tipo– es prácticamente desconocida por el gran público. Ésta
trata de la historia de Abel (John Malkovich), un francés con retraso mental
leve, que luego de caer en manos de los alemanes en la guerra se convierte en
devoto servidor de los jerarcas nazis y en reclutador de niños para un campo de
las SS. Esta cinta, oscura a la vez que hermosa, puede describirnos con
maestría muchas de las características del Nacional Socialismo. Cada uno de sus
personajes puede representar una de las doctrinas básicas de éste movimiento.
Adentrémonos en la mente-ícono de sus protagonistas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El nazismo hecho personaje<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El primer prototipo nazi
presentado en El Ogro será el Professor Blattchen. Este médico, además de
atender a la joven guardia de las SS que se forma en el castillo de Kaltenborn,
es un genetista entusiasta de la selección natural y la pureza racial. En uno
de sus muchos diálogos con Abel –a quien trataba con cariño a pesar de su
condición de francés sub-normal– le explicaría que simplemente con medir la
cabeza y los miembros de sus pupilos podía determinar sin lugar a dudas quien
había nacido para convertirse en líder, y quién para ser esclavo como él. Se
basaba en que –y la ciencia nunca falla– aquellas características biológicas
que cientos de años de evolución darwinista y selección de entre los más aptos
habían conformado un tipo «ario» ineludible y positivamente superior que los
demás. Recordemos que estas absurdas teorías, eran muy aceptadas y difundidas
desde el S. XIX ya que –como ocurre en la actualidad con otras ideas
descabelladas, como la evolución de la materia inerte a la viviente, por
ejemplo– eran planteadas como verdades científicas. Recordemos que en nuestro
país y a inicios de siglo, destacados políticos liberales y rectores de la
Universidad de San Marcos como Javier Prado y Alejandro Deustua postulaban
desde sus cátedras que el desarrollo del Perú sólo podría conseguirse con una
inmigración europea que reemplace a la población nativa puesto que ésta estaba
genéticamente condenada a la servidumbre e inferioridad mental. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Voluntad de poder<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por otro lado, el líder del
campo, el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Obersturmbannführer</i> Raufeisen,
también trabó relación con Abel, con quien solía monologar. En sus charlas, y
discrepando con el Professor Blattchen, refería con ardor la otra gran
tendencia del pensamiento nazi: el voluntarismo romántico. Raufeisen, siguiendo
esa poderosa escuela germana que va de Goethe hasta Nietzsche, buscaba forjar
la grandeza de la juventud alemana en términos de la «voluntad de poder». Según
él, únicamente el hombre total y plenamente dueño de sí era superior a todo. El
que realizaba su voluntad dejando de lado cualquier repulsión natural al dolor
propio y ajeno, era digno de ser llamado un hombre. Tanto el miedo como la
compasión eran cosas de cobardes en esta visión de un hombre que crea su propia
moral supeditándola a su capacidad transformadora. Es por ello que Raufeisen
sometía a sus pupilos a las más duras experiencias, frente a las cuales algunos
morirían. Según él esto no importaba, porque sólo los más fuertes y aptos, los
que logren sobrevivir porque su voluntad era más fuerte que la calamidad,
serían los únicos dignos de dirigir el rumbo de la humanidad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Aristocracia y populismo<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Finalmente, un último personaje
nos advertiría sobra otra característica fundamental de su pensamiento: su
culto al “pueblo”, es decir a la masa. No olvidemos que los partidos fascistas
–tanto italiano como alemán– nacieron de partidos socialistas en sus
respectivos países. De hecho, la ideología nazi es una versión heterodoxa del
socialismo. No por nada el partido nazi se denominó Partido Nacional Socialista
Obrero Alemán (NASDP). Así se lo haría notar el conde Kaltenborn, antiguo dueño
del castillo en el que se desarrollaba la trama. Como todos los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">junkers</i> (tal como se les llamaba a los
nobles alemanes) despreciaba a Raufeisen y a todos los nazis. De hecho, los
únicos intentos de asesinar a Hitler fueron planeados y ejecutados por
aristócratas alemanes, especialmente católicos. Ya en el marco de la película,
el conde referiría a Abel burlándose de Raufeisen, y aludiendo al carácter
popular de su organización, que «el SS estaba orgulloso de su uniforme
reluciente y su alto rango… sin embargo, algunos años atrás era un simple
zapatero de pueblo». A pesar de haber parasitado las insignias, los símbolos de
nobleza y cierta apariencia de jerarquía, el nazismo era un movimiento de masas
en el que de la noche a la mañana –y sólo por la adhesión ciega al partido–
cualquier hombre podría lograr un «lugar importante» en la sociedad. He allí el
secreto de su gran éxito en sus primeros años. El nazismo, pues, no destacaba
los antiguos valores tradicionales sino que buscaba una utopía igualitarista y
en la sacralización de la voluntad de unas masas conducidas por un único líder.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Progresismo ineludible<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La última característica
fundamental del nazismo será el culto al futuro, el culto al progreso. Al igual
que su ideología hermana –el comunismo– la futura sociedad ideal será el ídolo
al que se le tiene que sacrificar la vida de millones de personas, cualquier
moral y el interés particular. Este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Moloch</i>
disfrazado de paraíso igualitario, pacífico e higiénico palpita en toda la
cinta. Ella no tiene un personaje definido, pero al ser la más importante de
sus características está presente en cada escena. Sin embargo, vale la pena
mencionar que otra excelente película de Schlöndorff y ambientada también en el
régimen nazi –El noveno día (2004)– se centra en éste punto.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-11793782172208103272019-09-15T06:10:00.003-07:002019-09-15T06:10:53.658-07:00El Japón de la postguerra en los ojos del cine.<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b>El Japón de la postguerra en los
ojos del cine.</b><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisNSN_BbylvAbbKDS_EO81nStGRdFdaiTvSCC_rZt9jasxtFgh3wjuxzF6qicGjo6yiu3CDqulvFpBsbOmwJ9cabV2eiLjqb0KUaPIWSgCx0zHDWmX_lTVy_ZhiONA7EObI3XHBBxGs0U/s1600/Shigemitsu-signs-surrender.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="593" data-original-width="740" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisNSN_BbylvAbbKDS_EO81nStGRdFdaiTvSCC_rZt9jasxtFgh3wjuxzF6qicGjo6yiu3CDqulvFpBsbOmwJ9cabV2eiLjqb0KUaPIWSgCx0zHDWmX_lTVy_ZhiONA7EObI3XHBBxGs0U/s320/Shigemitsu-signs-surrender.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El 15 de agosto de 1945 un
mensaje radial desconcertó al mundo entero. La voz del emperador Hiroito, líder
supremo del Japón y «dios viviente» para sus súdbitos, se escuchaba por primera
vez en público. Anunciaba la rendición incondicional del Japón luego de cuatro
años de brutal lucha. Quince días después, el Ministro de Relaciones Exteriores
japonés firmaba el acta de rendición en el acorazado Missouri ante los
generales aliados. Atrás habían quedado tres millones de japoneses muertos,
entre militares y civiles. Los continuos bombardeos norteamericanos sobre las
islas habían destruido la mitad de la capacidad industrial del país, además de
provocar un desplazamiento de población nunca antes vista y una hambruna que
llevó a la muerte a cientos de miles de civiles. Las dos únicas bombas atómicas
lanzadas en toda la historia, por su parte, se cobraron la vida de 140 mil
personas en Hiroshima y 80 mil personas en Nagasaki. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Japón, derrotado y ocupado por
las fuerzas aliadas, entraría a un estado de anomia y desmoralización sin
precedentes, luego de haber vivido el fanatismo y la euforia militarista. La
hambruna se agravó por el cese del suministro de alimentos que venía de
Manchuria y Corea, y por la repatriación de los japoneses que ocupaban el Asia.
Gansters locales comenzaron a hacerse del poder en las periferias de las
grandes ciudades, en las que vivían de la extorsión, el proxenetismo y el mercado
negro. Las fuerzas armadas se disolvieron y la democratización forzada que
impuso occidente causó más estragos que los que inicialmente buscaba subsanar. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Paradójicamente, el oscuro período del Japón
de la Postguerra, inspiraría algunas de las más grandes obras maestras de la
cinematografía del país del Sol Naciente. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En Japón, el término <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Kyodatsujoutai</i> –traducido literalmente
como «estado de letargo»– alude a la ruina moral en que caería esa nación luego
de la derrota de 1945. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tan sólo tres
años después de la rendición, Akira Kurosawa, uno de los más grandes cineastas
de todos los tiempos, filmaría <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El ángel
ebrio:</i> uno de los más bellos y descarnados testimonios de la terrible
situación que por entonces se vivía en aquel país. Ambientado en un suburbio de
Tokio, recrea los bajos fondos de la ciudad y la vida de un mafioso
(interpretado por Toshiro Mifune) que regenta un cabaret en el que se bebe whisky
y se escucha jazz «a la japonesa». Él será confrontado por un médico alcohólico
(Takashi Shimura) que mantiene una cruzada contra la tuberculosis que asola el
vecindario, y contra una serie de «epidemias morales» representadas en una
ciénaga-basurero que se extiende por el lugar. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ángel ebrio</i> sería una de muchas películas de Kurosawa que se sitúan
en la post-guerra, y en las que explotando esta dramático periodo, alude con
maestría a la grandeza y miseria de la condición humana. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un año antes, en 1947, Kurosawa
había rodado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un domingo maravilloso</i>.
