Genealogía del remake:
Las cuatro plumas, de Don Sharp.
Don Sharp: The Four Feathers, Norman Rosemont
Productions, Trident. UK, EEUU. 95 min. 1977.
En los últimos 5 años la industria cinematográfica ha cambiado de
fórmula. Ya no están de moda las adaptaciones literarias, ni las secuelas que ad infinitum se prolongan en el écran y
en el bolsillo de los productores; ahora los vientos soplan por el lado de las
“nuevas versiones” o “refritos”, más conocidos en inglés como remakes. Sabemos que una buena historia
da para muchas películas y para varios directores, y este es el caso de la novela
de A.E.W. Mason: Las cuatro plumas,
estrenada por primera vez en la pantalla nada menos que en 1917 –cuando el
cinemascopio andaba en pañales–, y vuelta a producir en 1928, 1977 (la versión
que nos ocupa), e incluso en el reciente 2002, con la participación del
malogrado Heath Ledger.
Un viaje exótico al África, un contexto romántico y caballeresco,
escenas de guerra y explosiones, y los infaltables hermosos uniformes del
ejército colonial inglés. En todo esto radica el éxito de las numerosas cintas
que han tenido como base la novela del afamado escritor británico. Y a pesar
que el gusto popular ha mudado de tono, trasladándose de lo épico a lo lírico
–rayando en lo empalagoso e insulso con excusa en lo personal– una buena
historia de aventuras sigue cautivando la imaginación. Así pues nunca pasarán
de moda las magistrales Zulu (1964), El
hombre que fue rey (1975), 55 días en Pekín (1963) y la añeja, pero no
menos buena, Gunga Dim (1939); que
para escándalo de los anticolonialistas serán siempre un buen ejemplo de coraje
y gallardía.
La versión de 1977, la mejor según los expertos, y ahora disponible en
Blu-ray, supera ampliamente a las demás porque se llevó a cabo en la década de
oro para producciones similares. De esta manera el concepto que soporta la
película es el más apropiado y cercano a la idea original que inspiraba al
libro. Más allá de las reinterpretaciones al gusto actual de la cinta 2002 que
hubieron de desfigurarla –un periodo que no entiende y no quiere entender de
apoteosis–, y de las fallidas por tempranas cintas de los años 10’ y 20’ la
cinta de Sharp nos regala una película ágil, divertida, entrañable, a la vez
que nos describe la guerra anglo-sudanesa enmarcada en hermosos paisajes del
norte de áfrica. Un episodio histórico que en una época llena de remordimientos
por los nacionalismos y figuras heroicas, se hace necesario repasar.
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