martes, 2 de junio de 2015

De cuando Tornatore conoció a Fellini: Todos están bien.

De cuando Tornatore conoció a Fellini: Todos están bien, de Giuseppe Tornatore
Giuseppe Tornatore: Stanno tutti bene, Erre Produzioni - Les Films Ariane, Italia, 1990. 118 min.



Hablar de pasiones exige pasión, y estas líneas están referidas a los dos directores –nacidos en Italia– más queridos para el que las escribe. Traducir en ellas algo más que la devoción y gratitud profesada hacia estos dos íconos de la cinematografía es quizás una tarea imposible. Sin embargo, invitar al lector a disfrutar de este film hará las veces de un necesario homenaje. Así pues, en “Todos estamos bien” podremos apreciar lo mejor del estilo del gigante de Rímini –Federico Fellini– y del más importante director siciliano de todos los tiempos: Giuseppe Tornatore.

Conocido por su obra maestra: “Cinema Paradiso” (1987) –dirigida y escrita con tan sólo 31 años, y que constituye a decir de muchos el más emotivo y bello homenaje que ha producido el cine sobre sí mismo–, Tornatore es considerado como una de las figuras más importantes del actual cine europeo, como atestigua su más reciente película, la laureada “La mejor oferta” (2013), protagonizada por  Geoffrey Rush y Donald Sutherland. Genio del melodrama, destila una exquisita ternura cada una de sus cintas, haciéndonos cómplices de los más íntimos sucesos de su propia vida. Artífice de una filmografía esencialmente autobiográfica, se convertirá también en un vehemente cronista de su natal Sicilia, buscando retratar en sus películas el alma misma de su pueblo. Humana, profundamente humana, es la única definición que cabe para la obra de Tornatore; aquella que desborda humor, dolor y nostalgia como nadie antes había retratado.

Entre sus obras más representativas podemos citar a “Il Camorrista” (1986), poderosa descripción de la mafia napolitana y ópera prima del realizador; “El hombre de las estrellas” (1995); “Malena” (2000) y “Baaria” (2008), en las que vuelve una vez más la vista a Sicilia uniendo magistralmente el melodrama y la épica; y “La leyenda de 1900” (1998), exquisita producción ítalo-americana que viene siendo una de las mejores películas de la pasada década en dicho país.   

No obstante existe una cinta muy particular en su corta –pero sustanciosa– filmografía; una película que manteniendo su particular vena nostálgica mantendrá un singular contrapunto con la obra de un genio del cine mundial: Federico Fellini. Así pues, en “Stanno tutti bene”, la fantasía y el desborde onírico tan propio de éste director encontrará cabida en la emotiva senda que Tornatore nos ha venido trazando. Las coloridas imágenes y fantasiosas situaciones –presentadas a la vez por un extraordinario e inusual manejo de fotografía– serán incorporadas al film, en directo diálogo con films memorables como “8 y ½” (1963) y “La dolce vita” (1960). Algo más: el actor felliniano por excelencia, Marcello Mastroianni (algunos años más viejo), será el protagonista y el alma de una historia en la que el ensueño –esa buena conocida de Fellini– tendrá un lugar preponderante.

Están todos bien” da cuenta de la historia de Matteo Scuro, un funcionario público jubilado que, viéndose alejado de la compañía de sus hijos abandonará el hogar familiar en Sicilia en su busca, para ir por las ciudades más representativas de la península. Así pues, tras las huellas de su familia recorrerá Nápoles, Roma, Florencia, Milán y Turín, con el propósito de visitar a aquellos que, supuestamente, ocupaban los más destacados puestos políticos, artísticos y musicales de la nación. Como será evidente, el orgulloso padre deberá sufrir el desencanto, para luego –y echando mano de una buena dosis de humor– adaptarse a la vida retirada y oscura de los ancianos.


Están todos bien” ha merecido una versión norteamericana protagonizada por Robert de Niro: “Everybody's Fine” (2009); versión que sin ser mala pierde mucho al ser “traducida” a la sensibilidad estadounidense. Y es que el ethos de un pueblo es intraducible, y debe beberse de la fuente misma de su ser: su lengua, su arte, su particular pasión.    

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