Una película en la que se describen las vicisitudes de una joven pareja que no
puede casarse por falta de recursos, y que busca vivir su idilio a pesar de la
precariedad económica que los amenaza irremediablemente. En 1949 filmaría dos
películas –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Un duelo silencioso </i>y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Perro rabioso</i>–<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>que además de narrar la historia de un dedicado médico y un
esforzado policía, respectivamente, reflejan un Japón atravesado por la abulia,
el vicio y el desamparo. Finalmente, en 1955 con <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Crónica de un ser vivo</i> abordará el tema del trauma en que vivían
los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki, y por tanto, de las heridas aún no
cicatrizadas de esa nación. Tema que retomaría al final de su carrera con la
célebre –pero floja– <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rapsodia en agosto </i><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(1991). <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero no sólo Kurosawa se abocaría
a retratar el Japón de postguerra en el que vivía (tal como<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lo haría el neorrealismo italiano con De Sica
y Rossellini). Otros grandes directores circunscribirían sus mejores
producciones a ésta época. Así pues, Masaki Kobayashi le dedicaría por lo menos
tres de sus películas a la postguerra japonesa. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La habitación de las paredes delgadas </i>(1956) describiría la prisión
de antiguos soldados japoneses y las injusticias a las que fueron sometidos por
las autoridades norteamericanas. Vejaciones tan terribles como las que
sufrieron bajo los fanáticos oficiales japoneses que antes los comandaran y
que, asombrosamente, fueron exculpados de los atrocidades que cometieron en la
guerra. En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La plegaria de un soldado
(1961)</i> –tercer film de su trilogía <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
condición humana</i>– Kaji, un joven soñador y pacifista que se ve obligado a
luchar en las fuerzas imperiales busca sobrevivir con los remanentes del
ejército japonés, eludiendo a las fuerzas chinas y soviética que los cercan y,
eventualmente, aprisionan. Una de las últimas películas de Kobayashi es un
documental que aborda un controversial capítulo de la postguerra: los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juicios de Tokio</i> (1983), en la que se
discute, entre otros asuntos, el porqué de la exclusión del emperador como
criminal de guerra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Muchas otras grandes películas se
han filmado teniendo como escenario este poco conocido episodio de la historia
mundial. Otro gran realizador japonés, Kon Ichikawa, dirigió en 1956 <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El arpa birmana</i>, película que relata la
historia de uno de los numerosos regimientos del ejército japonés que hasta
1974 continuaron en armas por no creer en la veracidad de la rendición.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Fuego
en la llanura</i> (1959) Ichikawa narra las penurias de unos soldados que
escaparon a la prisión aliada luego de la rendición, internándose en las selvas
de Filipinas buscando sobrevivir. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ni siquiera el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anime</i> japonés ha estado lejos de relatar
estos eventos. Una obra maestra del género, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
tumba de las luciérnagas </i>(1988) –de la cual hemos tratado en otra ocasión– describe
la vida de dos niños en los primeros y más duros momentos de la postguerra. Un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anime</i> más reciente como es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La isla de Giovanni </i>(2014) se aboca,
también desde una mirada infantil, a narrar la vida de los habitantes de la
isla de Shikotán bajo la ocupación, y posterior colonización, soviética. <i style="mso-bidi-font-style: normal;"><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así pues, como una flor de
estanque, el cine de los más grandes directores japoneses se nutrió del más fétido miasma de la guerra para
dar lugar a un pasajero, desconcertante y reivindicativo destello de
belleza. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-37023737299424305732019-07-16T11:35:00.001-07:002019-07-16T11:36:13.559-07:00Dos películas, dos revolucionarios, un genocidio<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dos
películas, dos revolucionarios, un genocidio<span style="mso-spacerun: yes;">: </span></b><b>«El Tren de Lenin», de Damiano Damiani y «Stalin»
de Ivan Passer.</b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Damiano Damiani (1988) <i>Il treno di Lenin.</i> <span lang="EN-US">RAI, ZDF, TVE. 3hs. 118 min.</span></div>
<span style="text-align: justify;">Ivan Passer (1992) </span><i style="text-align: justify;">Stalin.</i><span style="text-align: justify;"> HBO, MTV, Novofilm. EEUU. 166 min.</span><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5OSon83ZJ0SOxEDHOQHMpg38MIiZDfmSm_YBsQ-7LYeDnEdvmoxv29kq7L0-oNmTFzdPeGOm9x6-baTA_7e4BP1GwNGpNPw1SQaD30_pZUGftDdOB58C4CRNUxbglBzEU6aV81ys5ewY/s1600/En-Rejse-Der-Forandrede-Verden-dvd-p.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="579" data-original-width="400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5OSon83ZJ0SOxEDHOQHMpg38MIiZDfmSm_YBsQ-7LYeDnEdvmoxv29kq7L0-oNmTFzdPeGOm9x6-baTA_7e4BP1GwNGpNPw1SQaD30_pZUGftDdOB58C4CRNUxbglBzEU6aV81ys5ewY/s320/En-Rejse-Der-Forandrede-Verden-dvd-p.jpg" width="221" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entre los círculos de izquierda,
por lo menos desde los años 60’, se planteó y difundió un binomio muy útil en
términos propagandísticos: Lenin «bueno» / Stalin «malo». Frente a los horrores
–inocultables ya– que había causado el régimen soviético (como el genocidio
ucraniano y los asesinatos políticos que costaron la vida de más de cuatro
millones de personas) siempre se tendió a endilgar la responsabilidad a Stalin,
demonizándolo; a la vez que se creaba una imagen de un Lenin piadoso que había
sido engañado e instrumentalizado por el «monstruo georgiano». Los que
sostienen esta tesis se basan, esencialmente, en el «testamento» de Lenin: documento
escrito por el líder comunista en sus últimos meses, y en el que
progresivamente –porque el texto tiene múltiples adendas– se denuncia la
personalidad cruel y tiránica de Stalin. Es en base de estos textos, y echando
mano a una gran dosis de libre interpretación, es que se filmaron las únicas
dos películas que versan de la vida de estos dos líderes: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El tren de Lenin</i> (1988) y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Stalin</i>
(1992).<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Las dos películas<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La primera cinta, dedicada a
Vladimir Ilich Ulianov, es una miniserie para televisión rodada en Italia.
Coproducción ítalo franco alemana, es dirigida por el afamado director Damiano
Damiani. Sólo por la tendencia del su realizador –Damiani era militante
comunista comprometido– podemos sospechar el tratamiento que hace de Lenin. A
pesar de reflejar su carácter iracundo e intolerante, el tratamiento que se
hace de esta figura es complaciente hasta lindar con lo épico. Son dignas de
destacar, sin embargo, las escenas que ilustran el debate ideológico de los bolcheviques
mientras se dirigían de Alemania a Rusia, en vísperas de la Revolución de
Octubre. Remarcables será además la actuación de Ben Kingsley y la música de
Nicola Piovani. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La cinta dedicada a Stalin,
también es una miniserie para televisión producida por HBO y dirigida por Ivan
Passer. La película, si bien pretende dar una imagen más fidedigna de éste
personaje, termina caricaturizándolo. A pesar de la estupenda actuación de
Robert Duvall, quien encarna al dictador, el guión presenta a un Stalin grotesco
y plano. Sin embargo, en dónde reside su mayor equívoco es en su descripción de
su relación con Lenin; haciendo de éste último una víctima de la crueldad
asesina de su sucesor.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">La verdad histórica<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin embargo, más allá de las
películas antes mencionadas, la historiografía seria nos da una versión
totalmente diferente de estos hechos. Jean Meyer, por ejemplo, afirma que
Stalin fue el aprendiz más aprovechado de Lenin, y que sus atroces políticas de
los años 30’ fueron simplemente la implantación de modelo leninista a toda
regla: violencia que había iniciado Lenin en su «guerra contra los campesinos»
y la implantación del «comunismo de guerra» de 1918. Paul Johnson, por su
parte, refiere cómo Stalin fue la «creación» de un Lenin incapaz de aceptar
ninguna idea que no fuera la suya. En su ambición de concentrar todo el poder
en el partido, para luego acapararlo mediante una cúpula sometida a él, delegó
a Stalin las tareas de super-comisario político para crear su maquinaria
burocrática y del terror. Refiere el historiador británico: «Lo que agradaba a
Lenin con respecto a Stalin era, sin duda, su enorme capacidad para soportar
las tareas tediosas tras un escritorio […] En este sentido, Stalin manifestaba
un apetito insaciable y, como parecía que no poesía ideas propias o más bien
que adoptaba las de Lenin tan pronto le eran explicadas, éste le fue dando cada
vez más trabajos e injerencia en el poder a esta paciente y entusiasta bestia
de carga». «Koba», tal como llamaba Lenin a su discípulo amado, parece haber
seguido incondicionalmente la voluntad de su maestro aún después de su muerte,
y a pesar del breve distanciamiento que con él tuviera al final de su vida; cuando
Lenin observaba que el imperio que había erigido con sus manos se le escapaba
de las manos para pasar a la de Stalin, por su partida inminente e irrevocable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Sin embargo, el ruido mediático…<o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Así pues, resulta penoso
percatarse como algunos intelectuales y artistas –en especial productores y
directores de cine– siguen repitiendo medias verdades que esconden vergüenza.
Así es como se «normaliza» a los asesinos, creando falsos binomios y
estableciendo inútiles comparaciones. El más claro ejemplo se da cuando se pretende
exculpar la barbarie comunista haciendo del fascismo su supuesto némesis. Esto,
a pesar que el fascismo no es más que un estilo de socialismo, un nacionalsocialismo
para ser más exactos (para ello baste recordar los orígenes socialistas de
Mussolini, los elogios que Lenin le hiciera, y los otros tantos que recibiera
Hitler de parte de Stalin). Cierta izquierda utiliza esa etiqueta para estigmatizar
a sus enemigos. Sin embargo, no cabe ninguna comparación entre dos males, solo
la condena. Ya Churchill lo decía en 1917: «pretender legalizar el comunismo
sería como legalizar la sodomía». Lamentablemente en estos tiempos todos los males
están legalizados. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-50262221233426942942019-04-20T10:43:00.001-07:002019-04-20T10:43:26.646-07:00El cine y la Semana Santa<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 35.4pt;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">El cine y la Semana Santa<o:p></o:p></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 35.4pt;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El cine como una «reciente» tradición para
estas fechas de recogimiento<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDx5uTbNcjRq73bIrcKOGOyym5C_s0-mHgDhEJ0ytNJ3t3nGjR-OUkxoyq5puAEnnb5mYj1e-CpewuaujVZmHoWBvoU7a0DZgzQXKLCf7VDLBxAqCIW65drSGbd447VWabUTa6N6H5a0M/s1600/lumiere.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="400" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDx5uTbNcjRq73bIrcKOGOyym5C_s0-mHgDhEJ0ytNJ3t3nGjR-OUkxoyq5puAEnnb5mYj1e-CpewuaujVZmHoWBvoU7a0DZgzQXKLCf7VDLBxAqCIW65drSGbd447VWabUTa6N6H5a0M/s320/lumiere.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>En
cada peruano late el barroco. No solo lo digo por nuestro churrigueresco
paladar –tan ávido a combinaciones extrañas y sabores fuertes–, o por esa
afectada grandilocuencia de los oradores y maestros de ceremonias, ni por ese
derroche de purpurina y alegría de las danzas vernáculas, en las que lo
hispánico se funde con lo andino. Somos también barrocos por esa sed de
espectáculo que tenemos dentro: la fiesta del santo patrón, la jarana del
barrio, el jolgorio de turno. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El amor al espectáculo es una
característica marcadamente barroca. En contraste con la rigidez –lindante con
lo pedante– del puritanismo protestante, la Iglesia Católica aprovechó la
natural propensión del ser humano al entretenimiento y el deslumbre para
evangelizar prolífica y prolijamente. Mediante esta instrumentalización del
espectáculo, gentes de distintas extracciones culturales y étnicas –mulatos
esclavos, indios nobles, criollos pudientes, españoles arruinados– podían por
igual aproximarse a los misterios más importantes y dificultosos de la
existencia mediante el drama. Así pues, acompañando una procesión podían
comprender las relaciones entre las tres personas de la Santísima Trinidad y
cómo el Hijo procede del Padre y el Espíritu de ambos. Mediante un auto
sacramental de Navidad se aproximaban al misterio de la Encarnación del Verbo
de Dios y la majestad de su Santa<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Madre.
Al ingresar a una catedral podían conocer la historia de la salvación con sólo
posar sus ojos por las innumerables imágenes y pinturas que decoraban el templo.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Semana Santa, tiempo de drama católico. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Tiempo
privilegiado para este desborde de símbolos, por tratar el misterio fundante
del mundo católico, era la Semana Santa. En las cruentas imágenes de los
Nazarenos que recorrían las ciudades, el pueblo cristiano reconocía el dolor
real que Jesucristo sufrió por nosotros, depositándose sobre su humanidad todo
el padecimiento humano. Cada escena de su Pasión era representada por las
numerosas hermandades para que, meditada por aquellos que acompañando el
redivivo Calvario, podrían vislumbrar algo del misterio del amor infinito de
Dios. En Viernes Santo –tal como aún se hace hoy en el templo de Santo Domingo
de nuestra ciudad– una imagen articulada de Nuestro Señor era una vez más
crucificada hasta que, luego del sermón de las tres horas, su cabeza cayera
inerme representando su muerte. Espectáculo que provocaba el espanto y la
admiración de todo el pueblo fiel que no dudaba en largarse a llorar ante el
teatro del sacrificio del Salvador del mundo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"></span> La
piedad religiosa siguió viva en nuestro pueblo hasta bien entrado el siglo XX.
A pesar de las modas, los nuevos usos y las invenciones técnicas, la devoción
reinaba. Inclusive todas las innovaciones también se orientaron a fomentarla.
En Semana Santa los radios se consagraban, además de emitir sermones y
reflexiones, a imprimir seriedad y dolor mediante la música sacra y académica.
