“De cuando el
Bolero venció al Tango”: El Lado Oscuro del Corazón 2, de Eliseo Subiela.
Eliseo Subiela: El lado oscuro del corazón 2, Argentina
Sono Films. Argentina, España. 109 min. 2001.
“¿Me vas a
amar aún cuando ya no me quieras?”. Con esta frase finaliza El Lado Oscuro del Corazón 2 (2001),
secuela de la inolvidable cinta de Eliseo Subiela: El Lado Oscuro del Corazón (1992), que desarrolla la vida del alter
ego del poeta argentino Oliverio Girondo. Un entramado de versos de los mejores
autores, de personajes metaforizados en vistoso derroche de humor, y de una
suerte de secuencias que dan cuenta de los lugares comunes del imaginario
poético: el amor, el sexo, la muerte. Una película simple –muchos la tacharán incluso de simplona– pero
a la vez amena y entretenida; una que pone a la poesía al alcance del gran
público, la mediatiza aún corriendo el riesgo de degradarla; una buena película,
sin embargo, si se la lee en clave de obra menor.
Este film se inicia en Buenos Aires, donde
Oliverio trata resistir los embates de la edad, buscando llevar hasta las
últimas consecuencias una vida bohemia y despreocupada, basada sólo en el arte
y el deleite de los sentidos. Sin embargo, el fantasma de Ana, el personaje
principal en la precuela, lo perseguirá empujándolo incluso a España en busca
de aquel “amor ideal”. A pesar de las esperanzas puestas en ese encuentro –y
parafraseando a Carlos Germán Belli– el poeta descubrirá en carne propia que “en
cada linaje, el deterioro ejerce su dominio”, entendiendo así que su antigua relación
perdió todo el brillo luego del transcurso de los años. El porteño, luego, se
involucrará con una funámbula española, Alejandra, quien –fiel a su vocación–
vive enamorada de la muerte negándose, como el protagonista, a vivir a plenitud.
El trágico final de la primera película –muy
acorde al ideal romántico– se evidenciará trunco e infértil (a pesar de sus alcances
estéticos) y reclamará un mejor desenlace. La exaltación de la pasión
autodestructiva, cantada por los poetas y cantantes de tango en la primera
parte, no será suficiente. Es allí donde El
Lado oscuro del Corazón 2 postula una solución, llena de vericuetos
románticos por cierto, pero que paradójicamente arribará a la más conservadora
de las conclusiones: la muerte y el tiempo sólo se vencerán mediante el
ejercicio amor que perdure aún fuera del ámbito la pasión (léase: compromiso,
sacrificio), y mediante –¡Oh, Aristóteles!– la perpetuación de la especie, el
legado puesto en los hijos. Para rematar, los descreídos, suicidas y pasionales
protagonistas se casarán para escándalo de los defensores del “amor sin
ataduras” y los aficionados a los romances atormentados (pero sin vínculo
alguno): el tango es vencido por la energía vital y desbordante del bolero, que
cerrará finalmente la última secuencia de la cinta.
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