¡Kachkaniraqmi!:
Sigo Siendo, de Javier Corcuera
Javier Corcuera: Sigo
Siendo. Nakuy S.A.C. Perú. 2013. 110 min.
El Perú es un país cuya identidad está en
cuestión. Por ser un conglomerado de naciones, razas, lenguas, el asunto de la
identidad se encuentra en permanente debate, reelaborándose constantemente los
criterios que conforman la peruanidad. Intereses políticos, coyunturas
económicas, y particulares formas de ver al mundo han planteado “soluciones”
sobre este asunto buscando definir de una vez por todas “lo que somos”. Más
allá de estos esfuerzos –fructíferos y bien intencionados algunos, mediocres y
dañinos los más– considero que la riqueza del debate radica justamente en el
constante replanteamiento que se pueda hacer, para finalmente, con paciencia y
trabajo, arribar a nociones más sólidas e integrales.
El cine en el Perú también ha prestado una
particular ayuda sobre este tema; muchas cintas han abordado el asunto
identitario desde diferentes ópticas y otras también -afortunadamente- han propuesto
más “grietas discursivas” y vetas de interrogantes que “soluciones” forzadas y
simplonas. Es en este contexto que Javier Corcuera nos presenta su film “Sigo Siendo” (2013): Una rica y bien
planteada exploración de la identidad nacional y de su evolución en los últimos
años, esta vez a propósito de las expresiones musicales de nuestro país. Cinta
apostada en las antípodas de films que –como su contemporánea “Asu mare” (2013) – buscan explicar la
compleja trama de la identidad con clichés tan profundos como un plato de sopa
y desde una mediocre –y por ello, ciertamente peligrosa– visión igualitaria;
películas que definen “la identidad” desde una posición reductiva, centralista
y hegemónica –la capitalina– que como apisonadora pretende forzar un nuevo
modelo de peruano muy al gusto el auge económico y del modelo financiero.
Afortunadamente nada de esto ocurre con “Sigo
siendo”. Partiendo desde la complejidad del asunto y sus componentes (que se
expresa en términos visuales y verbales en el film), al abordar a la identidad
la cinta nos muestra un panorama exuberante aunque complicado, lleno de
interrogantes y cuestiones no resueltas. He aquí su logro discursivo: la
autenticidad que consigue expresar mediante mecanismo que, respetuosamente,
presenta el fenómeno “desde adentro”, cediendo la voz a los mismos
protagonistas y resaltando únicamente –mediante pura técnica cinematográfica–
la belleza que fluye de esa confusa y a veces, dolorosa realidad.
Además de lo ya dicho merece una mención
especial la cuidada fotografía de la película, desarrollada cuidadosamente y
buscando resaltar –con éxito– la belleza que emerge de las expresiones culturales
de nuestro país; ésta, al igual que la película, invita más a la reflexión y a
la escucha de las diferentes posiciones que a una elaboración rápida y
accidental de respuestas definitivas. Nos deja pues en la dulce intemperie y
con la necesidad de rumiar más la maravillosa gama de expresiones que conforman
el ser mismo de un pueblo. Justamente, quizás, en esto residirá su éxito para la crítica y su fracaso en
taquilla (“Sigo siendo” sólo ha permanecido una semana en salas, frente al mes
y pico que permaneció en cartelera la mentada “Asu mare”). ¿Estaremos
acostumbrándonos los peruanos a no esforzarnos por pensar –y repensar– sobre lo
que nos constituye como tales? ¿O, fieles a las pervertidas prácticas
democráticas que imperan en nuestro país solemos, únicamente, plegarnos a
aquellas “respuestas” y “soluciones” más fáciles y acomodadas a nuestros
intereses para así salvarnos el angustiante vacío de la incertidumbre?
Gran acierto el de Javier Corcuera, joven
realizador peruano quien, en medio de una serie de producciones nacionales que
dejan mucho que desear, busca insuflar nuevos aires de buen cine en las salas nacionales.
Gran acierto y gran película pues, que como muchas de aquellos clásicos
universales del séptimo arte terminará, soberbiamente, con una amplia toma del
mar.
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