Lujurioso entremés: Las edades del
amor, de Giovanni Veronesi.
Manuale d’amore 3: Giovanni
Veronesi. Filmauro. Italia. 2011. 125 min.
La
picaresca, si bien constituye un género universal, sentará su plaza fuerte en
los países latinos y muy especialmente en Italia, cuna del Humanismo y del Renacimiento.
Es así que, empapada de los ideales de este movimiento, la literatura italiana
del S. XIV tornará sus ojos al hombre, celebrando la naturaleza y los placeres
de la vida, forjándose en la península un estilo de desbordante erotismo.
Impecables líneas en las que se festejará la voluptuosidad sin culpa; sensualidad
de una inocencia semejante a la que gozarían Adán y Eva antes de su expulsión
del Paraíso.
Siete
siglos después, la idiosincrasia italiana seguirá la senda trazada por los
Bocaccios y los Casanovas, y su arte celebrará la vida y la pasión y aún las
adversidades con ánimo generoso. En esa línea, destacados directores como Pasolini,
Monicelli, Visconti, De Sica y Fellini –entre
otros– representarán ante nosotros como truhanes y pícaras caerán –sin
remordimiento alguno– en los designios del corazón y los sentidos, para luego
habitar en los abismos tormentosos –pero por eso no menos deleitosos– del
impulsivo y loco amor. Cercana a inolvidables films como Bocaccio70’ (1962), Casanova
70’ (1965), Ayer, hoy y mañana (1965), Manual
d’amore es una buena muestra de cómo ese espíritu desenfrenado aún hoy pervive
en el imaginario cinematográfico italiano.
Así
pues, frente a la hermética y dolorosa sensualidad a la que nos tiene
acostumbrados el cine francés (…Y Dios
creó a la mujer (1958), El último tango en París (1972), La profesora de piano
(2001)); o frente al intenso erotismo español, angustiado hasta la médula
por la culpa (Buñuel, Berlanga, Bigas Luna, Eloy de la Iglesia, Almodovar), nos
sorprenderá la naturalidad y el gozo con que los personajes del cine italiano
reciben, tanto los placeres de la carne como los males que les siguen. La –a
estas alturas, típica- bonhomía y exquisitez italiana será, entonces, el mejor
antídoto para cualquier triste suceso.
La
cinta recrea –fiel a la obra de Bocaccio– un conjunto de historias que dan
cuenta del amor en tres etapas de la vida: la juventud, la madurez y la tercera
edad. En todas, los anti-héroes abandonarán cualquier escenario estable en aras
de una pasión avasalladora. A la manera de los protagonistas de Los inútiles (1953) de Fellini, bribones
desencantados se resistirán a darle cara a las contrariedades de la vida,
celebrando al mismo tiempo aquel inocente erotismo, propio del primer encuentro
con la mujer amada, como el –también
inocente– júbilo y desenfado infantil. Con contagiosa chispa e
hilarantes ocurrencias, mujeres y hombres de toda edad, origen y circunstancia
se abandonarán a los brazos del ángel juguetón de las flechas venenosas, para
sucumbir –felices– al más doloroso de los destinos.
Son
dignas de reseñarse las hermosas vistas de la campiña toscana, serenísima
región donde la naturaleza y una espléndida arquitectura medieval que emerge de
ella, servirán de marco para la película. El sosegado deleite de los sentidos,
pues, alcanzará correlato en las cuidadas tomas de la cinta. Asimismo, las
espléndidas actuaciones de Carlo Verdone –célebre comediante italiano– y de los
archiconocidos Robert de Niro y Mónica Belluci (cuya voluptuosa belleza fue
expuesta con todas sus letras en la película) darán la nota de calidad al film.
Altamente recomendable.
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