En los teatros compañías venidas de Argentina o México escenificaban el Triduo
Pascual. Y si estas dramatizaciones faltaban, la piedad popular nunca dejaba de
escenificar el Vía Crucis en las calles, tradición que ahora tiene el nombre de
«pasiones vivientes». <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Pasión de Cristo en
el cine. <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
En nuestros
tiempos, el cine constituye uno de los más intensos y edificantes medios de representación
de la Pasión de Cristo. Así pues, el séptimo arte nació proyectando los
misterios de los últimos días de Jesús: <span style="line-height: 107%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">la primera película propiamente dicha consistió en una
grabación de un Vía Crucis tradicional, en la actual República Checa, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vie et passion de Jésus-Christ</i>
(1898). </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
En la Arequipa
de los 50’ <span style="line-height: 107%; mso-bidi-font-size: 12.0pt;">–</span>como
en todas las grandes urbes del mundo: Madrid, La Habana, México– se
acostumbraba proyectar filmes religiosos en Semana Santa. El resurgimiento de
la devoción católica en España luego del advenimiento del régimen de Franco,
posibilitó la distribución en nuestro país de numerosas películas de gran
calidad, muy adecuadas a estas fechas, como son <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Judas</i> (1952) o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El beso de
Judas </i>(1954).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
No obstante,
no sólo España proveía a nuestras salas, material de piedad y recogimiento para
estas fechas. Desde Europa llegaban clásicos del cine religioso, hasta entrados
los 70’. La maravillosa película de Pier Paolo Pasolini, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Il vangelo secondo Matteo</i> (1964) –considerada la mejor película
sobre Jesucristo según el diario pontificio <i style="mso-bidi-font-style: normal;">L'Osservatore
Romano</i>– da cuenta de eso. Es digna también de mencionar la obra maestra de
Rossellin, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Mesías </i>(1975). También
la pujante industria cinematográfica mexicana de los 50´ ofrecería hermosas
cintas llenas de devoción como: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús de
Nazareth</i> (1942), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">María Magdalena:
Pecadora de Magdala</i> (1946), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Mártir
del Calvario</i> (1952) o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús, nuestro
Señor</i> (1969). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Más allá de la
alta calidad del cine de otras latitudes, Hollywood fue el distribuidor por
definición de superproducciones de corte religioso. Inclusive popularizó un
género que inmediatamente sería asociado con la Semana Santa: El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">peplum</i> o «cine de romanos». Grandes
cintas de este estilo se posicionarían tiempo después de la pantalla chica
peruana, haciendo del Jueves y Viernes Santo de los años 80’ y 90’ un espacio
de calidad –un oasis, diría yo– en el cual uno podía disfrutar de cine clásico.
Hablamos de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Quo Vadis?</i> (1951), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Manto Sagrado</i> (1953), y su secuela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Demetrio y los gladiadores </i>(1954), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Espartaco </i>(1960), <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Barrabás</i> (1961), y la archiconocida <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Ben Hur</i> (1959). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Estas cintas,
ya tradicionales en esas fechas, sin ser expresamente católicas, se amoldaron
muy bien a nuestra práctica religiosa de esas fechas, formando parte de esa
cultura barroca que –junto con las procesiones y la liturgia– mediante el
espectáculo nos hacía vivir y por tanto meditar el misterio de la Pasión. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Muchos credos, un solo
personaje<o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Como se ha
dicho, las películas procedían de diversos ambientes –países, productores, directores,
estudios–, muchos no católicos. Sólo refiriéndonos a que se avocan
exclusivamente a la vida y pasión de Cristo, podríamos distinguir la filiación
de cada película por el tratamiento que se hacía de la persona de Cristo. Por
ejemplo, las muy hermosas versiones de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Rey
de reyes </i>(1927, 1961), producidas ambas por capitales judíos, son las más
«políticamente correctas» con respecto a aquella comunidad, endosándole la
responsabilidad de la muerte de Cristo a los romanos de turno. Es sus
antípodas, el clásico de D. W. Griffith,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Intolerancia </i>(1916) señala
abiertamente al pueblo judío como deicida, lo que suscitó las protestas los
israelitas de los Estados Unidos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La más
preciada por los sectores «progresistas» sería la ya mencionada <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Evangelio según San Mateo</i> de Pasolini. Cinta
en la que se acentúa la humanidad y sencillez de Jesús, como la presencia del «pueblo»,
encarnado por actores aficionados. El Cristo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hippie</i> de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesucristo
Superstar</i> (1973) y el cristo semi-arriano (del que se ha degradado su
divinidad y moralidad) de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La última
tentación de Cristo</i> (1988) son también muy bien acogidas por los grupos
no-cristianos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Por otro lado,
la controversia entre las diferentes denominaciones cristianas y las católicas
quedan patentes las diferencias en el episodio de la institución de la
Eucaristía y las palabras con las que Cristo celebra la primera misa. Ejemplo
de ello lo podemos ver <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La historia más
grande jamás contada </i>(1965), cinta en la que palpita la teología
protestante. Muchos especialistas consideran católica por definición es la
adaptación al cine de la serie de T.V. de Franco Zeffirelli, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús de Nazareth </i>(1977), aunque esta
presea se la disputa <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La Pasión</i> (2004)
de Mel Gibson, por su fidelidad a la tradición católica. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Más allá de
enfoques y matices, el cine será siempre un buen medio para acercarnos al
Misterio portentoso del sacrificio del Santo de Dios. Que nuestra Semana Santa
se haga provechosa al contemplar el espectáculo más maravilloso: el Amor
absoluto del Dios vivo mediante el sacrificio de su Único Hijo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una lista de películas alternativa
en internet:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vie et la passion de Jésus-Christ (1898): <o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<a href="https://www.youtube.com/watch?v=CZGf7E04g2Q">https://www.youtube.com/watch?v=CZGf7E04g2Q</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">La vida y pasión de Jesucristo </i>(1903): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=fxjy3lXU_wg">https://www.youtube.com/watch?v=fxjy3lXU_wg</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Del pesebre a la cruz </i>(1912): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=w-y-81BMLA4">https://www.youtube.com/watch?v=w-y-81BMLA4</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;">Christus </span></i><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;">(1916): </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=fOO2WB7lB6g"><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;">https://www.youtube.com/watch?v=fOO2WB7lB6g</span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Intolerancia</i> (1916): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=0jnHLtZpk18">https://www.youtube.com/watch?v=0jnHLtZpk18</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El Mártir del Calvario</i> (1952): <a href="https://gloria.tv/video/GbQGrXuegDQd47kQePRkcDPWr">https://gloria.tv/video/GbQGrXuegDQd47kQePRkcDPWr</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jesús de Nazareth</i> (1942): <a href="https://gloria.tv/video/2p1vMMa7kgySCbQsdLYELLst2">https://gloria.tv/video/2p1vMMa7kgySCbQsdLYELLst2</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">El beso de Judas </i>(1954): <a href="https://gloria.tv/video/etYBPyqoovsP19LVfPh7jMkJF">https://gloria.tv/video/etYBPyqoovsP19LVfPh7jMkJF</a><o:p></o:p></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-13022850738176345472018-11-01T09:27:00.000-07:002018-11-01T09:27:31.679-07:00Épica y lirismo: Doctor Zhivago<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="background: white; color: #222222;">Épica y lirismo: Doctor Zhivago, de David Lean.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;">David Lean: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Doctor Zhivago.</i> Metro-Goldwyn-Mayer,
EEUU, 1965, 197 min.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUsGyVOdN8_YTBAHYSiB1LFn1D2rVnc3B3fPUehLAh4P3vkzJXt_5AIpVwgNEhEXkA3-ecqxsq3rUvOGWgeiq0R52skqSqVnVaGK2zikJow24xY2nD1BWysasfFf10sM4JB-Q1yGIvu_Q/s1600/zhivago.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="842" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUsGyVOdN8_YTBAHYSiB1LFn1D2rVnc3B3fPUehLAh4P3vkzJXt_5AIpVwgNEhEXkA3-ecqxsq3rUvOGWgeiq0R52skqSqVnVaGK2zikJow24xY2nD1BWysasfFf10sM4JB-Q1yGIvu_Q/s320/zhivago.jpg" width="228" /></a></div>
<span style="background: white; color: #222222;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;">Stalin alguna vez
dijo: «Un hombre muerto es una tragedia; un millón de hombres muertos son
estadística». En esta frase el líder soviético condensó el nuevo espíritu con
el que el comunismo quería transmutar<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la
realidad. Así pues, según las severas pautas del materialismo dialéctico la
individualidad debía ser inmolada a la «historia» y su irremediable progreso. La
utopía, la más cruel de las sirenas de la modernidad, había de cautivar con su
canto –falaz y espantoso, pero aparentemente bello– a toda una generación que
pretendió el sacrificio propio y del prójimo por la construcción de un mundo
perfecto. Todos querían la evolución de la sociedad a marchas forzadas, aunque en
ello se les fuera la vida a pueblos enteros. En medio de ese trashumar
demoniaco, los policías del espíritu a fuerza de miedo y propaganda se
encargarían de hacer monstruosa la imagen del antiguo régimen, para que todos
se cuidaran de ansiar dar vuelta atrás. Sin embargo, siempre hubo almas
elevadas que se enfrentaron a la masa enloquecida, al leviatán. Esta breve
reseña da cuenta de un personaje que las encarna.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;">«Doctor Zhivago» (1965)
es una película de David Lean, basada en la novela homónima del consagrado
poeta Boris Pasternak; obra censurada en la URSS y aclamada en occidente, en
dónde alcanzó el Nobel de Literatura. Ella da cuenta de la vida de un médico y
poeta, Yuri Zhivago, quién se aferra a la búsqueda de la belleza en un mundo
cada vez más inhumano: la Rusia en el caos de la revolución bolchevique. De una
factura soberbia, la película de Lean constituye, sin duda, una obra maestra de
la cinematografía. Se puede resaltar entre muchos de sus aciertos, su <i style="mso-bidi-font-style: normal;">soundtrack</i>, a estas alturas clásico; un
vestuario y escenografía cuidada al detalle; la actuación inolvidable de Omar
Shariff (como Zhivago) y Julie Christie, entre muchos otros secundarios de lujo.
Pero por sobre todo la cinta destaca por su maravillosa cinematografía, aquella
que destaca por sus hermosos colores y tomas, como por el uso de transparencias
al estilo de Max Ophülus. Hablamos de una película que, magistralmente, conjuga
los dos géneros por excelencia: en el trasfondo resuenan los timbres épicos de la
gran zaga del pueblo ruso en 1917, pero sobre todo en ella vibra el lirismo evocado
en cada escena, cada encuadre, cada combinación de tonos. Lirismo que se
orienta a describir, con gran acierto, la sensibilidad del protagonista. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;">Esta especial
oposición entre épica y lírica que se advierte de la composición
cinematográfica, también da cuerpo y sentido al argumento y la trama en sí.
Doctor Zhivago es el sublime canto al triunfo de la individualidad y
sentimiento encarnado en el poeta intimista; aquel cuya emoción es desbordante
y que refulge en armonía a la belleza del paisaje (algo que sólo la excepcional
actuación de Omar Shariff podía expresar), mientras lucha contra la Historia
que amenaza con fracturarlo mediante un sinfín de infortunios. Se nos
evidencia, así, la supremacía de la lírica sobre la épica; del individuo sobre
la masa, de la poesía sobre la historia; del espíritu sobre la materia. Una
frase de la propia película, en boca de un comisario político bolchevique,
refiere esta confrontación: «La vida privada ha muerto en Rusia», referirá.
Ante ella, Zhivago no sólo callara, sino que hará de sí mismo la prueba viviente
del equívoco de esa consigna. Como un mártir, vivirá a plenitud su singularidad,
haciendo imposible las perversas pretensiones del régimen. Luego, el soberbio
aparato de represión y violencia se mostraría impotente ante un solo hombre;
íntegro a pesar de la tortura y la amenaza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;">«La muerte de la subjetividad»
constituía el ideal más cruel y delirante del bolcheviquismo, el que pretendía
acabar con la humanidad que habita en cada individuo en pos del «futuro». Nuestro
personaje, como víctima expiatoria se enfrentaría al engranaje totalitario, a
la prostitución y alienación definitiva, a la colonización del alma por la supuesta
«conciencia de clase» (que más bien opera como el vaciamiento de la conciencia
en pos del poder desencarnado). La poesía había vencido, finalmente, al eslogan
estúpido y masificado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; color: #222222;">A estas alturas, en
casi todos los rincones del mundo, el comunismo –ese gigante con pies de barro
al que la mayoría adoró cual otro Baal sangriento– ya ha caído. Sin embargo ya
estaba muerto en el alma de los hombres verdaderamente libres. La muerte de
Yuri Zhivago, en la secuencia final de la película, es elocuente en este
sentido. La felicidad embarga al poeta a pesar de la adversidad, ya que es
capaz de vivir con plenitud la humanidad y no habita en su obsceno remedo: la
ideología. Zhivago será un personaje que prefigurará a otros grandes artistas e
intelectuales que fueron los verdaderos verdugos del comunismo: Solzhenitsyn, Sofía
Petrovna, Joseph Brodsky, Sajarov, Yuri Daniel, Siniavski y el propio Pasternak.
