martes, 1 de abril de 2014

¿Cine o Foro?: Los juicios de Nuremberg

¿Cine o Foro?: Los juicios de Nuremberg, de Stanley Kramer
Stanley Kramer: Judgement at Nuremberg. Metro-Goldwyn Mayer, United Artists. USA. 1961. 186 min.



El primero de febrero de este año el mundo del cine sufrió la pérdida de un talentoso actor. Hablamos del  suizo-austriaco Maximilian Schell, protagonista de importantes películas como Heidi (1968), La Cruz de Hierro (1977) y Un puente muy lejano (1974). No obstante aquellos importantes papeles, el rol más memorable de su carrera lo logrará encarnando a Hans Rolfe, un joven y apasionado abogado alemán que buscará exculpar de crímenes contra la humanidad a su maestro –el juez nazi Emil Hahn– en los ya legendarios juicios de Nuremberg. Es justamente bajo este título –Judgement at Nuremberg (1961)– que Stanley Kramer nos presentará una super producción que dará muy buena cuenta de la época dorada de Hollywood.  

Dos años después de la Segunda Guerra Mundial, Dan Haywood (Spencer Tracy), juez de un pequeño pueblo en Estados Unidos, será nombrado presidente de un tribunal encargado de juzgar jerarcas nazis. En él, junto con sus pares rusos e ingleses, recaerá la difícil tarea de procesar a Emil Hahn (Burt Lancaster), eminente jurista y presidente de la Suprema Corte de Alemania durante la época hitleriana, quien es acusado de avalar e institucionalizar una serie de medidas genocidas. Hans Rolfe (Schell), por su parte, llevará a cabo una defensa magistral que, en dos ocasiones precedentes acarrearon la nulidad del juicio.  Una ciudad devastada y sumida en el hambre será, por último, el marco ideal de una historia de lucha por los principios y redención personal.

Bajo la experta dirección de Stanley Kramer (reconocido por films de la talla de La hora final (1959), Heredarás el viento (1960), Adivina quién viene esta noche a cenar (1967), entre otros) Los juicios de Nuremberg se convierte en una película obligada del subgénero del “drama judicial”. Los diálogos y monólogos que allí encontramos nos refieren a la esencia misma de lo jurídico, develándose en el film los conflictos más disputados y vigentes dentro de esta rama del saber humano: la primacía del Derecho Natural no escrito versus el Derecho Positivo consensual; la objeción de conciencia frente a los deberes de Estado; la dignidad humana de cara a las políticas públicas. Lo mejores argumentos de la discusión jurídica contemporánea pasarán ante nuestros ojos en boca de Schell y de Tracy, haciéndonos preguntar –junto con Cicerón, Gayo y Ulpiano– sobre la naturaleza misma de lo que llamamos Derecho.

A pesar de lo monótona y tediosa que hubiera podido resultar la película esta discurrirá cautivante, gracias en primer lugar a una acertada dirección en la que sobresaldrá la austeridad y eficacia visual de las tomas y las secuencias, así también como por la historia de amor que atravesará el asunto principal, matizando eficazmente cualquier dejo de pesadumbre que pudiera producir el film. De otro lado, sólo podemos calificar como magistrales las actuaciones de Spencer Tracy, Burt Lancaster, Montgomery Clift, Judy Garland, Marlene Dietrich, y en especial la de Schell; actuación que le valdría el Premio de la Academia a mejor actor ese mismo año.


Una obra maestra indiscutible, Los juicios de Nuremberg resulta un referente ineludible para el cine forúm de alguna Facultad de Derecho, como un film fundamental para cualquier aficionado al “drama judicial”. Advertencia: no confundir con el film homónimo del 2000, producido para televisión y protagonizado por Alec Baldwin; cinta que poseyendo mérito propio no abordará los mismos temas de su predecesora y, a todas luces, no alcanzará el gran nivel cinematográfico de ésta. 

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