El fantasma de Velasco: Bolero de noche, Eduardo Mendoza.
Bolero de Noche: Eduardo Mendoza. La Soga Producciones. 2011. 90 min.
“Del Cooperativismo estatal a la mediocre cinematografía”, así debería intitularse este breve artículo, que pretende comentar –en cuanto sea posible– la última producción peruana estrenada en cines: “Bolero de Noche”.
La estridente movilización nacional que hemos presenciado esta última mitad del año –pletórica de “misturas”, “marcas Perú” y prematuros triunfos de la selección– ha hecho eco también en el terreno del cine peruano. Un cine que, apoyándose en el mérito de galardonadas películas, que irónicamente son producidas enteramente en el extranjero y cuyos directores estudiaron enteramente en aquel continente, ha sido considerado como en su mejor momento. Eso, y una avalancha de producciones mediocres –que amparadas en el número y no en la calidad– ha permitido que muchos críticos autorizados y entendidos en la materia hayan reclamado, una vez más, la consabida cuota nacional en las carteleras y una subvención más sustanciosa para las producciones nacionales. Estando que el fantasma del paternalismo recorre –esta vez– las salas de cine, y apañando una cinematografía que ha devenido de mediocre a intolerable, “Bolero de noche” se ha convertido en el último eslabón de esta ominosa cadena de minucias.
La pauperización del gusto nacional por el cine fue abordada de manera tangencial en el simpático coloquio con Francisco Lombardi, en el ámbito de la última Feria Internacional del Libro realizada en nuestra ciudad; evento en el que irónicamente se promocionó (con la consabida patería de siempre) la película en mención, no sin antes recitar el sonsonete que alude al desamparo de los sacrificados productores y directores nacionales. Sin embargo nadie puso el dedo en la llaga e hizo constar que la baja calidad de las últimas películas peruanas (a excepción de las que se realizan con producción extranjera) se debe a la complacencia de los realizadores al gusto de las grandes masas, las que ávidas del cuerpo de Vanessa Terkes trocarán por un capítulo de “Al fondo hay sitio” una pieza shakespeariana. Una vez más el juicio popular que opta a Barrabás en vez que Jesús, confirmará el viejo axioma: “la demanda afecta a la oferta” y por consecuencia sufriremos un cine que es un remedo de la peor televisión peruana, un cine que en comparación a las producciones de los 70’ y 80’ ha tocado suelo.
Siendo que –pese a los slogans de los amigos de la CONFIEP, Jaime de Althaus y cia.– el asunto no pasa por la plata, es vergonzoso que los realizadores peruanos echen la culpa a la falta de presupuesto y mendiguen ayudas estatales inmerecidas por su pésimo trabajo estético, sin reparar que en las inconsistencias conceptuales y puramente artísticas están sus yerros; aquellos que no se quieren ver por el fácil amoldarse a un gusto sin gusto, el peor gusto popular. Finalmente, si no he comentado en sí a “Bolero de Noche” es que no merece ser comentada”.