Recordemos que fueron un puñado de escritores los que, a pesar de la
persecución y el asesinato, sigilosamente consumarían la caída de ese monstruo
hueco. Aquellos quienes no se atemorizaron al pasear, cual nuevos dantes, por
las regiones infernales, pues tenían la luz de la humanidad que resplandece en
el interior de los hombres de buena voluntad.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span></span><span style="background: white; color: #222222; font-family: "arial" , sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-61077900603289724402018-08-07T15:36:00.002-07:002018-08-07T15:38:16.481-07:00En los confines de la conciencia humana: Los gritos del silencio<b style="text-align: justify;">En los confines de la conciencia humana: Los gritos del silencio, de
Roland Joffé.</b><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;">Roland Joffé: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">The Killing Fields, </i>Goldcrest, International Film Investors, Enigma
Productions. </span>Reino Unido. 1984. 141 min.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh1y1zKO3tvuWeViH4qMqmvGdive9dvQcXa1Dy5wTicZkj8aL1oxUXG6PoPLgh3Ndf-hXRQzsSdaUos23MbohpcatCGRD-F1wSuEbyu2oEQTOsl1uMR-pw6gmGhbLDLr2kKVo24i69DsQ/s1600/44448881.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="424" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh1y1zKO3tvuWeViH4qMqmvGdive9dvQcXa1Dy5wTicZkj8aL1oxUXG6PoPLgh3Ndf-hXRQzsSdaUos23MbohpcatCGRD-F1wSuEbyu2oEQTOsl1uMR-pw6gmGhbLDLr2kKVo24i69DsQ/s320/44448881.jpg" width="226" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No hay lugar a dudas: estamos en
un tiempo de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rankings</i>. Tenemos listas
para todo: restaurantes, universidades, y centros nocturnos; hemos sopesado y
clasificado a artistas, papas y reinas de belleza; tenemos a nuestra
disposición escalafones sobre creencias, maravillas y perversidades. Más allá
de comentar esta manía moderna de contabilizar –y por ende, controlarlo todo–,
y que resume bien ese espíritu prometeico que ha impulsado al hombre a
reemplazar a Dios; en esta oportunidad también echaré mano de un «ranking», uno
de los más oscuros pero a la vez más reveladores de todos. Uno que, quizás, nos
quite la manía de contar, pesar y dividir; potestad que, como se relata en el
Festín de Baltazar, sólo pertenece a Dios por entero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si uno navega con cuidado por la
red, tropezará con particulares listas, muchas de ellas respaldadas por
estudios demográficos serios, en las que se da cuenta de los mayores genocidios
de la humanidad. En ellos el comunismo se lleva el galardón, ya que los más
grandes holocaustos humanos se han realizado sobre sus altares, sacrificando
más de 150 millones de personas al «dios» de la igualdad y justicia social. Según
muchos, la matanza más grande de la historia se dio 1949 y 1961 y que llegó a
su auge con el «Gran salto adelante». Este utópico proyecto, concebido por Mao
Tse Tung, se llevó aproximadamente 50 millones de almas en procura de la
industrialización forzada que convertiría a China en el paraíso en la tierra.
En segundo lugar, y por un margen muy corto, encontramos a otro campeón comunista
del genocidio: Josif Stalin. Él sería responsable de 16 millones de personas
asesinadas en el periodo que va desde 1932 a 1933, llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Holomodor</i> o «Gran genocidio ucraniano», otra gran política de
industrialización forzada y reingeniería social. Además bajo su régimen
morirían al menos 20 millones de personas en los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">gulags</i> o campos de concentración, normalmente opositores políticos
o miembros de etnias disidentes como los kazajos. El tercer puesto se lo lleva
el muy conocido, pero igual de cruel e infame genocidio nazi, que exterminó racional
y metódicamente a doce millones de personas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Este catálogo de horrores, (que
no por nada inicia en 1793 con el primer genocidio de la historia, registrado
en La Vendeé, Francia, e iniciado por el gobierno de la Revolución Francesa),
tiene dos factores en común. Características que configuran a un genocidio. El
primero: una organización que planifica, desarrolla y perfecciona mecanismos
sistemáticos con el objetivo de exterminar a una población determinada. El segundo:
la consigna que esa eliminación de un grupo humano será necesaria para lograr
la mejoría radical de la humanidad en términos materiales. Estamos pues frente
a la utopía en toda su dimensión: la secularización de la esperanza cristiana
de un mundo de plena felicidad, devenido paraíso terrenal que –según los
genocidas– se realizará irremediablemente aquí y ahora para el bien del hombre.
Hablamos también de un actuar sofisticadamente racional, y que nada tiene que
ver con la explosión pasional o afectiva de un asesinato vulgar. Confrontémonos
así frente a los frutos amargos de la razón desacralizada, omnímoda y
autoreferente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No obstante este breve recuento,
escrito con vergüenza y consternación, es imprescindible recordar uno de los
genocidios que, si bien no destacan en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">top</i>
por sus –aparentemente– menores números, es unánimemente reconocido como el mayor
genocidio jamás ocurrido, si se habla de cifras proporcionales. Hablamos del holocausto
camboyano, desarrollado entre 1975 y 1979 por el líder maoísta Pol Pot, y
retratado muy prolija y emotivamente por «The Killing Fields» (1984), cinta de
Roland Joffé. Película que sobria y adecuadamente relata el episodio más oscuro
de la humanidad: en menos de cuatro años el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">jemer
rojo</i> –partido comunista camboyano– exterminó al 25% de la población total
de Camboya, es decir a 3 millones de personas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Creyente, alfabeto, comerciante,
profesor, prostituta? Es suficiente para ser condenado a muerte en el régimen
de Pol Pot. ¿Tiene anteojos o manos sin callos? Una razón más para ser
desechado del paraíso campesino que los jemeres rojos estaban forjando en las
selvas de Indochina. Era el año cero: la semana ahora tenía diez días. Estaba
prohibida la moneda y las ciudades debían ser abandonadas. Todo vestigio del
pasado burgués debía ser borrado. La vigorosa mente de los campesinos –los
únicos que tenían <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la razón</i> según esta
versión del marxismo– es la que debía guiar el camino para la aparición del
nuevo mundo. Sin embargo Pol Pot y la mayoría de sus secuaces no eran
campesinos (con singular coincidencia con lo que pasaría con Sendero Luminoso),
eran más bien profesores universitarios, formados en Francia. Sin embargo este
insignificante dato no era obstáculo para decretar el nacimiento de una nueva
sociedad enteramente justa, que lideraría la revolución mundial.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pol Pot era maoísta, y quiso
replicar lo intentado por su maestro en tiempo record. Si Mao fracasó en
industrializar China en una década, Pol Pot buscó hacerlo en cinco años. Para
esto tuvo que llevar a los camboyanos al límite, haciéndolos trabajar hasta la
muerte en arrozales. Con los ingresos industrializaría Camboya. Por su parte,
en esos cinco años se re-crearía la sociedad, haciendo surgir una «conciencia
campesina». El propio Mao se sorprendería de la radical apuesta de Pol Pot. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Era la reingeniería social a la que nos tiene
acostumbrados la izquierda, pero en su versión máxima. No se hizo con la
sofisticación alemana del gas Zyklon, el machete era el arma preferida, pero la
organización del partido hizo de esta arma rudimentaria algo altanamente eficiente.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Afortunadamente para nosotros
hubo testigos que escaparon a la masacre. Uno de ellos fue el reportero
camboyano Dith Pran. Luego de vivir el infierno, escaparía del régimen de
terror comunista, para después describirlo vívidamente en su autobiografía. En
ella se basa enteramente «Los gritos del silencio», haciéndonos vivir esta
pesadilla sin perder la esperanza que palpita en el ser humano, y que ninguna
ideología podrá destruir. Los gritos del silencio es pues, además de un
valiente testimonio sobre un acontecimiento poco conocido, un canto a la
humanidad; a aquella que se alza a pesar de ella misma. Un filme imperdible y
que –al igual que cintas más recientes como «First They Killed My Father» (2017),
dirigida por Angelina Jolie y disponible en Netflix– nos ayuda a comprender en
toda su dimensión la vileza y grandeza humana. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-49719960294338812442018-04-18T06:18:00.001-07:002018-04-18T06:18:14.988-07:00Corazón Gigante y puños de acero: Banana Joe, de Steno. <br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Corazón Gigante y puños de acero: Banana Joe, de Steno.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">Steno: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Banana Joe</i>. Derby Cinematografica, Lisa
Film GMBH, Italia, 1982. 92 min.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyekbpRMGZKcmStnql8ogEEhHXkaAypcDuEa3MUBuWRxFBE7AquLluz3pfGKL3vU8RP3hvagv8HINkn0rHmpx5V7yzgS-NfvYc0iqRbmMLCMqOzA3EeNZ2eApQXc-2OhWNKwZHBsAfumc/s1600/220px-Banana_Joe_FilmPoster.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="325" data-original-width="220" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyekbpRMGZKcmStnql8ogEEhHXkaAypcDuEa3MUBuWRxFBE7AquLluz3pfGKL3vU8RP3hvagv8HINkn0rHmpx5V7yzgS-NfvYc0iqRbmMLCMqOzA3EeNZ2eApQXc-2OhWNKwZHBsAfumc/s320/220px-Banana_Joe_FilmPoster.jpeg" width="216" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La tan mentada crisis política
que atraviesa el país me trae a memoria la expresión «República Bananera», un apelativo
que nos queda como pintado desde hace casi dos siglos. Corrupción, ineptitud en
la administración pública, informalidad, burocracia kafkiana; todo esto
enmarcado en un impresionante vergel de exuberantes recursos y fabulosos
paisajes en los que destacan –siempre al fondo de la escena– inmensos árboles
de plátano. Regiones en las que el buen humor y la «resiliencia» –insoportable palabreja
de origen inglés– nunca se pierde: siempre habrá en ellas una ocasión para
celebrar que el caos luciferino, en medio de un paraíso tropical, no puede ser
tan malo. El sopor producido por un calor omnipresente y el infaltable
aguardiente (sea <i style="mso-bidi-font-style: normal;">cachaça</i>, ron, pisco
o mezcal) impedirán conocer la desventura en su total magnitud. Los alegres
ritmos de sus tierras, a semejanza de los sonidos producidos por vistosas aves
o peculiares mamíferos, renovarán el ánimo de quien ya dobla el cuello oprimido
por los precariedad cotidiana; alguien que desentumeciendo sus cansados
músculos en el baile –si es más exagerado, mejor– estremecerá con garbo un
traje de lino blanco y un sombrero panamá ante la atenta mirada de una
pizpireta dama, verdadera fruta prohibida en este redivivo Jardín del Edén.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Existe una película que puede
definir mejor este peculiar tipo de nación. Se trata de una modesta pero bien
lograda película en la que el entretenimiento está asegurado. Más allá de su
aparente simplicidad, pues se le podría catalogar como una «cinta menor», en
cada cuidado detalle podemos encontrar un mensaje que describa coherentemente a
una República Bananera. Nos referimos a Banana Joe (1982), clásico de las
matinés televisivas a inicios de los 90’, y que –entre otras muchas memorables
cintas del corpulento Bud Spencer– fueron la delicia de toda una generación con
sus grandes dosis de humor y de porrazos. Dirigida por Steno (Stefano Vanzina),
prolífico realizador italiano de comedias ligeras, rodada íntegramente en la
selva colombiana, e interpretada por Carlo Pedersoli (más conocido como Bud
Spencer), esta película es digna de ser calificada como una de las más
memorables de un género caracterizado por la violencia ingenua y bufa, y que la
dupla Bud Spencer/Terence Hill llevaría hasta su cima. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No obstante, esta cinta ofrece
algo más que los típicos héroes burlescos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">spaghetti western</i> clase b, luego que este sub-género fuera reinventado
por Enzo Barboni a mediados de los setenta. Ella, con un desenfado que nunca
degeneraría en sátira ácida u ofensiva, bosquejaría una caricatura ingenua pero
a la vez extremadamente realista de nuestras tropicales miserias
latinoamericanas. Así pues, gracias a su arte ante nuestros ojos discurrirán imágenes
tan comunes como dolorosamente ridículas: oficinas públicas atestadas de gentes
esperando el fin de su interminable trámite; funcionarios que desconociendo los
procedimientos inventarán un y mil requisitos innecesarios o derivarán el caso
a una ventanilla en la que tampoco nadie sabe nada; el precio del banano será
fijado por una carrera de camioneros en la que la mafia del plátano –siempre en
contubernio con el gobierno– pondrá una o mil trampas; operaciones financieras
y transacciones multimillonarias serán autorizadas por una jugosa coima, siempre
en contra –eso sí– de los intereses de la población.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin embargo, por el contrario de
estas pequeñas tragedias de cada día, la película exaltaría el carácter
pacífico, alegre y desvergonzado de los habitantes de este caótico rincón del
orbe, quizás en una suerte de alabanza a quienes viviendo de espaldas a la
civilización gozaban de la inocencia primordial de nuestros primeros padres; algo
parecido a lo que Rousseau llamaría el «buen salvaje». Joe, apodado Banana,
será quien encarne a esta alma pura nacida en medio de la frondosa vegetación.
