jueves, 2 de agosto de 2012

“Los Films Contemplativos”: La trilogía de Apu.


“Los Films Contemplativos”: La trilogía de Apu, de Satyajit Ray.

Satyajit Ray:   Pôther Pãchali, Government of West Bengal. 115.  min. 1955.
                        Aparajito, Aurora/ Epic Film. 108 min. 1958.
                        Apu sansar, Satyajit Ray Productions. 103 min. 1959.



Por: César Belan

“Cuando el neorrealismo llega a la India y se funde al budismo hindú: un film contemplativo”. Así catalogaba Guillermo Cabrera Infante –prolífico escritor y crítico de cine cubano- a “La canción del camino”, la primera entrega de la saga de Satyajit Ray; trilogía –que a estas alturas- está reconocida como una de las cúspides de la cinematografía mundial. Transcurría la primera mitad de la década de los 50’ y “Caín” (seudónimo de Cabrera Infante) incluía en su relación de sus “doce mejores películas” a la recién estrenada Pather Panchali (1955), modesta película india que sólo pudo terminarse gracias a la subvención del gobierno de Bengala.

Es así que, de primera intención, se consideró a esta obra maestra como un maravilloso film cuasi-documental; sin embargo las magníficas cualidades técnicas de la película (tal como la ambientación y la fotografía), un sencillo pero sólido guión y un maravilloso marco natural y “cultural” –resaltado como pocas veces por la música del maestro Ravi Shankar- hacen de ella la mejor película realizada hasta ahora en la India, y quizás una de las mejores de todos los tiempos.

Ray había iniciado una revolución en su modesta Bengala con su primera película, y ante el impacto causado el propio Primer Ministro Indio subvencionaría los dos siguientes films de la trilogía: “El invencible” y “El mundo de Apu”, en las que sin dejar de evidenciar la calidad técnica y dramática en manos de Ray, recorremos entusiastas e hipnotizados los progresos y reveses de Apu, el pequeño del que fuimos testigos de su nacimiento en la primera entrega.

Las tres películas son dignas de verse, por todo lo antedicho, incluso de un tirón; el tono “contemplativo” –a decir de Cabrera Infante- nos sumirá en el delicioso letargo de esta sensible –nunca sensiblera- producción, para luego introducirnos en el misticismo y la desbordante emoción de la India.    

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