Un corpulento comerciante de plátano que tiene por hijos a una pandilla de
muchachitos abandonados. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Él, al saber
incautado su bote por presión de la mafia local, se enfrentará a la odisea de
convertirse en ciudadano. Así pues, luego de ser detenido por no tener permiso
de navegación fluvial y de ser rechazado de la estación policial por no tener
documento de identidad; de la oficina del alcalde por no tener partida de
nacimiento; de la oficina de registro civil por no tener partida de bautizo;
buscará ser un «alguien de papel» en la sociedad acudiendo a la Iglesia,
enlistándose en el Ejército, obteniendo un trabajo ingrato mientras su familia
vivía estrecheces por no tenerlo cerca. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de las iniquidades
sufridas, Joe quedará finalmente saciado de justicia –y por efecto de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">katarsis</i> fílmica también todos nosotros–
luego que a mamporrazo limpio se deshaga de la retahíla de parásitos
gubernamentales y mafiosos de guayabera que se interpongan en su camino. Uno de
los <i style="mso-bidi-font-style: normal;">happy end</i> más gozosos de la
historia del cine, en el que por obra y gracia de la ficción quedamos vengados de
las lacras del tercermundo. Todo esto mientras resuena el también ingenuo, pero
excelente tema del film compuesto por Guido y Maurizio De Angelis, que narra a
manera de cantar de gesta las hazañas de Joe, nuestro héroe «natural».<o:p></o:p></div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-54082498295058946002018-03-01T06:40:00.000-08:002018-03-01T06:42:48.530-08:00Tratado de desesperanza: La fièvre monte à El Pao<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Tratado de desesperanza: La
fièvre monte à El Pao, de Luís Buñuel.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , sans-serif; mso-ansi-language: ES;">Luís Buñuel: <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La
fièvre monte à El Pao</i>. Terra Films, Cormoran Films, Fimex S.A; México/Francia,
1959. 97 min.<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOTaKZMj4qV-1uFOc5GtW7XTg7JgzOWyowgT8pR1ATGMdLT7d_gzYY1WPCZM-Eb8EyvNUVY7NEaMAsM_VrU9yRcIT_uX_ra8jD8YGwQK7L1c5LLh5YVJn-G6aN_JHBjHzQMvhMnN2x1go/s1600/fievremontealpao.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="775" data-original-width="566" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOTaKZMj4qV-1uFOc5GtW7XTg7JgzOWyowgT8pR1ATGMdLT7d_gzYY1WPCZM-Eb8EyvNUVY7NEaMAsM_VrU9yRcIT_uX_ra8jD8YGwQK7L1c5LLh5YVJn-G6aN_JHBjHzQMvhMnN2x1go/s320/fievremontealpao.jpg" width="233" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><o:p><br /></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">En
más de una ocasión a lo largo de su pontificado, el Papa Francisco ha venido
reflexionando acerca de la necesidad de recuperar la esperanza, especialmente
de cara a estos difíciles últimos tiempos que nos han tocado vivir. No por nada
su reciente viaje a Latinoamérica –y en el que se incluyó a nuestro país como
destino– tuvo como lema y motivo a esta virtud cardinal, quizás más
incomprendida que la fe y el amor, y por lo tanto más desatendida ¿se trata
simplemente de un lugar común en el discurso del Sumo Pontífice? ¿Estamos tan
solo frente a un tópico religioso repetido hasta el hartazgo y por lo tanto
carente de valor?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">En
esa línea, es que nos atrevemos a afirmar que esta discusión resulta vigente y
hasta urgente. Uno de los problemas fundamentales de la modernidad, considero,
radica en la distorsionada comprensión de la esperanza. Ya desde sus orígenes
en los siglos XV y XVI, el moderno ha oscilado entre la profunda desconfianza
(algo iniciado por Lutero y su pesimista visión de la gracia, y acentuado por
el calvinismo y jansenismo subsecuente), y la ingenua supervaloración del
hombre (encarnada en el optimismo humanista e ilustrado). Como un adolescente,
el ser humano oscila entre una actitud de descreimiento y nihilismo, y una
postura de autosuficiencia y envanecimiento que linda en la locura. Frente a
esta angustiante dicotomía, la esperanza cristiana –afirmada únicamente en Dios
Todopoderoso– inspira al hombre una saludable confianza en sí mismo, no por sus
cualidades o capacidades, sino en razón –y como reflejo– del infinito amor que
la Divinidad manifiesta a su creatura (situación que explica porque Dios nos
ama a todos por encima de nuestras diversas limitaciones). Es así que esta
visión de la esperanza –la primera en el tiempo, y la más excelsa– impide que
el hombre caiga en el desasosiego del que observa con claridad sus mezquindades
y nimiedad frente a la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>perfecta
creación; a la vez que previene cualquier falsa ilusión de superioridad fruto
de la autosuficiencia.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Uno
de los más grandes artistas del pasado siglo, alguien quien aprovechara el
desconcierto y la tensión de vivir en el cruce de dos tradiciones contrapuestas
–la cristiana y la moderna– para producir una avalancha de imágenes
provocadoras y bellas, sabía muy bien de lo que estamos tratando. Se trata del
director aragonés Luis Buñuel, el iconoclasta hombre de paradojas y refinadas
extravagancias. Suscrito inicialmente al surrealismo, movimiento que le
permitió expresar su desprecio por los dogmas modernos del racionalismo
heladizo, el cientificismo estéril y del igualitarismo quimérico, se enfocó
como reacción en lo absurdo como si se tratase de una suerte de atalaya del
alma. Renegando de la religión del progreso, del éxito económico y de la utopía
social, no retomó los valores católicos tradicionales de la España en que nació
(so riesgo de ser tildado de reaccionario y oscurantista). No obstante esto, su
obra se puede describir como una permanente búsqueda religiosa.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Las alusiones explícitas e implícitas al
catolicismo son prueba de este tortuoso –aunque visualmente fructífero– camino
de una conversión que nunca ocurrió, tal vez porque el muchacho que creció bajo
los redobles de las procesiones de Semana Santa en su Calanda natal, nunca pudo
desapegarse del todo de la conciencia moderna de su época. A la luz de esto
podemos entender porque para Manuel Alcalá «la verdadera crisis religiosa de
Luís Buñuel no es quizás una crisis de fe; es una radical falta de esperanza»<a href="file:///D:/OTROS%20PERSONAL/Rese%C3%B1as/La%20fievre%20monta%20a%20El%20Pao.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">De
entre las numerosas películas rodadas por Buñuel, resalta una que –sin ser de
las mejores, peores, o más conocidas de su producción– destaca por su buena
factura y por su «accesibilidad» al público, pues se trata de un film con el
que cualquiera se podría aproximar a la obra de este gran realizador. Hablamos
de «La fièvre monte à El Pao» (1959), una producción franco-mexicana
protagonizada por la inolvidable María Félix y por Gèrard Philipe, célebre
actor francés quien moriría ese mismo año.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">La
cinta trata la historia de Ramón Vázquez (Philipe), un joven soñador que funge
como funcionario penitenciario en un país sudamericano sometido por una «dictadura
tropical». Las circunstancias del destino harán que Ramón inicie una una
relación amorosa con Inés Rojas (María Félix), la viuda del gobernador de El
Pao, isla-prisión donde son sistemáticamente desterrados los opositores al
régimen. Este prometedor estudiante de derecho embebido por nobles ideales (y
que ahora sería un activista ONGero, militante por los Derechos Humanos o un
firme defensor de todas las minorías existentes) emprenderá una cruzada para
mejorar las condiciones de vida de los presos políticos, aplicando la legalidad
con moderación y hasta con dulzura. Para ello arrastrará en su cometido a la
bella viuda, totalmente enamorada de Ramón y deseosa de redimir su pasado de
infidelidades y frivolidad. Nada podía ser mejor, sin embargo, poco a poco la
nobleza de los dos héroes se empañará progresivamente –gracias a la maestría
narrativa de Buñuel– dejándonos ver lentamente toda su miseria y ambición. Así
pues, para lograr su ilustre objetivo, Ramón echará mano progresivamente de medios
cada vez más cuestionables, lo que al final de cuentas provocará más daño del
que quiso sanar. La «obsesión» por sus ideales lo llevará a sacrificar a sus
aliados, amigos e incluso al objeto de sus preocupaciones: los presos
políticos. Las ideas y las teorías serán en definitiva más importantes que la
propia gente en la que se inspiran. El filántropo luchador y su amada correrán,
finalmente, la misma suerte que muchos otros de su especie: se mostrarán
simplemente como vulgares juguetes del amor propio, disfrazando de caridad lo
que en verdad resultaba pura vanidad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Es
así que en esta, como en otras películas («Nazarín» (1959), «Viridiana» (1961),
etc.) Buñuel renegará de la opinión generalizada que –desde Rousseau– impera.
Se opondrá, luego, a aquella máxima liberal que afirma la «buena naturaleza y
voluntad» innata al hombre (y en la que, por otro lado, se funda la democracia,
el libre comercio y la libertad de expresión y culto). El director español nos
presenta por contrario, y descarnadamente, al ser humano como un animal egoísta
y ambicioso, que disfraza de buenas intenciones su apetito de poder y lujuria…
una visión pesimista pero que sin ser enteramente cierta tiene mucho de verdad,
al enfrentar la opinión dominante sobre la «inmaculada concepción del hombre» y
la «tendencia automática al bien» que se popularizara desde la Revolución
Francesa. Esto lo sabía bien Buñuel, estudiante jesuita que aprendiera –sin
quererlo quizás– en las meditaciones de san Ignacio de Loyola sobre la libertad
y la naturaleza humana; escritos en las que se insiste tanto sobre la tendencia
al mal que experimenta todo hijo de Adán, como del camino de salvación posible mediante
la constante confrontación de la propia voluntad con la de Dios. Al parecer
esta última parte de los «Exercicios Espirituales» –la más importante sin duda–
no fue bien asimilada por el rebelde director. A pesar de ello, en esta y en otras películas,
Buñuel afirmará –inconscientemente– una conciencia ética cristiana, sin
maquiavelismos del tipo «mal necesario» (tan afecto a muchos votantes
peruanos). Señalará, por último, como único camino del desarrollo de la
humanidad, no alguna militancia basada en una teoría esquiva e inhumana, sino a
la contienda interior –cotidiana y personal– por el desapego de las pasiones
mediante el sacrificio y la contemplación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///D:/OTROS%20PERSONAL/Rese%C3%B1as/La%20fievre%20monta%20a%20El%20Pao.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span lang="ES"> ALCALÁ, Manuel S.J. (1973) <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Buñuel,
Cine e ideología</i>. Madrid. p. 92, s.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
<br />César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-24573177099318709972017-08-02T08:23:00.001-07:002018-03-01T06:42:39.256-08:00La muerte de un burócrata: Vivir<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<b><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La
muerte de un burócrata: Vivir, de Akira Kurosawa.</span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Akira Kurosawa: <i>Ikiru, </i>Japón, Toho, 1952. 143 min. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMH9ET1goCpXv5ClfTVwnzeX_ZMRi4acVPZgf-ZuOGo8V8wgmuPnuCO2FW7F6y08hWy5P25_TOrDInx8khzGBskA22ymNpP-yIfW_uNAStlLhQRAt-rNiobpuOcAwtRmE3-YkWb1xJZVk/s1600/Ikiru_poster.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><img border="0" data-original-height="373" data-original-width="265" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMH9ET1goCpXv5ClfTVwnzeX_ZMRi4acVPZgf-ZuOGo8V8wgmuPnuCO2FW7F6y08hWy5P25_TOrDInx8khzGBskA22ymNpP-yIfW_uNAStlLhQRAt-rNiobpuOcAwtRmE3-YkWb1xJZVk/s320/Ikiru_poster.jpg" width="227" /></span></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">«La
muerte de un burócrata» es el título de una comedia cubana del año 1966 dirigida
por Tomás Gutiérrez Alea que discurre sobre las vicisitudes del recientemente
instaurado régimen socialista. Se trata de un pintoresco y mordaz retrato del
crónico anquilosamiento que vivía la maquinaria pública, a consecuencia de un régimen
estatista como el que se inició con Castro. Sin embargo, y a pesar de lo que
digan los dogmáticos seguidores del credo liberal, la ruina en el manejo de los
negocios del estado por la inercia e ineficiencia de los servidores públicos
–también conocida como burocracia– no
será patrimonio exclusivo de los gobiernos de tinte comunista. El drama también
se vivió –y se vive– en democracia. Así pues, más de una década antes, en las
antípodas caribeñas un genio del cine estaba rodando un film que develaba en
todo su esplendor la inmensa tragedia causada por la mediocridad y pequeñez de
aquellos sujetos que detrás de ventanillas rigen nuestras </span><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">vidas. Hablamos de
«Vivir» (1952), de Akira Kurosawa; película que bien podía ostentar un nombre
como su par cubana. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">Luego
de la post-guerra –y como haría Rossellini y De Sica en Italia, o Truffaut en
Francia– Kurosawa retrataría con
descarnado lirismo las condiciones sociales y espirituales en que había quedado
su país –Japón– luego del año 45’. En
cintas como «El ángel ebrio» (1948) –
del que ya hemos hablado en otra ocasión–, «Crónica de un ser vivo» (1955) y
«Los canallas duermen en paz» (1960), entre otras, habría de describir la
profunda crisis moral en que estaba sumido el pueblo nipón luego de la derrota,
poniendo ante nuestros ojos cuadros tierna y dolorosamente bellos que daba</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">n
cuenta de la corrupción, pobreza, delincuencia y el trauma psíquico en el que
se veían envueltos. En «Vivir», Kurosawa nos acercaría a esa otra lacra de una
sociedad decadente: la burocracia. En la cinta asistimos a una tragedia humana que
se materializa en la miseria de espíritu, indiferencia e inercia, que había
hecho nido en las almas de muchos de los alguna vez eficientes y devotos
funcionarios japoneses, quienes luego del conflicto sólo procuraban salvar sus mezquinas
prebendas en una sociedad cada vez más precaria.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin
embargo, y a diferencia del tono cínico de Gutiérrez Alea, Kurosawa apuesta por
el hombre y nos plantea la «redención» de uno de estos burócratas, que como
último –y único– servicio público, se enfrenta heroicamente en contra de esa
maquinaria deshumanizante y deshumanizada, que reduciendo las expectativas y
anhelos de los ciudadanos a estadísticas y formularios, aniquilaban al resto de
magnanimidad que quedaba en la función pública. Takashi Shimura, gran
protagonista de los fimes de Kurosawa junto con Toshiro Mifune, daría vida en
el film a Kanji Watanabe, un funcionario de un ayuntamiento de Tokio quien dará
–literalmente– la vida por hacer realidad un pedido de los vecinos de un
suburbio que había pasado por manos de varios encargados y, finalmente resultó archivado
entre otros cientos de solicitudes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Con
la maestría que lo caracteriza, Kurosawa apela a una magnífica cinematografía
para dar vida a este drama. Sin embargo, y como también es usual en él, el gran
director japonés bebería de la tradición de los grandes clásicos de la
literatura para hacer realidad sus obras. Como lo hará luego con «Trono de
Sangre» (1957), o «Ran» (1985), adaptaciones de «Macbeth» y de «El Rey Lear»,
respectivamente; y en la misma línea de las recreaciones que realizó del
«Idiota» (1952) de Dostoievski, o de «Los bajos fondos» (1957) de Máximo Gorki;
«Vivir» es una adaptación libre de «La muerte de Iván Ilich» la obra maestra de
Tolstoi, que se reactualizaba en la versión de Kurosawa en el crítico contexto
del Japón de los 50’. En él pues, lo mejor de la tradición occidental y
oriental se entrelaza para emerger un arte verdaderamente universal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<div class="MsoNormal">
<i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ikiru</span></i><span style="font-family: "arial" , sans-serif;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">, resulta pues, una obra importante en
repertorio de Kurosawa, si bien no es una de sus obras más conocidas, como las
serán las de las sagas de samuráis. Sin embargo, resulta importantísima
acercarse a ella para iniciarse en su cine y, asimismo, reconstruir la historia
de Japón después del desastre bélico. Un trauma que aún palpita en la
idiosincrasia de aquel gran pueblo del este, y que se puede leer en el
conflicto que procede de la particular apertura, muchas veces trunca, que
pretende hacia el occidente. </span><span style="font-family: arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-71883465597489493562017-03-14T10:33:00.002-07:002017-03-14T10:41:36.298-07:00Dos caras, una sola moneda: Hasta el último hombre y Silencio<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Dos caras, una sola
moneda: Hasta el último hombre, de Mel Gibson; y Silencio, de Martin Scorsese.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="EN-US" style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Mel Gibson: <i>Hacksaw Ridge,</i> Lionsgate, Pandemonium
Films, Permut Productions, Vendian Entertainment, Kylin Pictures, Australia/EEUU,
2016. 131 min.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="EN-US" style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">Martin Scorsese: <i>Silence,</i> Emmett/Furla Films, Corsan
Films, Paramount Pictures, EEUU, 2016. </span><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt;">161 min.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv8eAu6F_SlYRwCfm5tQ5LFDtKeBw83ziPYUkKFpZ2yNi9lBdi9nlqbw49SwOAy13mrbrZKsWBqy8nJpT4Q3ZIAR-dVjwBXPuI8ZIjOQISzXb4gSYpaHXZ1sy6lRaR5eqcx6o6byJXoeA/s1600/hacksaw_ridge-698653296-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv8eAu6F_SlYRwCfm5tQ5LFDtKeBw83ziPYUkKFpZ2yNi9lBdi9nlqbw49SwOAy13mrbrZKsWBqy8nJpT4Q3ZIAR-dVjwBXPuI8ZIjOQISzXb4gSYpaHXZ1sy6lRaR5eqcx6o6byJXoeA/s320/hacksaw_ridge-698653296-large.jpg" width="207" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaYIHKOYJehDeGXmhZ1e0szRPEtGBFLATJG3jaxlL98hMT0XdFx3fC6koyqZlXphVdSlfV4Lj-Aib7UIdqyIiB1qCP11wNixbjI01NCgSlRkjQ_JfIM4rCrohwYFihjC9iXYSUbJZLnr4/s1600/SILENCIO-poster-3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaYIHKOYJehDeGXmhZ1e0szRPEtGBFLATJG3jaxlL98hMT0XdFx3fC6koyqZlXphVdSlfV4Lj-Aib7UIdqyIiB1qCP11wNixbjI01NCgSlRkjQ_JfIM4rCrohwYFihjC9iXYSUbJZLnr4/s320/SILENCIO-poster-3.jpg" width="218" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">¿Cuánto importan las
convicciones –especialmente las religiosas– en el mundo de hoy? Tenemos ante
nosotros una pregunta importante, impostergable y absolutamente vigente, pero
que a la vez se nos hace difícil y en muchos casos molesto responder. Ya desde
sus inicios, la Modernidad viene poniendo en tela de juicio visiones del mundo
que pretendan ser absolutas o totalizadoras. Regodeándose en la incertidumbre,
el liberalismo condenó y condena cualquier pretensión excluyente de verdad de los diferentes credos
y doctrinas, y en especial del cristianismo. Se atacó y se sigue atacando a la
religión. Además de acusarla de ser la fuente de ignorancia y superstición por
antonomasia, se la ha hecho culpable de gran parte de la violencia, el odio y
la división que ha azotado a la humanidad, aparentemente, todo a causa de la
defensa irreductible de inútiles creencias. Y si en nuestro siglo todo el mundo
repite que es una barbaridad mandar a la hoguera a un sujeto por el simple
hecho de haber negado la presencia real de Cristo en la Eucaristía; ya desde los
convulsos años del S. XVI –en los que aún permanecía fresco el doloroso
recuerdo de las guerras de religión– las consignas contra la fe comenzaban a
remecer las atribuladas conciencias de los hombres, cada vez más deslumbrados
por las proclamas de los nuevos profetas ilustrados, quienes venían anunciando al
pueblo «la buena nueva» del advenimiento de la «Edad del Hombre» en la que, libre
de las patrañas de la teología y apagadas las «hogueras de los intolerantes<i>»</i>, se conquistaría la paz perpetua y
fraternidad universal. Cito una frase de «La esencia del cristianismo<i>»</i> de Ludwig Feuerbach, que ya en pleno
S. XIX resume bien todo lo antes dicho, y que hoy podría fungir de slogan de
una comunidad LGTB: «La fe separa, el amor une». <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">A pesar que las promesas de la
utopía ilustrada, y la tan mentada «autosuficiencia» de una humanidad –que
acabaría con todas las guerras mediante la abolición de la religión– devino únicamente en atroces pesadillas para la humanidad (las dos guerras mundiales,
el genocidio nazi y comunista, y un largo etcétera), la hegemonía del
pensamiento liberal que respiramos destila aún su odio contra cualquier grupo o
persona que hace alarde de sus creencias y que las manifieste segura y
abiertamente. Incluso se señala en nuestros tiempos que la solución para los
males –pasados y futuros– de este mundo pasaría simplemente por no creer en
nada, relativizar la verdad, o en su defecto, no manifestar ninguna creencia
porque toda fe es potencialmente peligrosa, ya que agazapa una cruzada. Lo
importante –diría el <i>pensamiento políticamente
correcto</i> o el <i>mainstream</i> de las
ideas– sería simplemente «convivir», lo que equivaldría a minimizar las
creencias de cada uno al punto de invisibilizarlas, para así no «ofender a los
demás». Se sacrificaría la honesta búsqueda de la Verdad y de lo Bueno –que es
la base de la verdadera convivencia– por una «concordia» inmediatista o
superficial, basada en la negación sistemática de cualquier principio que
pudiera dar origen a un conflicto dogmático, pero que a la larga –obviamente–
fungirá de bomba de tiempo al desencadenarse la serie de disputas, simplemente amordazadas,
que se mantienen en ciernes. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La coyuntura reciente hace eco
a las anteriores consideraciones. Sabemos que por todo medio se quieren
silenciar las manifestaciones religiosas en occidente (también en el Perú),
descalificando <i>a priori</i> cualquier
opinión que tenga por base un criterio religioso. Sin embargo, y para más inri,
los aires liberales del «todas las creencias son iguales en el fondo, lo
importante es no molestar al otro» se dejan sentir incluso en ambientes
inaccesibles a ellos hace algunos años, y azotan con sus insolentes ráfagas los
pasillos del Vaticano de donde se escuchan afirmaciones del tipo de «es mejor
ser ateo que un católico hipócrita». Comienza así a hacerse popular una
seudo-pastoral que nos invita a tener muy bien guardados los crucifijos dentro
de la camisa, ya que según ella muchas veces ser «bueno» justamente radica en
no mostrarse abiertamente creyente, pues esto puede «ofender». <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Y, bueno, como no podía ser
menos, dichas pugnas también se han proyectado en el écran. Estos tiempos
turbulentos han dado a luz dos filmes que muy bien pueden dar cuenta de la
coyuntura. Ambos rodados por católicos (cada uno a su estilo), de muy buena
factura y de impacto mediático, pueden echarnos una mano para hacer un análisis
de circunstancias. <o:p></o:p></span><br />
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">«Silencio» es la última cinta del
afamado director ítalo-americano Martin Scorsese. Adaptada de la novela de <span style="background: white;">Shusaku Endo, y </span>ambientada en el S.
XVII, el filme relata la historia de la persecución religiosa sufrida por los
misioneros jesuitas en el Japón bajo el shogunato de Tokugawa. Sin embargo, el
tema es simplemente un pretexto para abordar el drama existencial del ser
humano frente a la fe, como lo hubiera hecho en películas anteriores como «La
última tentación de Cristo» (1988), «Kundun» (1997) o hasta en «Mean Streets»
(1973). Scorsese, «católico en el sentido cultural», o «a su manera», como se
suele denominar últimamente, es un claro ejemplo –como también lo es Buñuel– de
la lucha interna por conciliar los valores de la tradición cristiana con los de
la modernidad. Lucha fallida por cierto, pero por eso no menos hermosa. Sin
embargo, y más allá de las torpes y sesgadas críticas de personajes que como
Carlos Boyero (del diario «El País») que cuestionan el film justamente por
avocarse una temática religiosa (que
para ciertos individuos resulta tan insufrible como lanzarle agua bendita a Linda
Blair), coincidimos con muchos que el film resulta fallido. El último Scorsese,
ciertamente desgastado con los años, nos ha venido presentando películas cuyo
sentido cinematográfico y temático se diluye, ofreciéndonos una muchas veces
inconexa y efectista explosión de imágenes. El caso de «Silencio» tiene que ver
con esto, ya que la profundidad psicológica que hubiera podido tener la
película se convierte en algo tedioso y malogrado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por otro lado, vale la pena
resaltar la polémica que ha despertado la cinta. En diversos ambientes han
surgido voces de aclamación y crítica sobre el contenido –la verdadera
intención– de la obra. Mientras que literatos católicos de la talla de Juan
Manuel de Prada la han elogiado resaltando la complejidad y la humanidad de la
película, y señalando que ella «muestra el combate de la fe en circunstancias
de sufrimiento extremo», un gran número de conocedores han calificado a la
cinta de una apología de la apostasía, ya que en general la trama discurre en
cómo se puede ser fiel a Dios, ayudar a la comunidad y traer bien a los tuyos,
negando la fe. Sin dejar de tener en cuenta las palabras de De Prada, nosotros
nos alineamos con la segunda posición, entre las que destaca la del crítico de
cine, Mons. Robert Barron, quien recomienda tener cautela sobre las «lecciones»
que se puedan extraer de la película, enfatizando la problemática ambigüedad
del filme. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">No obstante, consideramos que
justamente en dicha ambigüedad se pueden leer unos mensajes muy claros y
sugerentes que palpitan entre líneas. Se
hace evidente que mucho del trasfondo de «Silencio», o lo que podríamos
denominar los «beneficios de la apostasía» o de una religión más que discreta,
están en consonancia con los parámetros de esta seudo-pastoral católica que
corresponde más a los intereses liberales. La película parece ser que responde a
esa línea cada vez más fuerte en la Iglesia Católica, que pretende adaptarse
con los parámetros de un mundo contrario a ella, para así confundirse y
disolverse en el pensamiento dominante. Toda la trama parece indicar que se
deba sacrificar la creencia por algo –aparentemente– de mucho más importancia:
la «convivencia pacífica y feliz». Por otro lado, la ambigüedad con la que
algunos pastores tratan de tocar los dogmas de la fe para «adaptarlos» a los
tiempos –sin que abiertamente se proclame un cambio sustancial– para así deformarlos
hasta que quepan en los deseos de las masas, es equivalente a la ambigüedad que
parece ser que es el punto fuerte y el talón de Aquiles de la cinta en
cuestión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En las antípodas de «Silencio»,
encontramos una película también realizada el 2016: «Hasta el último hombre», dirigida
por el polémico y tantas veces detestado por Hollywood: Mel Gibson. Cineasta
muy conocido por su militancia religiosa, y acusado por muchos de cerril e
intolerante (acordémonos que fue acusado de antisemita por «La Pasión de Cristo»
(2004), y por su afiliación a grupos católicos tridentinos), Gibson había
sufrido una mala racha con sus últimas películas, las cuales no habían tenido
impacto en la taquilla y en la crítica. Sin embargo, «Hasta el último hombre»
ha redimido la deuda que tenía este realizador, considerándose como un éxito
por los muchos expertos que la han juzgado. Ganadora de dos premios Oscar de la reciente edición, el film se
presenta sólido, efectivo y atrapante. Conjuga hábilmente lo mejor del film
bélico –en toda su crudeza y dolor– con un preciso toque de humor e intimismo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">«Hasta el último hombre» nos
acerca a la historia (real) de Desmond Doss, un adventista objetor de
conciencia durante la Segunda Guerra Mundial, quien se convirtió en un héroe en
Okinawa al salvar a numerosos hombres de su sección, mientras soportaba el
ataque japonés. Sin embargo, antes de registrar su nombre en la historia, Doss
tuvo que soportar terribles vejámenes, injusticias y soledades por su condición
de creyente. Como buen adventista fiel a su fe, el recluta se negó
sistemáticamente a portar un arma durante la batalla, deseando únicamente
participar en la conflagración como camillero. Las barreras burocráticas, el
prejuicio de sus compañeros, el desprecio de sus superiores, y hasta las
censuras de su familia llevarían al límite su deseo de sacrificarse por su
país, siendo siempre presionado –abierta o veladamente– a que renuncie en su
empeño. Afortunadamente, Doss pudo cumplir su meta a cabalidad, apoyado
justamente en las creencias que todos despreciaban o tildaban de absurdas o
radicales. «Hasta el último hombre» es pues un film contracorriente. En él se
busca ensamblar valores mal tenidos por muchos como el patriotismo y la fe, que
son en buena cuenta los blancos principales de las películas de la propaganda anti-bélica.
Así pues, el destacar la importancia de las creencias religiosas, más allá de
la opinión «general» u «oficial» resulta verdaderamente audaz.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Finalmente, un último y
curioso dato: mientras que «Silencio» fuera estrenada en la Ciudad del Vaticano
–sin tener luego mayor resonancia mediática–, la cinta del confesional Mel
Gibson recibiría su espaldarazo del gran público. Debemos preguntarnos luego:
¿quién es el verdadero heterodoxo? <o:p></o:p></span></div>
César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-358933027969233242017-01-31T11:19:00.001-08:002017-01-31T11:20:59.342-08:00Un puñado de hombres valientes: Sahara<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt;">Un puñado de hombres valientes: Sahara, de
Zoltán Korda.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt;">Zoltán
Korda: <i>Sahara, </i>Columbia Pictures, EEUU,
1943. 97 min.<i> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg51Ymu8IYSvJwWnOxBMj0OHZPf4hIt6yVDlPfqOW_VqDvCEjfWulU8qE_Xbj1IxIKvimPLhCDoCRijXQ7I1BTtSWHD6ztqEb2tEidNK0SJYiP5etpeujL4P2M3C4st_M-DJ6ifjX2fpA0/s1600/Sahara_%25281943%2529_Bogart.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg51Ymu8IYSvJwWnOxBMj0OHZPf4hIt6yVDlPfqOW_VqDvCEjfWulU8qE_Xbj1IxIKvimPLhCDoCRijXQ7I1BTtSWHD6ztqEb2tEidNK0SJYiP5etpeujL4P2M3C4st_M-DJ6ifjX2fpA0/s320/Sahara_%25281943%2529_Bogart.jpg" width="198" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Imaginemos la arena.
Arena inconmensurable que se extiende en el horizonte. Imaginemos el sol
brillando sobre los despojos de máquinas y hombres. El olor a gasolina
chamuscándose y las breves humaredas destacando en el intenso azul del cielo.
El silencio absoluto tan sólo interrumpido por lejanas y débiles detonaciones y
el rumor de algún motor sobre los aires. Los buitres elevando sus desnudos
cuellos esperando el momento oportuno, mientras sus lívidas patas se posan
seguras sobre lo que alguna vez fue una trinchera. Imaginemos todo eso, pero
sobre todo imaginemos la arena que, lentamente, borrando las cicatrices que las
orugas de los tanques han dejado sobre el suelo, busca emparejar aquel paisaje
milenario como si jamás algún hombre lo hubiera siquiera atravesado. Resonará luego en nosotros alguna frase como «la
última guerra caballeresca» o «el zorro del desierto»; para finalmente evocar así
algunos nombres sepultados en nuestra memoria: «El Alamein», «Tobruk», «Gazala».<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La Campaña del Norte
de África, en la Segunda Guerra Mundial, constituye uno de los episodios
militares más apasionantes de la historia. El derroche de ingenio militar de
los más grandes estrategas de las últimas décadas (Erwin Rommel, Bernard
Montgomery), y el heroísmo y total sacrificio de soldados de todos los rincones
del mundo en una confrontación excepcionalmente respetuosa y humanitaria (si se
tiene en cuenta las masacres y los crímenes contra la humanidad que se
cometieron en otros frentes) darán cuenta de aquello. Parece ser que las arenas
de desierto desgastaron en algo la perversa máquina de matar que el
totalitarismo –nazi o soviético– había puesto en funcionamiento, hasta dejarla
quizás convertida en algo parecido a las viejas y solemnes guerras de antaño. La
Campaña de África es también importante porque constituye el punto de quiebre
de la hasta entonces imbatible ofensiva nazi. Desde las primeras derrotas
italianas en Libia que forzaron a Hitler a comprometer a unidades del ejército
alemán que hubieran sido determinantes en el frente oriental, hasta el
repliegue del «Deutsche Afrikakorps», la guerra comenzó a ir cuesta arriba para
los alemanes una vez que sus tropas llegaron al desierto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Más allá de todo lo
ya dicho, un hecho adicional dotó de singularidad este escenario: las muy
variadas nacionalidades u orígenes de cuantos soldados combatieron y perdieron
la vida en un paraje por el que no lucharía ni el más mísero de los árabes. No
sólo italianos, alemanes y británicos lucharían en tierras libias, a ellos se
les unirían sudafricanos, hindúes, australianos– todos ellos parte del Imperio
Británico, en aquella época; también franceses que combatirían entre sí (los
aliados de los alemanes, procedentes de la tristemente célebre “República de
Vichy”; y aquellos acaudillados por De Gaulle que conformarían la “Francia
Libre”); incluso polacos en el exilio y hasta norteamericanos dejarían sus
cuerpos combatiendo en las primeras acciones de esta nación en la guerra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Precisamente, Joe
Gunn (Humphrey Bogart), un sargento de la Primera División Mecanizada
Norteamericana será el protagonista de una de las primeras y quizás la mejor
película rodada sobre la legendaria guerra del desierto: «Sahara». Filmada en
1943 –lo que equivale decir a poco más de un año de los sucesos que recrea– la
cinta recrea las peripecias de tres tanquistas yankees, quienes escapando de la
derrota del ejército aliado en Libia, reúnen en su periplo por el desierto un
singular cuerpo de sobrevivientes: varios soldados ingleses, un sudafricano, un
sargento indígena sudanés, un miliciano francés, un prisionero italiano y un
oficial alemán que corre la misma suerte. Enemigos entre sí, diferentes entre
sí; la desconfianza y la rivalidad asomará entre ellos amenazando gravemente la
unión de la peculiar pandilla. Sin embargo, su desesperada búsqueda de agua obligará
a que se lime cualquier aspereza. Así pues, volcados de lleno a la tarea de
sobrevivir a cualquier precio, estarán dispuestos a dejar de lado sus
diferencias por un objetivo mayor. Con el tiempo cuajará entre ellos un clima
de solidaridad y camaradería entrañable, aquella que apela a los más
elementales principios de fraternidad entre los hombres, y que ninguna guerra
llega a sepultar del todo. A pesar del infortunio y el sacrificio, este puñado
de valientes –todos agazapados en el regazo de «Lulubelle», tal como apodaron
al tanque– logrará algo más que la supervivencia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este fiel y honesto
testimonio de lo que ahora llamamos «multiculturalidad» es presentado en el
filme de Korda sin la sensiblería que desborda en películas más recientes, en
el que el <i>pathos</i> de la guerra es
sobre explotado, haciendo de los combatientes un manojo de pusilánimes
corroídos por sus interiores angustias. En «Sahara» el lirismo propio de las
emociones y conflictos de los héroes brota humildemente –tal como la tan
ansiada agua en los oasis africanos– sin alterar, y quizás resaltando así, la
gran épica que sirve como marco a la historia. Estimando este filme como muy
recomendable, sobre todo para cuantos amamos el género bélico, hacemos la
necesaria distinción entre la versión de Bogart y el flojo remake de 1995.<o:p></o:p></span></div>
César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-2172731843437418972017-01-08T14:59:00.001-08:002017-01-08T15:03:00.054-08:00Una Eneida en imágenes: Acorazado Potemkin<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span lang="ES" style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Una Eneida en imágenes: Acorazado Potemkin,
de Serguéi Eisenstein.<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Serguéi
M. Eisenstein: <i>Bronenósets Potiomkin, </i>Mosfilm,
URSS, 1925. 77 min.<i> <o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgse77pbkXzKVdJKjDwUDtRq7aOIG2pHHd4CGT2_RMpU5kaSsTNT8TqPlnn5F4d_84OKRgsr1Z7TmRQwLWfwwcTtqUGJLAIV4xX88TwR-V4Zd8GJ0yNIAbBUUywvvdo4lFHhkCmsrrcUnI/s1600/acorazadopotemkin.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgse77pbkXzKVdJKjDwUDtRq7aOIG2pHHd4CGT2_RMpU5kaSsTNT8TqPlnn5F4d_84OKRgsr1Z7TmRQwLWfwwcTtqUGJLAIV4xX88TwR-V4Zd8GJ0yNIAbBUUywvvdo4lFHhkCmsrrcUnI/s320/acorazadopotemkin.jpg" width="264" /></span></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Un filme será propicio para
retornar una vez más a una de mis favoritas discusiones bizantinas: el viejo debate
sobre «la responsabilidad moral» del arte y su relación –o total desligue– con
los logros estéticos que llega a obtener. Un debate que encubre una pregunta
mucho más polémica (aunque nadie se detenga a pensar en ella): «¿puede haber
algo bello a la vez que malo?» <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Y como hace seis siglos no había
nada mejor que hacer en la vieja Constantinopla que discutir de teología
mientras los turcos tronaban sus puertas, me dispongo también a ensayar
argumentos inútiles en un mundo en el que cada vez son más audibles –por lo
menos en Medio Oriente– las chirrionas trompetas del Apocalipsis. En esta
oportunidad (emulando las discusiones que mantuvieron Baarlam y Palamás sobre
la distinción entre la esencia de Dios y sus energías participables) me animaré
a proclamar la consustancial perversidad del llamado séptimo arte, afirmando
además la irremediable influencia que ejercen «esas grandes catedrales de las
masas modernas», tal como lo dijera el venerable Padre Leonardo
Castellani. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">El arte del siglo XX –eficiente,
asombroso, atrapante– estará muchas veces más cerca de la propaganda que en
ninguna época. Y el arte del siglo XX y XXI tiene nombre propio: el cine. Una
hermosa película entonces puede –como muchas veces ocurrió– estar al servicio
de fines realmente aborrecibles, tornando en admirables –con su asombroso
despliegue de imágenes– ideas o proclamas inhumanas y nefastas; todo esto al
margen de sus grandes éxitos artísticos. En esa tónica, podríamos aludir a la
obra maestra de D.W. Griffith: «El nacimiento de una nación» (1915), una de las
más grandes cintas de todos los tiempos y un manifiesto a favor del Ku Kux Klan,
o a los indiscutibles méritos de la cinematógrafa nazi Leni Riefenstahl. Dejémoslo
en claro, frente al teatro o la literatura, el cine resulta pura explosión de
sensaciones no dejando casi nada para la imaginación o la reflexión; es así
pues que su fácil asimilación e inmediatez resultan tan fascinantes como
peligrosas. Es ahí donde entra a colación la película que nos ocupa,
considerada por muchos la mejor de toda la historia del cine, y la más grande
obra de defensa de un régimen desde la Eneida: «El acorazado Potemkin» (1925).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">En 1905 el Imperio Ruso se había
envuelto en una desastrosa guerra contra Japón. Luego de la caída de Port
Arthur en manos niponas y la derrota en Tsushima la suerte del conflicto
parecía estar echado. El derrotismo y las pésimas condiciones de vida que
venían siendo impuestas a los sectores populares acabarían por desembocar en la
Revolución de 1905 que iniciaría con el asesinato de una multitud de obreros y
sus familias luego de unas protestas en las calles de San Petesburgo. La chispa
revolucionaria se extendería rápidamente contra la autocracia rusa y no
demoraría a extenderse entre los marineros de la flota del Mar Negro. Sería en
un viejo acorazado donde se iniciaría una rebelión que tuvo como origen la
negativa de los subalternos a comer sopa elaborada con carne podrida. La
historia de la gesta revolucionaria del Acorazado Potemkin y de la posterior
revuelta en el puerto de Odessa sería aprovechada genialmente veinte años
después por Sergei Eisenstein, el más grande de los directores de cine
soviético y uno de los más destacados de todos los tiempos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Resultará paradójico que,
mientras la Unión Soviética comenzaba a abrirse paso ejerciendo una brutal
represión contra los campesinos, quienes sometidos a una “economía de guerra”
eran condenados a hambrunas inconcebibles; la maquinaria de adoctrinamiento
ideológico daría pie a un maravilloso film que tiene como motivo fundamental el
hambre del pueblo ruso en tiempos del zar: nos encontramos con la propaganda en
todo su esplendor e hipocresía. Eisenstein narrará entonces, con crudeza y
lirismo nunca antes visto, una historia que pondría –y hasta ahora pone– a flor
de piel nuestra solidaridad para con la masa obrera; constituyéndose en un
eficiente y hermoso recuento de la gran hazaña del pueblo: esa versión reducida
y manipulada de la historia que el marxismo presenta como la descripción
definitiva. No por nada Joseph Goebbles, ministro de propaganda de Hitler decía
que el Acorazado de Eisenstein era la obra con mayor carga propagandística que
jamás había visto, y que estuvo a punto de volverse comunista después de verla.
No resultará extraño, también, porque la prohibiría una vez en el poder. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">¿Por qué es tan importante «El
acorazado Potemkin»? En primer lugar podríamos decir que es pionera en
desarrollar un lenguaje cinematográfico, es decir en el hecho que la imagen por
sí misma –más aun tratándose de una película muda– narre la historia. Y es que a
pesar de ser una película de casi 90 años de edad, su montaje y poderosísimas
imágenes son todavía cautivantes para el ojo de un espectador del siglo XXI,
tanto así que secuencias enteras del film –como la del coche cuna– son
copiadas, reinterpretadas y parodiadas hasta la fecha. Otro gran hito que
alcanza es el de gran nivel de dramatismo de sus imágenes y de la historia. El
uso de la cámara, y la economía de tomas y planos combinados hacen de la
película un portento que no deja de emocionar aún hoy. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Definitivamente, estamos pues
ante uno de los más grandes testimonios del séptimo arte; una cinta
imprescindible para quien quisiera conocer con mayor detenimiento la esencia
misma de este género, y a la vez quiera consultar un documento histórico que da
cuenta de una época que, para bien o para mal, ha marcado profundamente a la
humanidad. <o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> </span><o:p></o:p></div>
César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-774917140204913334.post-20928058453199519322016-10-24T08:52:00.001-07:002017-01-08T15:02:00.438-08:00Cultura enalatada: Ojos Grandes<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.65pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<b><span lang="EN-US" style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">Cultura enalatada: Ojos Grandes, de Tim Burton</span></b><span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 13.65pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span lang="EN-US" style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">Tim Burton: <i>Big Eyes</i>. Silverwood Films.
</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">USA. 2014. 106 min.</span><span style="font-family: "georgia" , serif; font-size: 12pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFGsstpDUu046gWNusYG2R0x-sA6MI9EaffBaur-aI9MncQ3iYgLYbSuAwnc9y4oJ1TFyuTwFJnqdrDTZH2tJ9pR4eHZB8U99GVnxSxrxYP9q1DsvH76g7HC7BxOR9eu3UwONuK69fZlc/s1600/Big_Eyes_poster.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFGsstpDUu046gWNusYG2R0x-sA6MI9EaffBaur-aI9MncQ3iYgLYbSuAwnc9y4oJ1TFyuTwFJnqdrDTZH2tJ9pR4eHZB8U99GVnxSxrxYP9q1DsvH76g7HC7BxOR9eu3UwONuK69fZlc/s320/Big_Eyes_poster.jpg" width="216" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Y
el Nobel 2016 va para…. Bob Dylan. No hay sorpresa: la apergaminada Academia
Sueca (tan afecta al frac y a monarquías que sólo sirven para mantener a flote revistas
de<i> </i>farándula) ahora danza al son de
la cultura de masas; no resultaría extraño que las próximas premiaciones sean
producidas, sazonadas y televisadas por MTV. Y es que en tiempos de <i>Facebook</i>, <i>Twiter</i>,
opiniones a granel y ninguna verdad, es mejor ponerse a buen resguardo y
canonizar al gusto popular. Asistimos a la crónica de una muerte anunciada: el
arte desde que fuera enlatado por Andy Warthol y lobotomizado por Rotkho y
Pollack ahora se ha diluido en <i>graffiti</i>
callejero que convive con imprecaciones obscenas, lemas de barra brava,
carteles de conciertos chicha y meadas de perro. Todo es arte: la Biblia y el
calefón. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">Y
sin embargo, la catástrofe ya venía siendo vislumbrada por los artistas más
dotados del pasado siglo. Aquellos quienes ebrios de poesía cantaban como
cisnes frente al cenit de una Civilización Occidental que había denostado las
catedrales góticas para detenerse a admirar</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">
</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">–extasiada–</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">mingitorios y
bicicletas como pináculos de la belleza. Erza Pound, uno de estos profetas cuyo
rostro desencajado lo asemejaba a un Jeremías chiflado, y quien –por cierto– no
ganó ningún premio Nobel, lanzó sus lúgubres admoniciones en su Canto XLV. En
él advertirá como la usura –tal podría ser el título de dicho canto– ha
malogrado y prostituido la sublime labor artística. «</span><i style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt;">With usura / no picture is made to endure nor to live with / but it is
made to sell and sell quickly</i><span style="font-family: "arial" , sans-serif; font-size: 12pt;">». (</span><span style="font-family: "arial" , sans-serif;">https://www.youtube.com/watch?v=xn6r2Nm0ZMo)</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En
esta breve genealogía de la pauperización estética en tiempos recientes (que
más corresponde al género del Horror), vale la pena hacer una parada. Se trata
de la historia de Walter Keane que bien podría resumir la miseria del arte
actual. En Los Estados Unidos de la década de los 50’ se popularizó un artista
muy particular: Keane alcanzó inusitada fama pintando «niños tristes de ojos
grandes», aquellos que en nuestro país sirven para decorar consultorios de
pediatras de provincia o heladerías de barrio. No hace falta decir que estas
pinturas, más allá de fungir de postales tiernas, constituyen todo un monumento
al mal gusto, o por lo menos resultan un espantajo anodino. Sin embargo –y esto
no sorprende– fueron muy acogidos por el público norteamericano luego que
Walter Keane desarrollara una agresiva campaña mediática (una de las primeras
de su género), que incluyeron lobbies con nada menos que con las Naciones
Unidas. La mediatización fue tal que Keane –que antes fue vendedor de seguros–
inició la «popularización» del arte vendiendo reproducciones y posters de sus
cuadros, cuando la demanda de estos superaba la oferta. Años después se sabría
que su esposa Margaret sería la verdadera autora de dichos adefesios, ganándole
una suma millonaria por derechos de autor luego de su divorcio. Sin embargo
hasta ahora existe la duda, no sobre la autoría, mas sobre el crédito
atribuible al éxito de los «Ojos Grandes»: ¿el verdadero valor del arte Keane
radicaría en las estrategias de venta del antiguo <i>broker</i>, o residiría en las propias pinturas de la mujer? Quien
quiera que viera las obras conocerá la respuesta, aunque no faltará el hipster
que citará a Warthol quien se proclamó admirador de los niños de ojos
grandes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En
2014, aquel factótum del cine de masas llamado Tim Burton hizo suya la historia
de los Keane. Este prestidigitador del cine, experto en aderezar el apetito
popular con una pátina de patetismo, «hondura» y despliegue visual, haciendo de
una historia ramplona y cursi un blockbuster con ínfulas de obra maestra, echó
el anzuelo a los niños de ojos grandes de quienes se había confesado como empedernido
fanático y coleccionista. De resultas de esta sociedad de artistas podemos
apreciar «<i>Big Eyes»</i>, protagonizada
por el magnífico Christoph Waltz y la desabrida Amy Adams. Demás hay que decir
que el nervio del film recae únicamente en su protagonista, aunque el
tratamiento cinematográfico es impecable, lo que genera una película ágil y
atractiva. Vale la pena verla, con buen ánimo y un poco de indulgencia podremos
reconocer en ella los prolegómenos del fin del arte moderno. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "arial" , "sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
César Belanhttp://www.blogger.com/profile/01926242603127350870noreply@blogger.com0